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martes, 29 de julio de 2014
PUBLICACIÓN DEL LIBRO “DIMENSIONES DE LO REAL. ENSAYOS DE FILOSOFÍA, ASTROLOGÍA Y ESOTERISMO”.
Esta obra puede considerarse un compendio de distintos trabajos y consta de tres partes en las que se exponen tres dimensiones distintas del ser y del conocer: el análisis de la razón, la síntesis del símbolo y la vivencia de lo sagrado. Para ello se estudia el proceso de ruptura tradicional que supuso la Modernidad en su alejamiento disarmónico con la esfera del Ánima Mundi, respetada en todo pueblo como ámbito sutil donde reside toda vida y sentido, y que posibilitó el desarrollo de saberes como la Astrología, ciencia de los ritmos naturales de acuerdo a principios metafísicos universales.
El libro profundiza en diversas nociones: el mito y el logos, la modernidad, oriente y occidente, la ciencia sagrada, los ciclos del cosmos, la analogía, el simbolismo, la espiritualidad, las tradiciones sagradas, lo metafísico, la muerte, la iniciación, etc.
La primera de estas dimensiones es la que aquí se considera como un tipo de exoterismo, es decir, un ámbito externo de considerar las cosas (en referencia a los dos siguientes): la Filosofía; con la razón como facultad analítica y reflexiva por excelencia, pretende buscar las razones de ciertas problemáticas mediante el pensamiento discursivo. El segundo ámbito, el intermedio, definido como el del simbolismo, de la analogía universal o del anima mundi, es tratado aquí en referencia a una ciencia tradicional y sagrada: la Astrología. Y el tercero y último es aquel dominio correspondiente a la Metafísica integral, en el sentido profundo que apunta hacia la Trascendencia misma, como núcleo de toda forma espiritual; se presentará aquí desde el esoterismo tradicional en la línea de los trabajos de René Guénon, pero principalmente desde la tradición más reciente (la islámica) y la considerada por muchos más primordial (la hindú).
viernes, 19 de abril de 2013
RESEÑA A “LA PROFANATION D’ISRAËL SELON LE DROIT SACRÉ”, Ch.A. GILIS. Ed. Le turban noir, 2008, por 'Abdel Hakim
Charles André Gilis es un autor polémico, tradicionalista guenoniano en la línea del tassawuf islámico continuado por Michel Vâlsan, se centra en este trabajo en un asunto tan espinoso como actual. Se ha decidido realizar esta reseña porque el enfoque del asunto, salvando la idiosincrasia y las cuestiones más religionarias o exclusivistas, es bastante genuino e inusual; además de no existir su obra en castellano. Sirvan las citas extraídas como motivo de reflexión desde una perspectiva sagrada.
Siempre desde una hermenéutica akbariana centrada en la noción de Derecho Sagrado, comienza Gilis este pequeño libro con unas consideraciones sobre la Ley Universal: “ante la incapacidad de los Occidentales para comprender lo que es el Derecho divino y admitir su legitimidad, (…) la noción más adecuada para hacer comprender lo que es verdaderamente el Derecho sagrado, es la de “alianza”; El hombre fue creado para Dios, es decir, iniciáticamente, para que pueda conocer-Le y el Altísimo es el único verdadero detentador del Derecho. Es Él quien determina la Ley universal y quien fija los términos de las alianzas.” Prosigue el autor exponiendo dicha Ley como el Sanatana Dharma hindú y el Din al Islam musulmán, “Religión esencial de la que los profetas y enviados divinos tienen como misión adaptar a las sucesivas fases y a las modalidades particulares del ciclo humano”, dando lugar a “diversas formas tradicionales, como adaptaciones de esta Ley primordial”.
Si bien el judaísmo está regido por la Ley de Moisés y el Islam por la Ley de Muhammad, el cristianismo se presenta como una excepción, pues no tiene una ley sagrada que le sea propia, al haberse constituido por el abandono de la ley mosaica. Respecto a esta singularidad cristiana Gilis explica: “Hay en ello un estatuto de excepción que reposa sobre la idea de que la espiritualidad es un “superación de la ley”. Además, ese estatuto es interpretado unilateralmente como la señal de una superioridad, cuando en realidad representa una modalidad particular y una adaptación a un mundo en perdición (que prefigura el nuestro) en el que, según René Guénon, las tradiciones “existentes hasta entonces, y especialmente la greco-romana que se había hecho predominante, habían llegado a una extrema degeneración”.
Siempre desde una hermenéutica akbariana centrada en la noción de Derecho Sagrado, comienza Gilis este pequeño libro con unas consideraciones sobre la Ley Universal: “ante la incapacidad de los Occidentales para comprender lo que es el Derecho divino y admitir su legitimidad, (…) la noción más adecuada para hacer comprender lo que es verdaderamente el Derecho sagrado, es la de “alianza”; El hombre fue creado para Dios, es decir, iniciáticamente, para que pueda conocer-Le y el Altísimo es el único verdadero detentador del Derecho. Es Él quien determina la Ley universal y quien fija los términos de las alianzas.” Prosigue el autor exponiendo dicha Ley como el Sanatana Dharma hindú y el Din al Islam musulmán, “Religión esencial de la que los profetas y enviados divinos tienen como misión adaptar a las sucesivas fases y a las modalidades particulares del ciclo humano”, dando lugar a “diversas formas tradicionales, como adaptaciones de esta Ley primordial”.
Si bien el judaísmo está regido por la Ley de Moisés y el Islam por la Ley de Muhammad, el cristianismo se presenta como una excepción, pues no tiene una ley sagrada que le sea propia, al haberse constituido por el abandono de la ley mosaica. Respecto a esta singularidad cristiana Gilis explica: “Hay en ello un estatuto de excepción que reposa sobre la idea de que la espiritualidad es un “superación de la ley”. Además, ese estatuto es interpretado unilateralmente como la señal de una superioridad, cuando en realidad representa una modalidad particular y una adaptación a un mundo en perdición (que prefigura el nuestro) en el que, según René Guénon, las tradiciones “existentes hasta entonces, y especialmente la greco-romana que se había hecho predominante, habían llegado a una extrema degeneración”.
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