Podemos ilustrar lo precedente con los siguientes ejemplos:
1) El capítulo 385 corresponde a la primera munâzala. Lleva como título: “El que desprecia triunfa, el que es desdeñado es proscrito”. Su sura es Lo que ha de ocurrir. Está asociada al primer capítulo del Libro de las interpretaciones titulado “La interpretación de la dominación”, cuya idea central es la exaltación y su contrario la humillación. La sura finaliza con la glorificación de al-haqq. “Alaba el nombre de tu sublime Señor” (37). En la misma se expone el dominio de tiranos tales como los Thamûd, los ‘Ad, Pharaon, que no glorificaban al-haqq, como en los versículos 32-33: “Y luego, atadle a una cadena de 70 codos de largo; pues, ciertamente, no creyó en Allah, el Grandioso”. Es por ello que el sheikh denomina, en el capítulo 315 de la cuarta sección de las futûhât, a la estancia espiritual de esta sura: “estancia de la necesidad del castigo”. En el segundo dístico de la poesía introductoria del capítulo de la munâzala correspondiente, hace alusión al nombre de la sura Al-hâqqa (Lo que ha de ocurrir) diciendo: “¿No son los nombres (de Dios) la expresión de las esencias (haqâ’iq) de las criaturas?”; y en el capítulo 22 de las futûhât, denomina a la estancia espiritual de esta sura: “estancia de la Verdad principial (al-haqq)”, porque al principio contiene tres menciones del nombre al-hâqqa (38), y que el nombre haqq se encuentra en los últimos versículos (51-52): “pues, realmente, es sin duda la verdad más cierta (haqq al-yaqîn). Glorifica pues el grandioso nombre de tu Señor”. Lo que dice respecto de la localización del Principio supremo (haqq al-haqq) (39) remite al versículo 17 de la sura: “…ocho (ángeles) llevarán ese día el Trono de tu Señor”.