lunes, 16 de marzo de 2015
INTRODUCCIÓN AL SHIVAISMO ADVAITA CACHEMIR. La doctrina del Reconocimiento
La Consciencia es el Señor
Meditaciones sobre el texto Pratyabhijñahrdayam de Utpaladeva
El divino juego (kridhâ, lilâ) de ocultarse y revelarse del Sí-Mismo. El reconocimiento de nuestra verdadera naturaleza.
Charla y coloquio a cargo de Manuel Plana, Sergio Trallero y Artur Sala (sádhakas del linaje Parama Maeshwara Acharya Abhinavaguptapada, y de su guruji Kamlesh Dutta Tripaty de Varanasi, India)
LIBRERÍA SANTO DOMINGO
C/Santo Domingo del Call nº 4. 08002 Barcelona
Barri Gòtic. P. San Jaime. 933173222
Sábado 28 de Marzo 2015. 19 h. - 21’30 h.
La verdadera naturaleza del ser humano no es su corporalidad ni su ego ni su universo mental. El envoltorio que le sirve de instrumento para percibir su entorno no es sino eso, una herramienta que, como todo lo material y compuesto, nace, crece y muere cuando ya no sirve. El Ser verdadero es otra cosa muy distinta. Es simple, autónomo y no sujeto al cambio, al tiempo ni al espacio, pero tan próximo a uno mismo que no lo advierte. De ahí que los Vedas digan de Él que: “es más tú mismo que tu mismo”, y el Sufismo: que su propia evidencia (unicidad) es su velo. Conocerlo es el fin de la existencia y la meta de todos los deseos, pues sólo en Él se encuentra el centro del verdadero reposo y el cese de todos los afanes.
La programación mental es lo único que se interpone entre el individuo y el Ser verdadero, que las tradiciones llaman Dios, Absoluto, Gran Espíritu o Consciencia Suprema, aunque ningún nombre le hace justicia pues es la fuente desconocida de todo lo conocido, la única Realidad y el único Sujeto verdadero. Todas las tradiciones proponen un camino para llegar a Él. Pero las no-duales aportan una luz diferente al tema. Lo que no tiene principio ni fin no puede realizarse porque ya está desde siempre realizado y en presencia. Nadie nunca ha podido separarse de su Sí Mismo, y dado que no existen dos Sí Mismos, he aquí la cuestión. Es la programación mental-egótica con todo su universo de falsas concepciones contrarias las que, fuertemente arraigadas en los hábitos y el comportamiento, se alzan como verdaderos obstáculos a la realización, promoviendo una confusión continua entre el verdadero Sí Mismo y el falso sí mismo o estado psicosomático.
El Shivaismo advaita Cachemir, rama de la tradición espiritual más antigua de la humanidad, propone un método preciso para eliminar esos obstáculos, resumidos todos en dos tipos principales de ignorancia igualmente decisivos: la ignorancia intelectual (Bauddha-ajñana) y la ignorancia experiencial (Paurusha-ajñana). La primera nos hace conscientes de nuestros falsos conceptos de la realidad y de nosotros mismos. La segunda nos permite vivenciar, aquí y ahora, la experiencia no-dual, es decir, de plenitud, del verdadero Sí Mismo.
El método es el “reconocimiento” (Pratyabhijña) inmediato de la ilusión como ilusión y lo verdadero como la Realidad, eliminando la confusión que hacemos siempre entre nuestros procesos mentales (vikalpas) y la Consciencia (samvit, cid, etc…), que es siempre pura, eterna e inmaculada como el propio acto de Ser.
lunes, 2 de marzo de 2015
HITLER VS EVOLA, por Karl Santhrese
A propósito de las diferentes acusaciones que se ven circular contra Julius Evola por su supuesto compromiso con el nacionalsocialismo y el fascismo, por su supuesta militancia en esas ideologías políticas u otras de igual radicalismo obtuso, tenemos de primera mano el testimonio de lo que opinan de él los propios nazis contemporáneos para hacernos una idea clara de la insensatez de esas acusaciones.
Evola siempre declaró ser de la derecha “tradicionalista”, incluso gibelino “imperialista”, pero nazi y “facha” no precisamente. En sus escritos y su correspondencia privada, no se cansa de decir que jamás militó en esas facciones y que por eso mismo estuvo siempre mal visto por ellas, por su falta de completo compromiso que le reclamaron sin éxito. Y mal visto también por las izquierdas democráticas, ateas y progresistas, por su supuesto interés por aquellas. En fin, fue siempre un personaje “incómodo” para ambas partes, como Guénon que, ya en vida y también muerto, le hacían centro de las ideas más reaccionarias a pesar de desmentirlo insistentemente.
La Redacción
El siguiente artículo que elaboré esta destinado a prevenir a los camaradas sobre la influencia nefasta de un escritor italiano llamado Julius Evola.
El desconocimiento de muchos camaradas que se están formando doctrinalmente, muchas veces les juega en contra. Actualmente observamos que prácticamente la mayoría de los camaradas NS son autodidactas, pero esta formación puede muchas veces “descarrilarse” de la esencia del NS, cuando no se le advierte a los nuevos camaradas, sobre algunos peligros ideológicos. Mucho más peligrosos para un nacionalsocialista, que el marxismo (ya que el marxismo es directamente combatido), son las ideas disolventes de Evola. Este escritor (que no fue nazi, ni fascista) es peligroso porque abarca la problemática de los males modernos, lográndose mimetizar con términos utilizados por nosotros, pero al efectuar la crítica bajo un punto de vista radicalmente diferente al nuestro, el efecto final es la confusión y el desastre. Algunos evolianos han intentado infiltrar sus ideas a las nuestras, intentando cambiar su esencia. Ante todo debemos tener en cuenta que el NS no se puede perfeccionar, es perfecto, el 99% de las ideas de Hitler vertidas en “Mi Lucha” son inmortales. Lo que si puede ser sano, es brindar ideas que amolden el NS a las distintas realidades en los distintos países de raza blanca, pero jamás cambiar su esencia y su norte. Evola no solo combate el nazismo de una manera muy pero muy fina, sino que justamente destruye la esencia de la concepción racista hitleriana, brindando una “nueva visión del racismo” pero desde la “derecha tradicional”, los efectos del influjo de estas ideas en muchos camaradas son espantosos (mostraré más adelante algunas ideas y frases de los evolianos). Nosotros debemos saber que no se puede mejorar lo perfecto. El NS fue una obra perfecta en todos los sentidos.
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