Mundo Tradicional es una publicación dedicada al estudio de la espiritualidad de Oriente y de Occidente, especialmente de algunas de sus formas tradicionales, destacando la importancia de su mensaje y su plena actualidad a la hora de orientarse cabalmente dentro del confuso ámbito de las corrientes y modas del pensamiento moderno, tan extrañas al verdadero espíritu humano.

Mostrando entradas con la etiqueta CHINA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta CHINA. Mostrar todas las entradas

viernes, 29 de julio de 2016

EL TAO COMO ORIGEN Y DESPLIEGUE DE FUERZAS CÓSMICAS EN LA CIVILIZACIÓN CLÁSICA CHINA (y II), por Armando Montoya Jordán

                  Arquetipos alquímicos Qian y Kun
En su vertiente “tántrica”, conocida como el Arte de la Alcoba (Fángzhōngshù 房中術), la alquimia operaba una transformación del régimen ontológico de manera radical,  pues la búsqueda de la integración de las fuerzas opuestas era solo posible mediante la exaltación de la energía sexual. 

En concreto, se aceptaba que el magnetismo de la energía sexual era el único medio efectivo para la superación de la experiencia ordinaria, es decir la realidad sensible. La finalidad de dichas prácticas era realizar un estado de conciencia unitiva utilizando el encauzamiento magnético de la energía sexual- que los antiguos chinos llamaban “Transformar la esencia en hálito”. Dicho de otro modo, se buscaba el despertar al Yang verdadero oculto en los riñones (recordemos que en la simbología de las correspondencias de la alquimia y la medicina clásica, los riñones son el arca donde reposa el Jing, , la llamada Esencia, y como tal, se identifica con el elemento Agua o Kan la sede del dragón). A su vez, se reactivaba el Yin verdadero oculto en el corazón (que en la simbología de las correspondencias es la residencia del Fuego o Li ).De esta manera se  inducía una alteración de los procesos naturales que regían la constitución del hombre ordinario, para de este modo restablecer el estatuto anterior al régimen del plano condicionado, plano caracterizado por la lucha de fuerzas opuestas.

Digamos que en un orden normal de los procesos fisiológicos, el ritmo de todo acto sexual genera una vibración que tiende a condicionar a los participantes de la unión amatoria a la embriaguez erótica, con la consiguiente provocación del clímax de la emisión seminal, lo que finalmente acaba en un síncope de la fuerza masculina. Se trata de un fenómeno que obedece a las leyes más elementales de la naturaleza, y que el mundo clásico chino se lo relacionaba con la pulsión del Jing , la Esencia, fuente tanto de la sangre como del semen. Ahora bien, el magisterio alquímico del Fángzhōngshù 房中術, buscaba más bien lo inverso, en otras palabras, el despertar de las fuerzas menos manifiestas, pero precisamente poseedoras ellas de una virtud capaz de trascender las leyes más externas que moldean la naturaleza fisiológica que condiciona el acto sexual. Para ello era necesario instaurar el régimen del Fuego. 

miércoles, 20 de abril de 2016

EL TAO COMO ORIGEN Y DESPLIEGUE DE FUERZAS CÓSMICAS EN LA CIVILIZACIÓN CLÁSICA CHINA (I), por Armando Montoya Jordán

En los mundos antiguos, todo lenguaje del saber y todo arte era enmarcado en una concepción cosmológica universal, para a partir de ahí, configurar las disciplinas del conocimiento, las ciencias y por extensión todo todo paradigma mítico, estableciendo de este modo los fundamentos de una tradición. Ahora bien, para una concepción tal, todo acto de conocimiento se presenta necesariamente como un experiencia que buscará trascender las leyes espacio-temporales que determinan el denominado orden natural que a primera vista determina nuestra existencia, en otras palabras la realidad como finitud. De este modo, a partir de la experiencia de lo finito se llevará a cabo una apertura hacia una realidad infinita cuya esencia se manifiesta de manera ubicua en todo el cosmos. Esto es lo que comúnmente se conoce como “Cosmovisión”, es decir una valoración del mundo a partir de una mirada en la que la naturaleza y el cosmos son vistas como la manifestación de un orden superior, orden que es la fuente de toda creación. Desde la perspectiva tradicional, el mundo no es más que un reflejo de una realidad trascendente y omnipresente, cuyo origen es necesariamente divino.
En el mundo clásico chino, todas las ciencias y disciplinas que configuraron la tradición del saber tal y cual fuera reformulado a partir de la síntesis  canónica que emergió durante la era de los “Reinos Combatientes´´, se enmarcaron en esa cosmovisión sagrada establecida principalmente sobre las bases de la doctrina taoísta, y en menor grado sobre la doctrina confuciana. Resulta evidente que los maestros taoístas se vieron a sí mismo como los herederos de ciertas disciplinas arcaicas que el taoísmo había recogido y preservado, y cuyo desarrollo resulta evidente en sus obras más representativas (Laozi, Zhuangzi, Liezi, y sobre todo Huainanzi). 

Dicho marco canónico hizo posible la unificación de concepciones cosmológicas procedentes de patrimonios míticos y tradiciones cultuales diversas, a partir de la reelaboración de una serie de doctrinas pero preservadas a partir de entonces en un lenguaje simbólico acorde con el cambio de era. Dichas concepciones son los que conforman el corpus textual de obras clásicas como el Yijing y sobre todo el Daodejing, elaborados por los maestros de las ramas confucianas y taoístas siglos antes de la instauración de la era imperial. El elemento cosmológico más característico de todo este proceso unificador es la noción central de armonía entre el Cielo y la Tierra –ya presente en el Yijing y la obra confuciana- y la noción del Tao como realidad Omnipresente, formulado por la cosmogonía taoísta (Laozi y Zhuangzi principalmente). 

jueves, 10 de diciembre de 2015

LA CRUZ CÚBICA Y EL OCTAEDRO, por Xavier Martínez Robles y Honorio Gimeno Pelegrí

La Geometría espacial es un medio muy utilizado por las Tradiciones Sagradas, sobre todo en las lecturas que, de ellas, hacen los grandes Maestros. El I-Ching, en la Tradición Extremo Oriental, y el Vedanta, en el Hinduismo, dan prueba de ello. 
Quizás la teoría de que “una imagen vale más que mil palabras”, fuera aplicable al caso, pero lo que sí es cierto es que las palabras, por sí solas, no pueden abarcar la comprensión de la Verdad revelada; pues, como todos sabemos, muchas veces una sola mirada, es suficiente para la comprensión de una verdad inmutable. 
Siguiendo el caso del I-Ching -que se originó por la teoría de que a Dios no se le puede nombrar, pero se le puede dibujar, lo que dio lugar a los trigramas y los hexagramas-, intentaremos exponer, mediante la Geometría espacial, la representación de la Manifestación divina, basándonos en la Cruz Cúbica y en los Cuerpos Platónicos, concretamente: el Octaedro. 
Para iniciar la representación Geométrica, es interesante empezar por la Ontología de la Zarza Ardiendo (Ahí, acudimos al Judeo-Cristianismo). En este pasaje bíblico Dios se da a conocer a Moisés diciéndole: “Yo Soy el que Soy”. Expresión bastante taxativa de su correspondencia con la hindú: “El Ser Es”. Lo que nos lleva a representarlo geométricamente como el punto origen de todo el Universo, del cual todo emana en la formación de su Manifestación, que constituye lo que en Cristianismo denominamos como “Creación”. 
Geométricamente, de ese punto Original emana el haz de indefinidos radios de longitud indefinida, que colman la totalidad del Universo; por lo que, obviamente, su forma espacial sería la de una esfera. Y, para facilitar la comprensión, haremos que su representación venga dada por los tres diámetros: Zénit-Nadir, Este-Oeste, Sur-Norte, de los que, el primero, unirá los dos polos y, los segundos, los ejes perpendiculares del ecuador; representado así, esos tres diámetros, los ejes de los que puede partir el Universo en cada uno de los Grados de Existencia (Este-Oeste, Sur-Norte), como en el conjunto de todos ellos (Zénit-Nadir). Este cruce de ejes, geométricamente, sería, a todas luces, una cruz cúbica. (Ver Figuras 1 y 2

sábado, 21 de diciembre de 2013

ENTREVISTA SOBRE MEDICINA TRADICIONAL CHINA A MANUEL MORENO

DP: Profesor Moreno háblenos brevemente de su recorrido profesional… 

MJM: Me licencié y posgradué en Medicina en la R. P China, cursé estudios de literatura médica clásica, y estoy llevando a cabo unas investigaciones sobre medicina en la época Han. Soy director de la Escuela Superior de Estudios Clásicos Chinos (ESECC) de BCN donde abordamos los textos y los manuscritos de la antigüedad desde una hermenéutica simbólica que permita al alumno (iniciado) vivenciar la medicina tal y cual se cultivó en la antigüedad.

DP: ¿Cómo ha evolucionado su práctica (Acupuntura, osteopatía, famacopea, masaje Tuina) desde el final de sus estudios y qué dirección ha tomado usted en la actualidad? 

MJM: Se ha transformado a medida que he profundizado en los clásicos. Frente a la propuesta médica maoísta, el encaminarme hacia la comprensión de la literatura médica clásica, o incluso de la medicina popular, me ha abierto perspectivas en todos los sentidos, personales y terapéuticas.

DP: ¿Qué propuesta hace ud. en los cursos que imparte?

MJM: Me he puesto como objetivo general promover la enseñanza y la investigación en el campo de los Estudios Clásicos Chinos, y en lo particular redescubrir e impartir la medicina clásica. Es una iniciativa pionera en España, puesto que nos proponemos ofrecer una formación continua basándonos en los conocimientos, la operatividad y la sabiduría que nos ofrece la literatura médica. Todo ello, con la intención de subsanar las lagunas que puedan tener aquellos estudiantes y profesores que estudian y practican la MTC. 

sábado, 13 de julio de 2013

PRÓLOGO DEL LIBRO "UNA MEDICINA VIVA. PERSPECTIVAS EN TORNO A LA MEDICINA CHINA" Ed. La Liebre de Marzo, por Arnau Oliveres Künzi


En el Occidente contemporáneo la medicina china es una medicina alternativa, en efecto, pero no por ello hay que definirla por comparación con otra medicina, ya que tiene entidad propia. No debemos eludir que la realidad que dio origen a dicha sabiduría de prevención y curación, tradicional y procedente del Extremo Oriente, queda muy alejada de la nuestra, de manera que es probable que nuestra perspectiva cotidiana haga un poco difícil que estemos abiertos a captar su esencia. La medicina china es una medicina viva y, si bien su naturaleza siempre ha sido muy plural, los pilares sobre los que se asienta son muy singulares.
Consciente de que las particularidades de la medicina china se encuentran, sobre todo, en sus principios fundamentales, Arnau Oliveres Künzi nos invita a descubrir el arte médico que se esconde detrás de diez profesionales de referencia y nos exhorta a emprender un viaje en el que aprender no ha de significar solo investigar o explorar, sino también, y sobre todo, cambiar.