Mundo Tradicional es una publicación dedicada al estudio de la espiritualidad de Oriente y de Occidente, especialmente de algunas de sus formas tradicionales, destacando la importancia de su mensaje y su plena actualidad a la hora de orientarse cabalmente dentro del confuso ámbito de las corrientes y modas del pensamiento moderno, tan extrañas al verdadero espíritu humano.

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miércoles, 12 de julio de 2017

ASCENCIÓN EXTÁTICA Y VUELO MÁGICO ENTRE CHAMANES Y YOGUIS (parte II), por Armando Montoya-Jordán


ESTADOS DE CONCIENCIA ENTRE CHAMANES Y YOGUIS

El descubrimiento de la religiosidad arcaica por parte de la civilización occidental, sobre todo a partir del siglo XIX, hizo posible que muchos estudiosos recopilaran cuantioso material sobre los rituales  y las creencias de los diversos mundos que conforman la cosmovisión mítica del chamanismo. No obstante, es un hecho evidente que, debido a sus fuentes narrativas de orden  predominantemente oral, todo el corpus narrativo que recogían sus enseñanzas ha llegado hasta nosotros de manera harto fragmentada. Además de este factor, debemos tener en cuenta las limitaciones de la mentalidad imperante en la intelectualidad europea de aquella época, a la hora de recopilar dichas narraciones orales. Todas esas limitaciones se vieron plasmadas en obras como "La Rama Dorada" (1), un clásico de la antropología religiosa decimonónica; dicha obra resume los prejuicios positivistas imperantes en la mentalidad europea de ese siglo de manera manifiesta, hecho que quedo evidenciado en sus discursos de orden ilustrado, y la subsiguiente subvaloración de todo fenómeno sacro y, por extensión, de toda cosmovisión tradicional, calificadas como meras supersticiones, fruto de la mentalidad primitiva. Podemos afirmar pues, desde una perspectiva hermenéutica, que todas las buenas intenciones de generaciones de etnógrafos y antropólogos crearon más problemas que soluciones a la hora de hacer una valoración real, en otras palabras omnicomprensiva, de dichas manifestaciones míticas y sagradas.

Ahora bien, la cuestión de crucial importancia a resolver es ¿Cómo poder penetrar en los significados más profundos de tales narraciones, de modo que pudiesen dar testimonio de aquellos estados de conciencia relatados por los chamanes? ¿Cómo resolver la carencia de fuentes que pudieran arrojar luz sobre las doctrinas soteriológicas más profundos del chamanismo y, de este modo, revelar el sentido último de sus experiencias?

miércoles, 17 de mayo de 2017

ASCENCIÓN EXTÁTICA Y VUELO MÁGICO ENTRE CHAMANES Y YOGUIS (parte I), por Armando Montoya-Jordán

Chamán, éxtasis visionario, vuelo mágico, rituales enteogénicos. Todas estas acepciones están ligadas al aura que parece suscitar el concepto chamanismo en el imaginario de quienes ven, en este tipo de praxis mágica y espiritual, una especie de método efectivo para lograr una apertura de lo que en el lenguaje contemporáneo se ha llegado a denominar “nuevas formas de conciencia”. Lo que resulta revelador, a primera vista, es que dicha percepción delata una aspiración por nuevos paradigmas de conocimiento, hecho harto significativo en una mundo donde los modelos epistemológicos heredados por el pensamiento posmoderno han entrado en su fase terminal.
No obstante, antes de cualquier intento de delucidación, se hace perentorio responder ciertas interrogantes; ¿Qué distingue concretamente al chamanismo de otras prácticas de orden ritual y mágico? Más aún, ¿Qué afinidades podemos establecer con otras vías de similar aspiración mística?
Desde una percepción corriente, por chamanismo se entiende la creencia en mundos de orden sobrenatural y la manera de entrar en contacto con las influencias espirituales que rigen dichos mundos. Las técnicas que harían posible la realización de dichas búsquedas pueden ser esbozadas en los siguientes términos: se trata de rituales cuya finalidad consistía en trascender los límites de la experiencia individual. En otras palabras, se procuraba la superación de los confines de la conciencia ordinaria que determina nuestros esquemas mentales para, de este modo, alcanzar los mundos espirituales en los confines de lo desconocido. Mediante ese tipo de hazañas, el chamán lograba entrar en contacto con las fuerzas de los mundos superiores; haciendo posible, a su vez, que los hombres participen de los influjos divinos. En términos generales, y siguiendo las pautas teóricas de ciertas corrientes antropológicas y de fenomenología de la religión, cuando nos referimos al chamanismo, estaríamos hablando de prácticas rituales cuyas características pertenecen a estadios de conciencia religiosa que existieron en la antigüedad arcaica, y cuyos focos de origen indican que habrían surgido de las estepas de Asia Central y Siberia.

sábado, 8 de noviembre de 2014

APROXIMACIONES A LA TRADICION PRECOLOMBINA Y A SU SIMBOLISMO (y III), por Armando Montoya

ARTES, RITOS Y SIMBOLOS

LA SERPIENTE EMPLUMADA Y LA TRANSMUTACION COSMICA

Otro rasgo específico común a todas las culturas precolombinas es su concepción de lo sagrado. Dicha concepción concibe lo absoluto a partir de un acento en lo cosmológico, sin que esto quiera decir que no haya un aspecto cosmogónico, es decir de creación del origen. La concepción cosmológica de lo sagrado se caracteriza por ser absolutamente dinámica, pues se centra en los fenómenos cíclicos que hacen posible la vida como la manifestación de un poder divino.


De ahí que la creación del universo sea vista como una manifestación dual del cosmos que se despliega en fuerzas polarizadas pero a su vez complementarias, y que se entraman en una integración final hacia la consecución de lo absoluto, fuerza y manifestación del espíritu único. Esta noción es de importancia capital para desmentir cualquier tipo de panteísmo religioso achacado sin cesar a las culturas arcaicas por los supuestos especialistas, en un afán por validar una visión de lo sagrado de tipo naturalista –herencia de la antropología decimonónica- visión ajena a toda cosmovisión sagrada pues en los mundos antiguos la naturaleza si bien era vista como manifestación de un orden sagrado, no obstante no dejaba de ser un orden inferior. En ese sentido, esta era considerada como un reflejo en lo manifiesto de un principio supremo del que emanaba la vida, y por ende, un orden que necesariamente debía ser trascendido.

No existe mejor símbolo que exprese la síntesis de estas dos potencias que se manifiestan en el cosmos, a saber lo etéreo y lo denso, como la Serpiente Emplumada, divinidad por excelencia del bestiario de las culturas mesoamericanas. Esta deidad representa la tensión del cosmos en su expansión hacia la multiplicidad, dominada por dos fuerzas contrarias, ascendentes y descendentes. En esta confrontación cosmológica entre lo terrenal y lo celestial se vislumbra ya la realización suprema de la vida, es decir la superación de las dos fuerzas contrarias que hacen posible el universo y el pléroma de la creación. El cosmos aspira pues hacia la integración final de lo múltiple que se oculta en el origen supremo. Dicha superación encierra el misterio que desde lo mítico nos remite al fin de los ciclos, es decir al aspecto escatológico del mito. Esto explica el simbolismo que representa la Serpiente Emplumada pues se trata de un poder terrible para los hombres, una divinidad que los engulle en sacrificios sangrientos y de este modo haciendo posible la continuidad de los ciclos de la vida. A través de la acción aterradora de esta divinidad los seres humanos retornan al ciclo eterno de lo manifiesto hasta la integración final del todo en un principo anterior al tiempo, más allá de los ciclos.

jueves, 28 de agosto de 2014

APROXIMACIONES A LA TRADICIÓN PRECOLOMBINA Y A SU SIMBOLISMO (II), por Armando Montoya

Siguiendo con el desarrollo sobre el simbolismo presente en las civilizaciones precolombinas hemos de añadir que sus orígenes se pierden en el tiempo. Ya en la primera parte de este trabajo discutimos cómo las ciencias contemporáneas han buscado indagar en un pasado que solo interpretan a los ojos del presente, formulando pues una lectura diacrónica, es decir incapaz de integrar los diferentes aspectos de la mentalidad mítica en un orden superior, central y cíclico. 
En este breve artículo hemos querido resaltar los aspectos más capitales del lenguaje simbólico presente en los rituales, las artes y los mitos de las civilizaciones precolombinas y de este modo no solo aportar cierto conocimiento sobre el fenómeno del símbolo en las culturas antiguas sino arrojar luz a la conciencia integradora, la intuición profunda del ser humano -que no por serlo esta desligada de una capacidad lógica- para de este modo hacer posible la comprensión de la naturaleza numinosa de estos símbolos manifiestos a través de su lenguaje exterior.
Añadamos que lo que nosotros entendemos por simbolismo poco tiene que ver con una simbología como disciplina del pensamiento contemporáneo, aunque se pueda emparentar. Mientras que el primero parte de una contemplación intuitiva inmediata al interior de una cosmovisión sagrada, la segunda depende de un método a menudo introspectivo y especulativo, de la mano de cierta psicología profunda o de una fenomenología de lo onírico, pero cuyos paradigmas son por lo general –aunque no siempre- ajenos a cualquier experiencia de lo sagrado.
Esta diferenciación es relevante pues permite deslindar dos posiciones frente al símbolo como reflejo de una realidad superior. Una que necesariamente remite el poder del lo simbólico a un lenguaje hierático y otra que busca el poder de evocación estética u onírica del símbolo a través de ciertas categorías de la historia de las religiones, la antropología o incluso la poética[1].
En breve, nosotros proponemos que simbolismo no es pues sinónimo de simbología. Si bien es cierto que ambas pueden ayudar a profundizar el entendimiento y sobre todo el descubrimiento del poder del lenguaje simbólico en los procesos cognitivos del hombre, solo la primera es capaz de integrar todos los aspectos contemplativos, psíquicos y afectivos que la naturaleza y el cosmos despiertan en lo profundo del ser humano y transformar de este modo su conciencia.

miércoles, 25 de abril de 2012

APROXIMACIONES A LA TRADICION PRECOLOMBINA Y A SU SIMBOLISMO, por Armando Montoya

1ra parte. Aspectos fundamentales para una doctrina del Hombre precolombino


Hablar de los principios metafísicos, cosmológicos y mitológicos de las culturas precolombinas desde una perspectiva tradicional necesariamente nos remitirá al plano de lo simbólico, en vista que solo una perspectiva que tome en cuenta los aspectos fundamentales manifiestos en tales principios en su total realidad, es decir los aspectos hieráticos, podrá acercarnos a la cosmovisión que determino el sentido de la existencia y la realización del ser humano en las civilizaciones precolombinas, y de este modo poder establecer una serie de vínculos reales con los fundamentos de la ontología espiritual cultivadas por los hombres de la antigüedad americana. 
No sucede lo mismo con las perspectivas del pensamiento secular posmoderno,  cuyas  metodologías responden, en principio y de manera taxativa, a categorías que están  alejadas del pensamiento tradicional debido a su enfoque meramente historicista. Lo que confirmaría que dichos enfoques aparecen más bien como concepciones del mundo escindidas con respecto a las realidades universales. Consecuentemente no poseen el lenguaje adecuado –ni mucho menos la cualidad intelectiva- para poder aproximarse a los fundamentos que hicieron posibles dichas culturas y de esta manera poder comprender el sentido de realización cultivada por aquellas. 
Esta sospecha no resulta nada descabellada para un tipo de pensamiento que busca profundizar en los estudios del simbolismo tradicional y de hecho ha sido ya confirmada por ciertos círculos en el seno de la propio intelectualidad occidental. Nos referimos principalmente a  las corrientes de hermenéutica simbólica influenciada  por los trabajos de Gaston Bachelard, Mircea Eliade o incluso Henry Corbin en el campo del arte, la religión y los aspectos más claves del mito (1). Dichas corrientes han puesto particular énfasis en una acérrima crítica a los fundamentos que sostienen los paradigmas científico-filosóficos establecidos por la cultura contemporánea  y su más hipertrófico legado, el pensamiento analítico. Y el resultado de dichos exámenes ha establecido que esta última adolece de las categorías supra-racionales capaces de poder dar testimonio del legado de las sociedades tradicionales, precisamente por ser un tipo de pensamiento reducido a sus meras representaciones empíricas-racionalistas, consecuencia directa de la ruptura de dicha concepción del mundo con la cosmovisión de los mundos antiguos. 
Reconocer este aspecto resulta cardinal para poder plantear la cuestión –por lo demás hartamente reconocida ya por algunos sectores del pensamiento contemporáneo más próximos a las perspectivas espirituales- sobre si la intelectualidad que se autoafirma como la depositaria del oficialismo cultural posmoderno no sería sino el resultado de una fase de disolución del intelecto humano, acorde con el punto culminante de una época que ha arribado a un desgaste histórico y que en su desesperado intento por auto-afirmar una existencia caída en el espiral del nihilismo, se aferra obsesionada a un realismo asfixiante, amparándose en la tecnología y las ideologías cientificistas.