martes, 23 de febrero de 2016
LA DISPOSICIÓN CORÁNICA DE LOS CAPÍTULOS DE LA QUINTA SECCIÓN DE LOS «CO-DESCENSOS» DE LAS FUTÛHÂT AL-MAKIYYA (I), por 'Abdel Baqi Meftah
El Corán es el fundamento y la fuente del Islam, como principio del sufismo (taçawwuf), de su doctrina y de su vía de realización. La enseñanza de Ibn Arabi, y particularmente su obra mayor, Las Iluminaciones de la Meca (futûhât al-makiyya), está totalmente ordenada por el verbo coránico, como él mismo indica en el capítulo 366 de esta obra: “Todo lo que hemos dicho, en asambleas y en nuestros escritos, proviene exclusivamente de la presencia espiritual del Corán y de sus tesoros…”.
Lo que presenta el señor Meftah en el presente estudio es la arquitectura simbólica de la quinta sección de las Futûhât. Esta sección es la de las “co-descensos” o “encuentros a mitad del camino” (munâzalât). Comprende 78 capítulos, cada uno de los cuales corresponde a un versículo de una sura coránica.
El “Co-descenso (munâzala)” es un modo de conocimiento espiritual caracterizado por el doble movimiento de la elevación de las consciencia del iniciado hacia la presencia divina, y del descenso recíproco de ésta hacia aquel, efectuándose el “encuentro” en un grado intermedio (barzakh). Cada munâzala constituye el desvelamiento particular de un conocimiento (recibido bajo la forma verbal de un “discurso”) que es el del verbo divino expresado por el versículo que le es asociado.
Tal como explica el autor, “la munazâla comprende cuatro partes: la ascensión del servidor, el descenso desde la teofanía señorial, el encuentro a medio camino donde se recibe el discurso, seguido del retorno del servidor al lugar de donde partió, revestido del abrigo de las significaciones de este discurso”.
Partes que son otras tantas etapas en el proceso de conocimiento realizado por la munâzala. Igualmente es siguiendo este simbolismo cuaternario como está organizado el conjunto de la quinta sección, estando así relacionados sus 78 capítulo a cuatro grupos de suras consecutivas según la colocación en el texto coránico (1).
miércoles, 3 de febrero de 2016
LA VULGARIZACIÓN DEL SECRETO, por Arjuna
Al concluir la lucha que Jacob mantuvo con el ángel de Dios, durante toda la noche, Éste le dijo: - ¡A partir de ahora, ya no te llamarás Jacob, sino Israel! que significa: el que lucha con Él. Este hecho hizo que los descendientes de Jacob, en lugar de llamarse Jacobitas, se llamaran Israelitas; y que el pueblo que constituían, en lugar de llamarse Pueblo de Jacob, se llamara “Pueblo de Israel”. Esto incita a pensar a simple vista -o, lo que es lo mismo: de forma exotérica-, que el Pueblo de Israel, lo constituyen todos los descendientes biológicos de Jacob, el tercer Patriarca que, junto con su abuelo Abraham y su padre Isaac, constituyeron la trilogía conocida como los tres Patriarcas, de los que nacieron las Tradiciones Sagradas Judaísmo y Cristianismo (Recordemos que en el Islam, el único que intervino fue Abraham).
Pero todo iniciado, al profundizar en los Misterios, percibe que “Israel” no es un nombre designado por el hombre, sino que es uno de los pocos nombres designados por Dios, como lo fue el de Adán, el de Jesús en la Anunciación a María y el del Apóstol de la fe, a quien Jesús cambió el su nombre de Simón por el de Cefás o Pedro, que significa Piedra. Y cuando es Dios quien lo designa, el iniciado sabe que es ese nombre, el que permanece durante el tiempo. Por ello, sabe también que el Pueblo de Israel, no lo forman los descendientes biológicos de Jacob, sino todo aquel que durante su vida, después de cruzar el río del Segundo Nacimiento, mantiene su lucha interna con Dios. Y ése es el auténtico iniciado, pues la filiación biológica está limitada a eso: la Biología, mientras que la filiación espiritual, es la que constituye la auténtica Tradición Sagrada, por donde el espíritu viaja de generación en generación. Es israelita, todo aquel que lucha con ese Dios, que todos llevamos dentro.
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