lunes, 10 de diciembre de 2012
ALGUNAS CLAVES DEL SUFISMO CONTEMPORÁNEO (*), por Manuel Plana
Irrealidad del ego
El individuo humano no puede definirse a sí mismo sino como una suma de condicionamientos diversos. Primero los que signan su lugar en el cosmos, su tiempo y espacio vital, después los que recibe como herencia de sus ancestros y progenitores, y correlativamente los que incorpora del medio familiar, social, escolar, profesional, etc… del que surge y en el que vive inmerso.
La concepción que el individuo se forja de la realidad y de sí mismo siempre es en base a lo que conoce según lo que ha recibido y asimilado del ambiente, es decir, a esa perspectiva mental que todos esos elementos han configurado por aglomeración, creándole una identidad, el ego social, el Nafs, tanto como una historia personal. Ese ego o Nafs, le proporciona una “personalidad” (literal. del griego: una “máscara”), un distintivo para diferenciarse y asimilarse a la vez con el medio y con sus “semejantes”.
Esa “personalidad”, que esencialmente es un concepto extraído del medio que el individuo se hace de sí mismo, una imagen o “construccion mental”, se ha instalado en la consciencia desarrollando hábitos, rutinas, comportamientos, tendencias y patrones reactivos con los que se identifica plenamente; esa es, según él, su identidad, su “alma”, su mente o su mentalidad, a la que ve como suya y propia. Todo nuevo saber, conocimiento o experiencia no hace sino reforzar esa personalidad, vale decir, ese concepto relativo de sí mismo creado por la perspectiva mental. De manera muy improbable, sólo una toma de contacto efectivo con una realidad superior al ego individual, es decir, a la descripción egótica del mundo y egolátrica de la realidad que hemos heredado, puede orientar la consciencia a mirar más allá de sus topes, a conocer otra realidad libre del filtro que crea los límites del ego mental y social. En tal caso, podríamos preguntarnos donde está la verdadera libertad del individuo pregonada a bombo y platillo por la sociedad moderna cuando todo en él es pura condición, pura limitación, sea o no consciente de ello.
viernes, 30 de noviembre de 2012
¿ALINEACIÓN DEL CENTRO GALÁCTICO EL 22 DE DICIEMBRE DE 2012?, por Sergio Trallero Moreno
Todos hemos oído estos últimos años muchas voces hablando de la alineación del Sol y la Tierra con el Centro de la Galaxia (CG) en torno al 22 de diciembre del 2012 aproximadamente. Esto ha sido así principalmente desde el ámbito de la Nueva Era, y dentro de éste de los entusiastas del Calendario Maya, pero también desde científicos marginados y a través de datos astronómicos no oficiales difíciles de verificar. No vamos a entrar en consideraciones sobre si van a bajar ya los extraterrestres o si el Sol va ha darnos su llamarada final, para esto ya hay mucha información y desinformación mezcladas a partes iguales. Tampoco parece quedar clara la asociación del fin de los tiempos de las profecías mayas con el fin de la cuenta larga de su calendario, además habría que entrar en el peliagudo tema de la interpretación. Ante un asunto tan complejo, tan controvertido y tan intoxicado informativamente, únicamente se van a dar aquí unas simples nociones astronómicas desde un enfoque astrológico.
Antes de nada aclarar muy brevemente un tema central: el de la llamada Precesión del Equinoccio. Tras los movimientos de rotación y traslación, se trata del tercer movimiento de la Tierra, que similar a una peonza forma un imaginario cono invertido en el eje polar terrestre, siendo en realidad el causante de las cuatro estaciones, pues es la inclinación de dicho eje la que genera la perspectiva de ascenso y descenso de la eclíptica solar. Se conoce como "precesión de los equinoccios" porque el punto vernal equinoccial, o comienzo de la primavera en el hemisferio norte, se desplaza lentamente respecto a las estrellas fijas, en razón de 1 grado cada 72 años y en sentido retrógrado al zodíaco natural; esto implica que una vuelta completa se efectúe en casi 25.920 años, que dividida en 12 nos da las famosas eras zodiacales de 2.160 años cada una.
sábado, 27 de octubre de 2012
SOBRE LO SAGRADO, LO LAICO Y LO PROFANO EN LA MASONERÍA, por H:. Graal
Recordemos que la palabra laico viene del latín “lego“, el que no sabe leer, es decir, el ignorante o profano que no conoce su tradición (especialmente cuando es una tradición del “Libro”), condición que poca justicia hace a un verdadero masón que, aunque sea aprendiz, al menos ya sabe “deletrear”. Es cierto que también se entiende por laico lo que no es directamente religioso y que, en algunos casos, lo laico está comprendido, aunque indirectamente, en la religión o la tradición –ver el budismo o el cristianismo y sus órdenes terciárias- pero también lo es que, de saber el sentido original de la palabra, pocos masones se jactarían de quedar definidos por ella.
jueves, 11 de octubre de 2012
LA MÚSICA SAGRADA DEL SUFISMO: EL SAMA’A, por Manuel Plana
Se denomina Sama’ a diferentes expresiones de la música sufí, sea cantada a capela o instrumental, también cuando interviene la danza, como el caso de los derviches mewlevy, naqshbandis o de otras cofradías. En la Tariqa Qadiriyya Butchichiyya que hoy presentamos (*), los cantos son a capela, sin ayuda de instrumento alguno.
Las sesiones de Sama’a se realizan en el interior de las zawias sufíes y sirven normalmente de colofón a diferentes ritos grupales del Tasawwf, el verdadero nombre del sufismo. También se dedican sesiones de Sama’a cuando en las veladas grupales el Sheikh se encuentra presente entre los foqara, o cuando se celebran fiestas señaladas, como el nacimiento del Profeta -slaws- (Mawlid al Nabbi), la Noche del Destino (Laylat ul Qadr) y otras. Las letras del Sama’a son Qasidas, es decir, poesía sufí escrita por reconocidos maestros del Tasawwuf. Normalmente relatan los diferentes estados, situaciones y comportamientos del alma humana en relación a la proximidad o alejamiento de su Señor, expresando bajo la cobertura simbólica del lenguaje amatorio los secretos de la realización espiritual. Precisemos que en el sufismo y el Islam el Señor es una expresión de la Realidad divina en tanto principio espiritual del ser, pero que se evita personalizar al no individualizarse nunca.
A pesar de lo que generalmente se piensa, es este simbolismo del amor espiritual el que se transfiere a la relación hombre-mujer en el momento que se difunden estas expresiones tradicionales arraigando en la cultura popular. El amor cortés de la nobleza caballeresca, el Mester de Juglaría y la Gaya Ciencia de la Europa medieval, incluso los Carmina Burana del Renacimiento y más tarde el Romanticismo, contienen una directa alusión a esto, así como una cierta influencia del sufismo a través de la cultura hispanomusulmana. De la misma fuente, mezclado siempre con elementos populares y étnicos diversos, proviene la música mozárabe, la morisca y el flamenco.
viernes, 28 de septiembre de 2012
NOTA SOBRE EL SIMBOLISMO ASTROLOGICO DE LAS FASES LUNARES, por Sergio Trallero Moreno
En el Cosmos todo responde a Ciclos, desde lo más pequeño a lo más grande, pero hay un ciclo que nos es muy próximo y familiar: las "Lunaciones" o sínodo que intercambia el Sol y la Luna cada 29 días. Representa el arquetipo y modelo de todo ciclo, en tanto que alterna los principios masculino y femenino, luz y oscuridad, yang y yin, es decir, cualquier forma que adopte la dualidad cósmica primordial, a su vez manifestación de un único Principio atemporal.
En esencia y metafísicamente hablando se trata de la combinación del principio luminoso espiritual (el Sol) y el principio intermedio anímico (la Luna) vistos desde la Tierra, que sería el principio corporal físico.
Astrológicamente, el desarrollo de cada lunación se relaciona con el humor generalizado y al talante del pueblo, afectando así más al psiquismo colectivo que al individual (salvo en algunas personas muy sensibles). Así como el Sol representa nuestra esencia y yo profundo, aquello que determina nuestra identidad y nos hace únicos, la Luna representa los condicionamientos que arrastramos del pasado, desde la infancia, en tanto que inclinaciones y hábitos heredados por reflejo del entorno circundante.
Podríamos también ver en la Lunación una correspondencia con el símbolo taijitu del taoísmo (el conocido emblema del Yin-Yang), en un aspecto físico (por ser una realidad de la naturaleza) y dinámico (por alternar sus fases sucesiva e indefinidamente). De hecho de lo que se trata es básicamente de dos grandes momentos, análogas a todo proceder rítmico del cosmos (como en el hombre sucede con el corazón y la respiración) que son: uno creciente-expansivo y otro menguante-contractivo.
miércoles, 22 de agosto de 2012
IGNORANCIA Y LIBERTAD, conversaciones con Swami Lakshman Joo *
Alice Christiansen vino desde Florida, USA, al Ashram de Ishber, Srinagar, para recibir el Shivaismo Kashemir a los pies del Swami Lakshman Joo. Las conversaciones que Alice tuvo con el gran Maestro Shivaita nos proporcionan muchas perspectivas iluminadoras de su vida así como diversos aspectos de la Doctrina del Shivaismo Kashemir y de su Praxis. Nuestro agradecimiento a Alice por darnos el permiso para publicar este material para beneficio de nuestros lectores.
ALICE: Swamiji, hablemos acerca de las tres impurezas (limitaciones), o malas. En su libro, “El Secreto Supremo” usted dice que las tres malas, o impurezas, residen en māyā, no en Svatantrya Śakti. ¿Qué quiere decir esto?
LAKSHMANJOO: Svatantrya Śakti es esa Libertad, es Voluntad libre. Svatantrya Śakti se transforma cuando el Ser Universal desciende desde su posición para interpretarnos su drama, su teatro, el teatro del mundo. El Ser Universal posee la Energía que es llamada Svatantrya Śakti, Svatantrya. Y Svatantrya es precisamente la Libertad, la Libertad que todo lo inunda. En el ascenso (de los tattvas) es Libertad, en el descenso es Libertad. Cuando el individuo está ascendiendo (en el camino de los tattvas), entonces posee la Libertad, pero cuando está descendiendo no tiene la Libertad. El individuo desciende y se destruye. Todo el encanto, el atractivo de la Absoluta Conciencia se destruye cuando desciende. Por tanto aquí reside la diferencia entre el individuo y el Ser Universal: el Ser Universal puede ascender y descender manteniendo el atractivo de Svatantrya Śakti. Por el contrario el ser individual, cuando asciende, posee Svatantrya Śakti , pero cuando desciende, Svatantrya Śakti adquiere el estado de māyā, la ignorancia, quedándose atrapado por ella.
ALICE: Y māyā está asociado con el mundo, ¿no es así?
LAKSHMANJOO: Asociado con la ignorancia, con el mundo y con la individualidad mientras que Svatantrya Śakti está asociada con el Ser Universal y con la Libertad, la Libertad Absoluta, la Absoluta Conciencia.
viernes, 10 de agosto de 2012
BAB 'AZIZ. EL SABIO SUFI (PELÍCULA COMPLETA)
Sobre un desierto avanzan una niña llamada Ishtar y su anciano abuelo ciego, un sufí llamado Bab'Aziz. Buscan la gran reunión de derviches que tiene lugar cada treinta años en un sitio desconocido y, para hallarlo, basta con tener fe y dejarse guiar por el silencio del desierto.
Director: Nacer Khemir
Año: 2005
martes, 31 de julio de 2012
BARCELONA. LA CIUDAD DE LAS AVES (II), por Josep M. Gràcia *
En la Odisea (XVI, 471) se describe una “colina de Hermes” en donde los hombres son alcanzados, arrebatados y guiados, por un “veloz mensajero… heraldo también de los hombres” (es decir, Hermes). Esta colina es, simbólicamente, la alcanzada por el Augur, el magistrado instructor del rito fundacional de la ciudad, pues allí recibe la intuición, el mensaje de los dioses (de enunciado oracular) que él mismo es encargado de descifrar y actualizar. No es de extrañar, pues, que en el rito fundacional al Augur se lo llegara a asimilar a Hermes, de hecho, se entendía que era la personificación del dios, y que situado en la cima de la colina, la “colina de Hermes”, fuera el “mensajero” portador de los buenos o malos augurios en virtud de los cuales se convenía o no fundar la ciudad. El Augur, que toma aquí la función de Pontifex, literalmente el "constructor de puentes o caminos", era representado en Grecia por Iris (el Arco Iris es un símbolo del pontificado), la "mensajera de los dioses", diosa que simbolizaba la unión de la Tierra con el Cielo y quien, aún perteneciendo a otra estirpe divina, compartía funciones y atributos con Hermes. Pero también, Augur significa literalmente tanto “observador de las aves” como “adivinación mediante el canto y el vuelo de las aves” y tiene el sentido de señal, presagio, indicio en sentido oracular en virtud del cual se recibe la intuición intelectual. Los antiguos etimologistas dicen que augur deriva de otra palabra más antigua, àuger, compuesta a su vez de la voz ÀV-IS (ÀU-IS) “ave” y GÈR-O “actuar”, “hacer”, es decir, “lo que hacen o dicen las aves”. Pero también, augur tiene vinculación etimológica con augère “aumentar” en el sentido de “consagrar”. Es así como el Augur aparece como el Pontífex que oficia el rito mediante el cual se consagra un determinado lugar advirtiendo los presagios o signos mediante el canto o la observación de las aves, y en el caso que nos ocupa, es bien significativo que antes de que el Augur de tradición romana demarcara los límites o fundara Barcino en la cima del Monst Táber ya había un culto análogo, el de Laia, “la que habla bien”, es decir, la que según ciertos signos oraculares que tienen que ver con el canto de las aves dice o da los buenos augurios, lo que veremos más adelante con detalle. El Mons Taber es la Colina de Hermes de Barcelona.
lunes, 16 de julio de 2012
LOS SIMBOLOS DE LA PARADOJA Y LAS PARADOJAS DEL SIMBOLO, por Manuel Plana
En el tímpano de la iglesia románica de San Miguel de Estella (Navarra), una de las conocidas poblaciones que atraviesa en España el Camino de Santiago, en el relieve que circunda la mandorla y al Cristo en Majestad, puede leerse una extraña inscripción: "La imagen que veis no es ni Dios ni hombre, pero Dios y el hombre están representados en esta santa imagen".
Por sí misma y por el lugar en que se halla inscrita, esta frase lapidaria se propone al espectador como un tema de meditación, de manera parecida a los Koans de la tradición Zen budista o los Sutras védicos (1). Y aunque escueta, resume admirablemente el misterio de la imagen, es decir, de la forma simbólica y del Arte sagrado que la plasma como "representación" más legítima de aquello de otro modo inexpresable.
En efecto, el carácter paradójico, a veces insólito, con que muchas veces se presenta el simbolismo tradicional, por el que la imagen: "no es ni Dios ni hombre, pero Dios y el hombre están representados en ella", hace directamente alusión, por un lado, a las posibilidades del propio simbolismo, que puede expresar realidades simultáneas sin entrar en contradicción, a lo cual no llega el lenguaje vulgar, racional y sucesivo, para el que una cosa debe ser "eso" o "aquello" de manera excluyente. Y por otro, a la relatividad de toda apariencia, de todo lo que se concretiza en una forma fija, y por ende a la ambigua dualidad y fugacidad del mundo fenoménico, que al mismo tiempo que una ilusión pasajera, es la evidencia de una realidad permanente que lo trasciende, dándole además toda su razón de ser y su precario equilibrio.
Por el hecho de serlo, toda manifestación es una representación, una puesta en acto, un juego entre todos sus protagonistas, situaciones y aspectos, opuestos y complementarios, juego al que está sujeto todo cuanto ella contiene y que, como tal, siempre es la huella de algo, la expresión, el símbolo o producto de una intención, guión, unidad o realidad más grande. Por lo mismo, también es dual y limitada, es decir, relativa, empieza y acaba, lo que no le priva de reflejar a su modo, existencial y sucesivo, la realidad de un todo simultáneo, multidimensional y no-dual. A nivel psicológico esta condición dual (aparentemente dual) se convierte en el sujeto y el objeto mental de toda experiencia; y toda experiencia en una forma de conocimiento inteligible y sensible a la vez, la combinación inseparable de una idea y un soporte, una forma y una substancia, la corporificación de un significado de otro modo imponderable. Por ello y por participar toda manifestación formal de esta ley, el símbolo, al menos el sagrado, no es ni podría ser una convención humana, antes bien es el modo y el lenguaje en que el universo se revela al hombre y a él mismo a través suyo, conformando su manera de conocer; es la naturaleza del mundo ser inteligible, como del ser humano ser inteligente, es decir, una "imagen y semejanza" del propio programa cósmico.
Por el hecho de serlo, toda manifestación es una representación, una puesta en acto, un juego entre todos sus protagonistas, situaciones y aspectos, opuestos y complementarios, juego al que está sujeto todo cuanto ella contiene y que, como tal, siempre es la huella de algo, la expresión, el símbolo o producto de una intención, guión, unidad o realidad más grande. Por lo mismo, también es dual y limitada, es decir, relativa, empieza y acaba, lo que no le priva de reflejar a su modo, existencial y sucesivo, la realidad de un todo simultáneo, multidimensional y no-dual. A nivel psicológico esta condición dual (aparentemente dual) se convierte en el sujeto y el objeto mental de toda experiencia; y toda experiencia en una forma de conocimiento inteligible y sensible a la vez, la combinación inseparable de una idea y un soporte, una forma y una substancia, la corporificación de un significado de otro modo imponderable. Por ello y por participar toda manifestación formal de esta ley, el símbolo, al menos el sagrado, no es ni podría ser una convención humana, antes bien es el modo y el lenguaje en que el universo se revela al hombre y a él mismo a través suyo, conformando su manera de conocer; es la naturaleza del mundo ser inteligible, como del ser humano ser inteligente, es decir, una "imagen y semejanza" del propio programa cósmico.
sábado, 30 de junio de 2012
BARCELONA. LA CIUDAD DE LAS AVES (I), por Josep M. Gràcia *
Imagen de Barcelona del libro
Civitates Orbis Terrarum,
Braun Hogenberg (1572)
I. Historia y geografía
Civitates Orbis Terrarum,
Braun Hogenberg (1572)
I. Historia y geografía
La Ciencia sagrada o simbólica, cuyo objeto es la hermenéutica del Kósmos y del Hombre basada en los principios metafísicos, Leyes inmutables que rigen el acontecer vital y el devenir cíclico, abarca diferentes disciplinas entre las cuales la Historia y la Geografía conforman un ámbito de conocimiento ejemplar. Junto con el estudio de las Religiones comparadas, la Geometría, la Numerología y la Mitología, la Historia y la Geografía adquieren un profundo significado cuando nos preguntamos no ya por los orígenes de nuestra cultura sino por su naturaleza, y por el sentido de nuestro mundo contemporáneo, encadenado con el de nuestros ancestros por un hilo sutil que como imagen y expresión de la Providencia religa los acontecimientos históricos en una unidad de sentido de orden superior no sometido al vaivén de la circunstancia.
Hay, pues, cierta necesidad de calificar de “sagradas” unas disciplinas que hasta el siglo XVII, con el auge del Racionalismo y del Empirismo, no necesitaban ser adjetivadas como tal; desde la Ilustración todo lo que tiene que ver con la Ciencia sagrada ha sido devaluado como poseyendo sentido incierto, subjetivo y anecdótico. Ya el Renacimiento, como valor ético y estético, y salvando ciertas corrientes de pensamiento vinculadas a la tradición pitagórica y platónica, anunció el declive de la Ciencia sagrada en favor de una incipiente ilustración en donde la razón era el valor único y excelso bajo el impulso del cual aparece radiante la “verdad” sobre las cosas del mundo. Los studia humanitatis, que hasta el siglo XV aunaban el saber Humanista, dejan paso a un conjunto de nuevas disciplinas cuyos métodos de investigación se incorporan de forma natural a la Academia de las Ciencias, como la Historia, que junto a la Geografía, la Antropología y la Paleografía permiten, a la luz de la también incipiente Filología, pasar de la explicación mitológica a otra basada en hechos comprobables. Todas estas nuevas disciplinas, sobre todo la Filología, han permitido disponer de datos de un valor incalculable, muchos de los cuales hemos utilizado aquí; lo que conviene comprender es el radical cambio de punto de vista que se produce a partir del siglo XV: si hasta ese momento lo que interesaba es “lo que siempre es y nunca deviene”, por tomar una expresión platónica, a partir de esta época el sentido de eternidad se substituye por el de temporalidad; el interés se centra en lo específico de cada tiempo o época, profundizando en lo mensurable, en la complejidad de la diversidad, en las normas sociales y políticas y en la relación contextual entre culturas en contraposición a una visión paradójica y tradicional en torno al símbolo, rito y mito, verdaderos útiles hermenéuticos de la Ciencia sagrada.
sábado, 16 de junio de 2012
TRANSMISIÓN DEL PARAMÂRTHASÂRA परमार्थसार DE ABHINAGAVUPTA, por Arcadio Rojo
Aum… Namaḥ Śivāya ॐ नमः शिवाय
VERSO 33. EL DIVINO JUEGO DE Paramaśiva
Es importante, como punto de partida del Paramārthasāra, leer y meditar el verso 33 en el que se resume el “Divino Juego” de Paramaśiva, eterno Divino Juego de “atarse, limitarse y liberarse”. Todo el contenido de la No Dualidad desde la perspectiva del Shivaismo Kashemir está aquí presente.
Es Paramaśiva quien sufre la ignorancia a través de las distintas formas que asume como es el caso de tú “yo” o “mi yo” y que no son sino puras construcciones mentales en tanto que no existen en la realidad como distintas del Yo Absoluto. Lo que llamamos “nuestras historias personales” no son otra cosa que su “Divino Juego” como Único Experimentador, que es a la vez todos los experimentadores. Solo existe una “historia” que es la Suya.
Este Divino Juego es inseparable de Su naturaleza que es la Absoluta Conciencia (prakāśa) y la Conciencia de Sí Mismo (vimarśa) o su Divino Dinamismo (spanda) o su Libertad Absoluta (svātantrya).
En este Divino Juego se resumen todos los tattvas en su “proceso” de bajada hacia Māyā y pṛthvī, hacia la total Auto-limitación del Yo Absoluto (atarse voluntariamente) y el movimiento de ascenso o de liberación, es decir, de recuperación de su Ilimitada Conciencia y Dinamismo. Y este Divino Juego de ninguna manera afecta a su Plenitud.
domingo, 20 de mayo de 2012
NOTA SOBRE LA ASCESIS MASÓNICA, por H:. Graal
Un tema que atañe directamente a todo iniciado y a la entidad grupal que lo acoge en su seno, es la ascesis espiritual, es decir, la efectivización de los grados que posibilitan la realización metafísica, que no es sino la consciencia efectiva del verdadero Sí-mismo, o dicho de otro modo, el reconocimiento de la verdadera Identidad. La palabra ascesis (del griego askeo: me ejercito, practico, ejerzo…) se toma a menudo en el sentido de “ascenso” con el que nada tiene que ver, confusión que aquí, empero, reviste poca o ninguna importancia sabido que la vía espiritual coincide precisamente con un ascenso por los estados superiores del ser; pero el sentido literal vemos que no es ese sino el de llevar a la práctica, actualizar, que es lo propio del rito efectuado conforme al orden de los principios, aunque en ese sentido tampoco deben confundirse los medios con los fines.
La peregrinación hasta el centro, que incluye el pasaje por el laberinto (ritualizado por los tres viajes iniciáticos del Aprendiz –Agua, Aire, Fuego- más la prueba de la Tierra en el Gabinete de Reflexión) necesario a su regeneración anímica, no es un proceso exactamente homogéneo, ni continuo, ni lineal, ni uniforme, porque no es un movimiento cuya direccionalidad sea exclusivamente horizontal. Es continuo pero con discontinuidades, es homogéneo con altibajos y es uniforme pero seguido de ciclos diferentes. Además, el tránsito laberíntico incluye perderse y encontrarse, aproximarse al centro para después alejarse y viceversa según los diferentes meandros de su diseño, idénticos a la propia estructura anímica del ser individual. Como todo ascenso (el de la montaña del Purgatorio o del Paraíso), implica el paso por puntos que no se encuentran en el mismo plano. El salto de uno a otro se produce por rupturas o cambios de nivel; cada uno es, dentro de un mismo estado -el humano aquí- una muerte y un nacimiento que, por pequeños que sean, sitúan al ser en otra perspectiva ontológica de sí mismo; estas rupturas actúan como catarsis (purificación) regeneradora y fácilmente desencadenan crisis y recapitulaciones en la estructura psíquica del individuo, la cual es, de hecho, la materia de la Obra, la Piedra Bruta que devendrá después Cúbica y Cúbica en Punta.
lunes, 7 de mayo de 2012
PARAMARTHASARA (29-33)* de Abhinavagupta (y comentarios de Yogaraja). परमार्थसारः
Verso 29
तद्वद्धर्माधर्मस्वर्निरयोत्पत्तिमरणसुखदुःखम्।
वर्णाश्रमादि चात्मन्यसदपि विभ्रमबलाद्भवति। २९॥
Tad-vad dharmādharma
svar-nirayotpatti-maraṇa-sukha-duḥkham|
varṇāśramādi cātmany asad api
varṇāśramādi cātmany asad api
vibhrama-balād bhavati || 29 ||
De forma semejante, los méritos y los no méritos, el cielo y el infierno, el nacimiento y la muerte, la alegría y la tristeza, las castas (varṇa) y los diferentes estados de la vida (āśrama), a pesar de que no existen en el Sí Mismo puro, surgen debido a la fuerza de la ilusión.
Exactamente como un trozo de cuerda, que aunque exista realmente como tal cuerda, es percibido [erróneamente] como una serpiente debido a la ilusión, y, por tanto, da lugar a una respuesta [en el que percibe] en concordancia con esa mala percepción, igualmente en el caso del mérito, etc., a pesar de que no existen en realidad [ en el Sí Mismo puro], sin embargo son conocidos falsamente como existentes [en el Sí Mismo] debido al poder de la ilusión de māyā. Acciones meritorias como la realización del sacrificio del aśvamedha; acciones no meritorias como matar a un Brahmin etc.; el cielo, es decir, el disfrute de una felicidad insuperable; el infierno, o sea, un sufrimiento terrible; el nacimiento y la muerte que es el final de la vida; el estar contento y triste, todos estos son productos de rajas. Igualmente varṇa en referencia al sentimiento de “Yo soy un Brahmin” y āśrama en referencia a los diferentes estados de vida como el de brahmacarya así como el caso de tapas (las acciones ascéticas) y vrata (los votos religiosos). Todos estos estados son creaciones mentales producidas por el poder de la ilusión de māyā Śakti y son falsamente experimentadas en el Sí Mismo al que se identifica como el cuerpo. Todos ellos surgen del poder de la ilusión a causa del cual los seres limitados se convierten en sujetos destinados a nacer y morir y a disfrutar del cielo y del infierno. Pero, en realidad, el mérito y el no mérito existen aparte del puro Sí Mismo cuya naturaleza es la Pura Conciencia y la masiva Felicidad etc.
miércoles, 25 de abril de 2012
APROXIMACIONES A LA TRADICION PRECOLOMBINA Y A SU SIMBOLISMO, por Armando Montoya
1ra parte. Aspectos fundamentales para una doctrina del Hombre precolombino
Hablar de los principios metafísicos, cosmológicos y mitológicos de las culturas precolombinas desde una perspectiva tradicional necesariamente nos remitirá al plano de lo simbólico, en vista que solo una perspectiva que tome en cuenta los aspectos fundamentales manifiestos en tales principios en su total realidad, es decir los aspectos hieráticos, podrá acercarnos a la cosmovisión que determino el sentido de la existencia y la realización del ser humano en las civilizaciones precolombinas, y de este modo poder establecer una serie de vínculos reales con los fundamentos de la ontología espiritual cultivadas por los hombres de la antigüedad americana.
No sucede lo mismo con las perspectivas del pensamiento secular posmoderno, cuyas metodologías responden, en principio y de manera taxativa, a categorías que están alejadas del pensamiento tradicional debido a su enfoque meramente historicista. Lo que confirmaría que dichos enfoques aparecen más bien como concepciones del mundo escindidas con respecto a las realidades universales. Consecuentemente no poseen el lenguaje adecuado –ni mucho menos la cualidad intelectiva- para poder aproximarse a los fundamentos que hicieron posibles dichas culturas y de esta manera poder comprender el sentido de realización cultivada por aquellas.
Esta sospecha no resulta nada descabellada para un tipo de pensamiento que busca profundizar en los estudios del simbolismo tradicional y de hecho ha sido ya confirmada por ciertos círculos en el seno de la propio intelectualidad occidental. Nos referimos principalmente a las corrientes de hermenéutica simbólica influenciada por los trabajos de Gaston Bachelard, Mircea Eliade o incluso Henry Corbin en el campo del arte, la religión y los aspectos más claves del mito (1). Dichas corrientes han puesto particular énfasis en una acérrima crítica a los fundamentos que sostienen los paradigmas científico-filosóficos establecidos por la cultura contemporánea y su más hipertrófico legado, el pensamiento analítico. Y el resultado de dichos exámenes ha establecido que esta última adolece de las categorías supra-racionales capaces de poder dar testimonio del legado de las sociedades tradicionales, precisamente por ser un tipo de pensamiento reducido a sus meras representaciones empíricas-racionalistas, consecuencia directa de la ruptura de dicha concepción del mundo con la cosmovisión de los mundos antiguos.
Reconocer este aspecto resulta cardinal para poder plantear la cuestión –por lo demás hartamente reconocida ya por algunos sectores del pensamiento contemporáneo más próximos a las perspectivas espirituales- sobre si la intelectualidad que se autoafirma como la depositaria del oficialismo cultural posmoderno no sería sino el resultado de una fase de disolución del intelecto humano, acorde con el punto culminante de una época que ha arribado a un desgaste histórico y que en su desesperado intento por auto-afirmar una existencia caída en el espiral del nihilismo, se aferra obsesionada a un realismo asfixiante, amparándose en la tecnología y las ideologías cientificistas.
miércoles, 28 de marzo de 2012
ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE EL SIMBOLISMO DE LOS EQUINOCCIOS, por Manuel Plana
Si en el ciclo anual los solsticios de verano e invierno marcan el eje vertical Norte-Sur, (relativamente vertical pues son determinaciones del mismo plano terrestre) los equinoccios marcan el horizontal Este-Oeste, marcando ambos la cruz o cuadratura del círculo anual. En efecto, estos puntos cardinales, al entrar en relación directa con las estaciones señalan la unidad indisoluble del tiempo y el espacio y en otro aspecto, como veremos, la del Cielo y la Tierra. En el día o ciclo diario, que es el microcosmos del año, estos mismos puntos señalan el amanecer y el atardecer, los que auguran el nacimiento y la muerte del sol en relación a la línea del horizonte (del griego horizón, de horizo: "yo delimito"), pues sale por el Este (Levante) y se pone por el Oeste (Poniente), línea que delimita así dos niveles de realidad diferentes, el cielo y la tierra; o también el cielo y el inframundo o mundo subterraneo, siendo el horizonte mismo el plano intermedio. Estos tres planos de la realidad natural los encontramos en todas las tradiciones simbolizando los tres niveles o "mundos" de la cosmogonía, respectivamente el espiritual, el anímico y el corporal terrestre. A veces el mismo esquema varía intercambiándose los niveles, cuando por ejemplo, es la atmósfera el mundo intermedio y la tierra el nivel más inferior, o cuando toda la manifestación cósmica es relativamente subterranea en relación al Principio (como la caverna de Platón y la cosmogonía de algunas tradiciones de centroamérica). Pero en todo caso, la idea de dos mundos opuestos y uno intermedio que los une y separa a la vez, es consustancial a la naturaleza misma de todo lo creado.
martes, 20 de marzo de 2012
EDITORIAL PRIMAVERA DE 2012
Desde su inicio en Octubre del 2010 M.T. ha seguido una norma editorial basada en la publicación de estudios originales inéditos en castellano, salvo algunas excepciones que consideramos de oportuno interés para nuestros lectores y para nosotros mismos.
El hecho de integrar en una misma publicación trabajos sobre diferentes tradiciones, todas vivas, creemos que enriquece y fomenta el interés general por la espiritualidad, permitiendo contrastar puntos de vista diferentes de lo mismo, no para fusionarlos a lo “new-age” en una misma papilla digesta y consumible para el mayor número posible de incautos y turistas esotéricos. El Tasawwuf islámico y el Shivaismo Cachemir, por ejemplo, de los que se han vertido versiones inéditas de autores de acreditada solvencia, son poco conocidos por no decir casi nada, y la Franc-Masonería no mucho mejor a pesar de ser una forma iniciática occidental. Vale decir que, a medida que estén disponibles nuevos estudios, intentaremos ampliar el espectro tradicional.
Comprender lo esencial de una cosmovisión sagrada abre sin límite las posibilidades de la consciencia a otros modos insospechados de la realidad y de ella misma, que a partir de ahí se verá abocada a una severa revisión de todos sus contenidos y de su naturaleza propia. Cada tradición es un enfoque majestuoso de la realidad, pero en algunas podemos encontrar desarrollados aspectos vitales de la doctrina que en otras apenas están sugeridos, siendo además vías de acceso reales a una realización efectiva, siempre en acuerdo a las posibilidades del interesado y de la intensidad de su deseo de conocer la Identidad verdadera.
Con casi año y medio de vida, M.T. ha tenido un número de visitas más que apreciable considerando las circunstancias actuales y el propio medio en el que se difunde, el espacio “virtual” de Internet donde ahora circula lo mejor y lo peor del ambiguo psiquismo general, siendo la propia red una “fijación” cybernética suya. Esa misma ambigüedad hace deplorar, por un lado, la mediocridad y nula honestidad intelectual de muchas páginas sobre estos temas (no solo en castellano) y, por otro, felicitar la labor de nuevas publicaciones y blogs de especial interés tradicional, hechos a consciencia y con consciencia de lo que se habla, de los cuales M.T. procura insertar enlace y recomendar su visita.
Apreciamos cordialmente el interés mostrado por algunos lectores y estamos a su disposición para cualquier consulta.
La Redacción
Suscribirse a:
Entradas (Atom)