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miércoles, 16 de marzo de 2016

LA DISPOSICIÓN CORÁNICA DE LOS CAPÍTULOS DE LA QUINTA SECCIÓN DE LOS «CO-DESCENSOS» DE LAS FUTÛHÂT AL-MAKIYYA (y II), por 'Abdel Baqi Meftah

EJEMPLIFICACIONES

Podemos ilustrar lo precedente con los siguientes ejemplos:

1) El capítulo 385 corresponde a la primera munâzala. Lleva como título: “El que desprecia triunfa, el que es desdeñado es proscrito”. Su sura es Lo que ha de ocurrir. Está asociada al primer capítulo del Libro de las interpretaciones titulado “La interpretación de la dominación”, cuya idea central es la exaltación y su contrario la humillación. La sura finaliza con la glorificación de al-haqq. Alaba el nombre de tu sublime Señor” (37). En la misma se expone el dominio de tiranos tales como los Thamûd, los ‘Ad, Pharaon, que no glorificaban al-haqq, como en los versículos 32-33: “Y luego, atadle a una cadena de 70 codos de largo; pues, ciertamente, no creyó en Allah, el Grandioso”. Es por ello que el sheikh denomina, en el capítulo 315 de la cuarta sección de las futûhât, a la estancia espiritual de esta sura: “estancia de la necesidad del castigo”. En el segundo dístico de la poesía introductoria del capítulo de la munâzala correspondiente, hace alusión al nombre de la sura Al-hâqqa (Lo que ha de ocurrir) diciendo: “¿No son los nombres (de Dios) la expresión de las esencias (haqâ’iq) de las criaturas?”; y en el capítulo 22 de las futûhât, denomina a la estancia espiritual de esta sura: “estancia de la Verdad principial (al-haqq)”, porque al principio contiene tres menciones del nombre al-hâqqa (38), y que el nombre haqq se encuentra en los últimos versículos (51-52): “pues, realmente, es sin duda la verdad más cierta (haqq al-yaqîn). Glorifica pues el grandioso nombre de tu Señor”. Lo que dice respecto de la localización del Principio supremo (haqq al-haqq)  (39) remite al versículo 17 de la sura: “…ocho (ángeles) llevarán ese día el Trono de tu Señor”.
El sheikh introduce este capítulo mencionando, al final del anterior, la insuflación de los ángeles y la del diablo, aludiendo con ello a los versículos de Lo que ha de ocurrir relativos a aquel que recibe su registro en su mano derecha y el que lo recibe en la mano izquierda (40).
Asimismo, al final de este capítulo, retoma el título, a manera de introducción a la sura de la munâzala del capítulo siguiente, con una alusión al versículo 16 de la sura La pluma (41): “Le golpearemos en el morro”, expresión del desprecio, de la superioridad y del desdeño hacia todo “el que jura en vano, el difamador, calumniador intrigante, el represor del bien, presuntuoso y criminal” (42).

2) El capítulo 386 está dedicado al conocimiento de la munâzala de “la vena yugular y de la localización (ayniyya) de la compañía (ma’iyya)”. La sura correspondiente es La pluma. Al principio de este capítulo, el sheikh habla del desvelamiento del Bien Amado a aquél que se acerca a Él por las obras sobrerogatorias (43), según el versículo 42 de esta sura: “El día en que se descubran las pantorrillas”. Por otra parte habla de la relación que une los consanguíneos (arhâm) en correspondencia con relato de los habitantes del paraíso en los versículo 17-32. Su comentario respecto a la esperanza en “quizás que…” remite al versículo 32: “Quizás que nuestro Señor nos dé en su lugar algo mejor; ciertamente, nos volvemos hacia nuestro Señor con esperanza”. Y su mención del pasaje coránico: “¿son iguales los que saben y los que no saben?” (44) hace alusión al versículo 33: “… ¡si lo supieran!”. Lo que dice también en este capítulo de los que temen (al-muttaqîn) remite al versículo 34: “Ciertamente, a los conscientes de Dios les aguardan jardines de felicidad  junto a su Señor”. A continuación menciona el pueblo de Jonás, profeta que también es citado en los versículos 48-50 de la sura. Al final de este capítulo 386, el sheikh evoca la alabanza divina, haciendo alusión a la de Jonás dentro del vientre de la ballena: “… No hay dios sino Tú ¡Glorificado seas! Ciertamente he estado entre los injustos” (45), y a la de las gentes del paraíso mencionados en los versículos 28-29 de la sura: “El más sensato de ellos dijo: ¿no os lo dije: por qué no glorificáis a Dios? Entonces respondieron: ¡Infinito es en Su gloria nuestro Señor! ¡Realmente, hemos obrado mal!”. Concluye el capítulo con la mención del juez, lo que remite al reino, es decir la sura El reino (46) ligada a la munâzala siguiente.

3) El capítulo 387 está dedicado al conocimiento de la munâzala de “la humildad de la Grandeza”. El título del capítulo correspondiente en el Libro de las interpretaciones es: “Interpretación de la Grandeza”. El párrafo asociado en el capítulo 559 de las futûhât (47) se titula: “No desciende de una posición elevada más que el que posee la inaccesibilidad (man’a)”. La sura de esta munâzala es El señorío que comienza así: “Bendito sea Aquel en cuya mano está la soberanía…”. El sheikh alude a esta bendición (tabâruk) cuando escribe al inicio del capítulo 387: “(Allâh), bendecido y glorificado sea, ha dicho”. Su refutación de los filósofos sobre la cuestión de la ciencia divina relativa a los particulares (juz’iyât) remite a los dos versículos siguientes de la sura: “… Él sabe bien lo que hay en vuestros corazones. ¿Cómo es posible que no sepa todo Aquel que ha creado todo, cuando es el Sutil, el Bien informado?” (48), y su rechazo de la interpretación de los Ash’aritas sobre la sede y la localización divina se relaciona también con este otro versículo: “¿O estáis seguros de que Aquel que está en el cielo no enviará una tempestad? Entonces conoceríais cómo es mi advertencia (49). Al final del capítulo, habla de la visión de al-haqq en relación con el versículo 27: “Cuando Le vean muy cercano…”.

4) El capítulo 389 está dedicado a la munâzala: “Mi divinidad es la esencia de tu ser y tu ser es Mi manifestación” relacionada con la sura El divorcio (50). Ibn Arabi alude al divorcio en los dísticos siguientes que se encuentran en este capítulo: 

«Su estado de acercamiento (tadallin) es la proximidad (dunuw),
Y nuestra proximidad (tadânin) es una ascensión.
Nos hemos separado y luego reunidos
Formamos una espléndida pareja.
Los giros zodiacales aparecen en nuestro cielo
Cuando estamos separados.
A causa de mi ser, poseen intersicios
En nuestras esencias singulares.
El casamiento es continuado,
Es una entrada y una salida.»

Habla en este capítulo de las virtudes del matrimonio, y es el tema del que trata la sura El divorcio. Empieza diciendo: «”Luego, se aproximó y quedó suspendido” (51), esta expresión es la esencia de la munâzala», anunciando el acoplamiento entre lo que en el capítulo 11 de las futûhât denomina: “los padres superiores y las madres inferiores”, es decir entre los cielos y las tierras. De ello trata en el último versículo de esta sura de la que Ibn Abbas dijo: “Si os lo explicara, me lapidaríais”. Este versículo empieza así (52): “Dios es Quien ha creado los siete cielos y otras tantas tierras, entre las cuales desciende el orden divino…”. El divorcio revocable (53) en el mundo humano es comparable a la munâzala, pues el matrimonio es un avance por parte del hombre y un acercamiento por parte de la mujer (54), seguidos de encuentro y un abrazo, correspondiendo estas tres fases a las tres primeras etapas de la munâzala. La cuarta etapa está representada por la separación temporal de los esposos, seguida por la renovación del matrimonio cuya consumación simboliza la ascensión del caminante en la segunda etapa (55). Y en este capítulo, recomienda la realización del matrimonio como acto subrogatorio, y aborda otras cuestiones espirituales escondidas en las alusiones de los versículos de la sura, como su nota sobre envolvimiento divino, según el último versículo: “… ciertamente Allâh rodea a toda cosa con su ciencia” (56).
El sheikh termina el capítulo mencionando a los jóvenes de la caverna (57) que resucitan tras un sueño de 309 años, a manera de introducción a la sura de la munâzala siguiente, El engaño recíproco (58), donde en el versículo 7 leemos: «Los que no creen pretenden que no serán resucitados. Dí: “Pues sí, por mi Señor¡ verdaderamente seréis resucitados. Y luego se os informará de lo que hayáis hecho. Para Allâh es fácil”».

5) El titulo de la munâzala del capítulo 391 es: “el camino fluido (al-maslak al-sayyâl) en el que los pasos de los hombres cuestionados (rijâl al-su’âl) no serán reforzados”, y el del capítulo correspondiente del Libro de las interpretaciones es: “la interpretación de la firmeza”. El “camino fluido” designa el túnel (nafaq) por el que se hace entrar o salir el líquido, y que tiene pues dos caras como el hipócrita (munâfiq). Es por ello que la sura asociada a esta munâzala es Los hipócritas (59). En este capítulo encontramos calificaciones sobre los hipócritas; como: “… y matadlos allí donde los encontréis…” (60). Es por ello que he llamado a esta munâzala: “El camino fluido”, por comparación con el discurrir del agua que no se fija en su recorrido sobre ninguna cosa y no puede más que pasar por encima. Y los hombres que avanzan por este camino no se atan a nada”. Esta cualidad es propia de la condición de los hipócritas.

6) En la mayoría de sus escritos el sheikh acostumbra a indicar al final de cada capítulo el tema que será tratado en el siguiente. Así, dice al final del capítulo de la anterior munâzala asociada a la sura Los hipócritas: “Hemos expuesto de manera suficiente y concisa la síntesis (jumâ’) de este capítulo”. Y la palabra jumâ’ remite a la palabra jumu’a (“el día del viernes), es decir a la sura El viernes que se asocia a la munâzala del capítulo siguiente. Éste es el capítulo 392 que tiene como título: “Al que se muestra compasivo, le compadecemos; al que no tiene compasión, le compadecemos, luego nos encolerizamos con él y lo olvidamos”. El título del capítulo correspondiente del Libro de las interpretaciones es: “La interpretación de la justicia (‘adl)”. 

Y para ilustrar más estas numerosas alusiones presentes al final de los capítulos, como introducción de lo que va a continuación, se puede leer al final del capítulo 443, cuya munâzala se asocia a la sura Los grupos (61): “... cuando el ser humano no conoce esto por sí mismo, por una intuición, un estado espiritual, un desvelamiento, y una visión directa, no es un ser humano manifestado según la forma de aquel que posee la precelencia (¿?)en el mundo y que ha sellado el pacto (‘ahd). Pues los injustos no obtienen la alianza divina, y Su alianza no es otra cosa que Su forma. ¡Comprende esto!”. La palabra “forma (çûra)” empieza con la letra çâd. Y la sura Çâd (62). Y la sura Çâd corresponde a la munâzala del capítulo 444 que lleva como título: “Aquel para quien está inscrita la alianza pura no será desdichado”. En esta sura se trata del califato de David y de Salomón, así como de otros profetas y de “puros (mukhliçîn) servidores de Allâh” en el versículo 83.

Y en el Libro de las interpretaciones, encontramos la munâzala de la sura Los grupos bajo el título: “La interpretación de la purificación (ikhlâç)”, mientras que la estancia (manzil) correspondiente en la 4ª sección de las futûhât es el capítulo 345 con el siguiente título: “Estancia del secreto de la purificación en la vía tradicional (dîn)”, según su versículo 3: “La tradición (dîn) pura, ¿no es de Allâh?”. En cuanto a la munâzala de la sura Çâd en el Libro de las interpretaciones, lleva por título: “Interpretación del surgimiento (inbi’âth) de la luz de la veracidad”, en correlación con el título de su estancia, el capítulo 346: “Estancia del secreto que uno de los conocedores ha verdaderamente conocido, y del que ha visto surgir la luz de los lados de esta estancia”.

7) El capítulo 399 está consagrado a la munâzala titulada: “Una estancia tal que a aquel que entra en ella, le corto la cabeza. Y no quedó nadie que no entrara”. Esta estancia se asocia a la sura El Más Misericordioso (63). El sheikh se refiere al nombre de esta sura en el capítulo anterior, y que concluye diciendo: “El asunto retoma el estatuto de la toma del pacto primordial con la Compasión divina que lo envuelve todo”. Es por el trono (istiwâ) divino del Muy compasivo (al-rahmân) que la Compasión divina lo envuelve todo, y es por ello que el título de esta munâzala en el Libro de las interpretaciones es: “Interpretación del trono divino,¡”. Y la expresión “… al que entra en ella, le corto la cabeza. Y no quedó nadie que no entrara” remite a los versículos 26 y 27 de la sura: “Todo lo que vive aquí abajo está destinado a perecer. Sólo permanece la faz de tu Señor, que detenta la majestad y la magnificencia”.
Al final de este capítulo, Ibn Arabi habla de la unidad de Mandamiento, a manera de introducción del capítulo 400, que se asocia a la munâzala de la sura La luna (64), según su versículo 50: “Nuestro mandamiento es único como un guiño”.

8) El capítulo 404 está dedicado al conocimiento de la munâzala: “El que hace sufrir a sus súbditos acelera la ruina de su reino, el que los trata bien sigue siendo rey”. En el Libro de las interpretaciones, esta munâzala se titula: “Interpretación del señorío (siyâda)” y se asocia a la sura Qâf (65). La qâf  es la letra del señorío. Esta letra constituye la clave de los nombres divinos con ella asociados, como “fuerte (qawî), poderoso (qadîr), todopoderoso, obligador, muy santo (quddûs), que delimita (qâbid)”, y la de palabras tales como: Corán, “corazón (qalb), polo (qutb)” (66). Esta munâzala remite al versículo 29 de la sura: “Mi palabra es inmutable; ¡pero no soy injusto con Mis criaturas”, a la que el sheikh alude en el segundo dístico de la poesía introductoria del capítulo 404: “Sin los servidores, no habría señorío a ejercer y no serían nuestros vasallos”. Y al final del capítulo 403 que lo precede, introduce el presente capítulo diciendo: “Allâh ha dado a los servidores innumerables argumentos en el Corán”.

9) Al final del capítulo 409, el sheikh menciona los acercados (al-muqarrabûn) diciendo: “Es así como obran los trabajadores constantes y los concurrentes rivalizan”, a manera de introducción a la sura Los creyentes asociada a la munâzala siguiente del capítulo 410. Al inicio y en medio (versículos 57-61) de esta sura , hay una descripción de estos acercados y adelantados (sâbiqûn) que termina así (v. 61): “Esos son los que compiten entre sí en hacer buenas obras y superan en ello a los demás”. El título de esta munâzala, idéntico en las futûhât, en el Libro de las interpretaciones, y en el Libro del testigo (shâhid), es: “Hacia tu Señor es el término”, en referencia a varios versículos de la sura, como (v. 115): “¿Pensabais, acaso, que os creamos por mera diversión y que no habríais de retornar a Nosotros?

Igualmente, al final del capítulo 412 asociado a la sura Los profetas (67), introduce la munâzala del capítulo 413, que es asociado a la sura Tâ Hâ (68), diciendo: “Está en un estado de humillación continua y de humildad obligada”, haciendo con ello a su versículo 114: “… y habríamos seguido Tus mensajes antes que vernos humillados y degradados”. La munâzala de este capítulo se titula: “El que Me pide alguna cosa no escapa a Mi decreto (qadâ’), y el que no Me pide nada tampoco”, y en el Libro de las interpretaciones: “Interpretación del decreto”. En la sura Tâ Hâ encontramos versículos que se relacionan con la predestinación, como en el versículo 72: “ Decreta pues lo que vayas a decretar; tú sólo puedes decretar no se aplican más que a la vida de aquí bajo”, en el versículo 129: “Si no fuera por un decreto previo de tu Señor,(el castigo) ya les habría alcanzado forzosamente”, y en el versículo 130: “… alábale durante la noche y en los confines del día. Tal vez estés satisfecho”.

10) El capítulo 405 está dedicado al conocimiento de la munâzala titulada: “Aquel que hace de su corazón Mi casa, nadie puede aprehender lo que Yo le he dado. No comparéis (este corazón) con la Casa visitada (69), pues esta es la casa de Mis ángeles. Es por ello que no he instalado en ella mi amigo íntimo Abraham”. Su referencia coránica es el versículo 57 de la sura El relato (70): “Pero ¿no hemos establecido para ellos un santuario seguro, al que son traídos frutos de toda clase, como provisión de Nuestra parte?” Corresponde al capítulo 42 del Libro de las interpretaciones, titulado: “Interpretación de las conveniencias (adab)”, donde Ibn Arabi dice: “Dispone tu corazón como (el santuario) de La Meca, donde llegan frutos de toda clase como alimento de parte de tu Señor”. En cuanto al título “Interpretación de las conveniencias”, está cerca del de el capítulo de la estancia espiritual de la sura El relato, en la cuarta sección de las futûhât (71): “Del conocimiento de la estancia de los tres secretos sellados y del secreto árabe relativo a las conveniencias divina y la revelación interiorizada en lo mental (al-wahy al-nafsî)”. Los tres secretos son las tres letras sueltas que abren la sura “Tâ Sîn Mîm”. La revelación interior concedida a la madre de Moisés y el secreto árabe relativo a las conveniencias divinas remiten al versículo 7 de la sura: «Hemos revelado a la madre de Moisés: “Dale de mamar. Y luego, si temes por él, ponlo en el río, y no temas ni estés triste pues te lo devolveremos y haremos de él un de Nuestros enviados”». El estilo literario de este versículo se caracteriza por la unión de dos informaciones: dos órdenes, dos prohibiciones, y dos buenas noticias. Esta sura El relato ocupa el lugar 28 del orden coránico. El número 28 es el del valor numérico de las tres letras aisladas iniciales, según el pequeño cómputo occidental (72) (Tâ Sîn Mîm = 10 + 9 + 9 = 28). Según el gran cómputo oriental, este valor es de 109. La relación entre estos dos números es que la suma de los valores numéricos de las 28 letras del alfabeto árabe según los grandes cómputos es 5995 que es la suma de los 109 primeros números, siendo precisamente 28 (73) la suma de las cifras que componen el número 5995. Este número 109 tiene una importancia fundamental ya que contiene simbólicamente todos los números y letras que componen la lengua árabe. Por lo que hace al número mismo, vemos que contiene las dos cifras límite de la serie que sirven para componer todos los números, es decir 1 y 9. La cifra central del número 109 es la cifra cero que señala el paso entre Los grados numéricos de las unidades, decenas y centenas. Por otra parte, como hemos recordado antes, la suma de los números 1 a 109 es igual al número total de los valores numéricos de las 28 letras del alfabeto árabe, a saber el número 5995 que contiene los secretos de todos los números y letras. La suma de las cuatro cifras que lo componen nos reconduce a su principio, es decir al número 28. El número 109 es el valor numérico del nombre al-‘adad (74) y el del nombre divino El sabio (al-hakîm). Es por estas razones que el sheikh, en el capítulo 109 de las futûhâh, consagra todo un párrafo a explicar la importancia de las letras y de sus valores numéricos obtenidos mediante suma, y de la relación entre el nombre y el nombrado.

11) El capítulo 408 está dedicado al conocimiento de la munâzala: “El sábado, Él te ha aflojado el cinturón que Yo había apretado, el mundo está ahora vacio de Mí y Yo de él”, que remite al versículo 59 de la sura El discernimiento (75): “Aquel que ha creado los cielos  y la tierra  y todo lo que hay entre ambos en seis días, y que está sentado sobre el trono de Su omnipotencia, es el Más Misericordioso. Pregunta, pues, por Él a alguien que sea experimentado y bien informado (khabîr)”. El sábado es el séptimo día (76). Es por ello que el título de esta munâzala en el Libro de las interpretaciones es: “Es a ti a quien me dirijo, tú la vecina”, fórmula exacta a la que encontramos en el título del capítulo 359 asociado a la estancia de la sura El discernimiento: «Es a ti a quien me dirijo, tú la vecina”. Se trata de la estancia del discernimiento divino» (77).

12) El capítulo 419 está dedicado al conocimiento de la munâzala de los “actos jurídicos (çukûk) (78), que son los edictos (manâshîr) y disposiciones (tawqî’ât)”. En el Libro de las interpretaciones lleva el título de “Interpretación de las disposiciones”. Estos “actos jurídicos” designan lo que adviene a los servidores por permiso divino. El sheikh dice al respecto que “la mayoría de veces, las disposiciones dirigidas a los seres realizados (awliyâ’ Allâh) vienen de Allâh, del Más Compasivo, del Señor, o del Rey, exclusivamente”. Esta munâzala está asociada a la sura Abraham (79), que se abre y se cierra con tales prescripciones divina. Empieza pues evocando la autorización divina dada al Profeta Muhammad para transmitir el mensaje del más sublime de los edictos como es el Corán: “Alif Lâm Mîm. Un libros sagrado que hemos hecho descender sobre ti para que, con el permiso de tu Señor, saques a la humanidad de las tinieblas a la luz, al camino que lleva al Todopoderoso, el Digno de toda alabanza”; y en el último versículo dice: “Este es un mensaje para toda la humanidad. Que tomen, pues, nota de él, y que sepan que Él es el Dios único; ¡y que los dotados de inteligencia recapaciten sobre esto!”.

13) El capítulo 420 es el de la munâzala de “la liberación  [o “purificación (takhalluç)”] de las estaciones espirituales (maqâmât)”, en relación con la “interpretación de la calcinación (tashhîr)”. La “calcinación” es la operación (alquímica) que consiste es despojar el oro de la tierra mineral que lo recubre, lo que remite al versículo 17 de la sura El trueno (80): “… la corriente lleva una espuma flotante; una espuma semejante produce lo que se enciende en el fuego con el deseo de fabricar adornos o utensilios…”. Esta purificación del oro corresponde en el recorrido iniciático a la emancipación de las estaciones.

14) El capítulo 424 está dedicado al conocimiento de la munâzala: “Te amo para que sigas Conmigo”. El capítulo 61 del Libro de las interpretaciones que le corresponde se titula: “Interpretación del amor”. La sura asociada es El arrepentimiento (81), que en varias ocasiones menciona la palabra “amor (mahabba)”; así en el versículo 24: «Dí: “Si vuestros padres, vuestros hijos, vuestros hermanos, vuestras esposas, vuestro clan, los bienes que habéis adquirido, los negocios por cuyas pérdidas teméis y las viviendas en las que os complacéis os es más querido que Dios, Su Enviado y la lucha espiritual en Su vía, estad atentos hasta que Dios manivieste Su mandato”…». Es a este versículo al que alude el sheikh en el título de este capítulo: “Te amo para que sigas Conmigo, cuando lo que tú quieres es volver con tu familia…”. Entre otros versículos de esta sura sobre el amor, podemos citar el versículo 4: “En verdad Allâh ama a los que Le temen (al-muttaqîn)”, y el versículo 108: “… hay hombres que desean purificarse. Y Allâh ama a los que se purifican”. 

15) Hemos dicho que la segunda etapa de estos cco-descensos termina en la sura preliminar al-fâtiha, es decir el grado de lo que no tiene fin (lâ nihâya), por la apertura de la munâzala correspondiente asociada al capítulo 432: “No he revestido otro manto que Tú. Conoce pues tu valor (qadr). ¡Que sorprendente es una cosa que no conoce su valor!”. El capítulo asociado del Libro de las interpretaciones lleva por título: “Interpretación del conocimiento del manto”.
Al final del capítulo 431, cuya munâzala se asocia a la sura La vaca (82), el sheikh introduce a la presencia espiritual (hadra) de la sura al-fâtiha mencionando la kathîb (83), es decir el grado más elevado del paraíso donde los bienaventurados tienen la visión directa de su Señor. Y sabemos que el grado supremo del paraíso corresponde exactamente al grado supremo del Corán, que no es otro más que los versículos de la “madre del libro”, las “siete dobladas” y el “Corán sublime” (84). La sura al-fâtiha es la oración ritual (çalât), y en la oración ritual y el kathîb está la frescura de los ojos gracias a la contemplación y la visión directa, de acuerdo con las palabras del profeta Muhammad: “He obtenido la frescura de los ojos en la oración canónica”. Es por ello que el sheikh concluye el capítulo de la munâzala de la sura La vaca mencionando el saludo realizada por el servidor a su Señor realizando dos rak’a al entrar en una mezquita, lo que es una alusión sutil a la fâtiha que une las dos presencias espirituales de la divinidad y del estatus de servidor (‘ubûdiyya). Señala de nuevo esta unión en la munâzala de la sura al-fâtiha diciendo, a propósito de la noche del Destino (85), que “lo contiene todo”.
La munâzala de la sura al-fâtiha es el co-descenso supremo. Es la matriz que los une a todos, pues se caracteriza por el manto supremo, es decir el hombre universal, el primero de los servidores, nuestro “sire” el profeta Muhammad mientras que Adán estaba entre el agua y la arcilla (86). En relación con las otras suras su excelencia es comparable a la de la noche del Destino en relación con las otras noches. Es por ello que el sheikh empieza el capítulo correspondiente con consideraciones sobre la autoridad del enviado de Allâh, en la medida en que la visión de al-haqq sobre el kathîb al final de la munâzala de la sura La vaca, es decir su visión espiritual en la forma muhammadiana por el ojo muhammadiano, es la más noble de las visiones, la más inmensa y la más perfecta, como señala el sheikh en numerosos pasajes de las futûhât. El manto divino es el hombre universal, que realiza la apertura de la sura al-fâtiha: “La alabanza a Allâh (al-hamdu li-llâh)”; así el sheikh, en el quinto capítulo de las futûhât en el que comenta al-fâtiha, dice especialmente: «Él dice: “La alabanza a Allâh”…para confirmar que la alabanza es [la letra] lâm que significa el manto y el vestido, que son el soporte y la diferenciación de los que estaban unidos»; y en su respuesta a la pregunta 105 del cuestionario de Tirmidhî (87): «El manto es el servidor perfecto manifestado según la forma [divina], el que une las verdades espirituales (haqâ’iq) del orden de los posibles (imkâniyya)y del orden principial (ilâhiyya), el lugar de manifestación más completo más allá del cual no hay nada, y respecto al cual Abû Hâmid al-Ghazâli dijo: “es el mejor de los mundos posibles”, porque las realidades espirituales se encuentran todas contenidas en él de manera perfecta. Es el servidor al que es conveniente llamar califa y representante. Tiene la maestría perfecta sobre todas las posibilidades, posee la voluntad completa. Es el lugar de manifestación más perfecto». Posee esta cualidades porque es el titular de la noche del Destino y la clave de la sura preliminar al-fâtiha, y el espíritu de ambos.
Este capítulo contiene alusiones a los versículos de la sura al-fâtiha, como la palabra rahmân en el primer dístico, la palabra “mundos (‘âlamin)” en el segundo, y la palabra “guiado (houdâ)” en el tercero. En este capítulo trata también de la inmensidad divina (‘azama), mientras que Ibn Arabi titula la estancia de esta sura en el capítulo 383: “Estancia espiritual de la inmensidad que unifican las inmensidades muhammadianas”.

16) La munâzala del capítulo 436: “Si Yo estuviera tan cerca de las personas como tú lo estás de Mí, no Me adorarían” se asocia a la sura al-ahqâf (88). Es la primera de las siete suras denominadas hawâmîm (89) (remontando el orden establecido en el libro coránico) que están en especial correspondencia con los siete estandartes de la alabanza de la estación alabada muhammadiana. El sheikh dice en el capítulo 338 dedicado a la sura al.ahqâf: «Sepas que Allâh ha situado en la estación alabada, donde estará el enviado de Allâh el día de la resurrección según Su nombre: “el que es digno de alabanzas (hamîd)”, siete estandartes llamados “estandartes de la alabanza (alwiya al-hamd)”…Sobre cada uno de estos estandartes se inscriben 99 Nombres. El que los enumera en este mundo entrará en el paraíso». Este número es el de los “más bellos Nombres divinos” recogidos en las listas tradicionales. Es también el valor numérico, según el gran cómputo, de las palabra hâmîm (90). Estas indicaciones corresponden al principio del capítulo de esta munâzala: «Allâh dice [a su profeta]: “No Te hemos enviado más que como misericordia (rahma) para con los mundos”». El sheikh menciona a continuación 100 “compasiones divinas (rahma)”, de las que 99 son aparentes y manifestadas. La centena puede ser completada por la letra hamza escondida en la letra hâ’ (91). Y Allâh es más sabio.

17) La munâzala del capítulo 437 es: “Quien conoce su parte en Mi ley sagrada, conoce su parte en Mí. Pues tú eres en Mí como Yo soy en ti, es un grado único”. En el Libro de las interpretaciones lleva como título: “Interpretación de la ley sagrada (sharî’a) y de la verdad esencial (haqîqa)”. La sura asociada es la segunda de las hawâmîm ( remontando el orden establecido en el libro coránico), es decir la sura La arrodillada (92) que corresponde en la sección de las estancias espirituales de las futûhât al capítulo 339 titulado : “El arrodillamiento de la ley sagrada ante la verdad esencial”. Estas dos proposiciones se deducen del versículo 18 de la sura: “Te hemos puesto en una vía (sharî’a) que procede del Mandamiento. Síguela y no sigas las pasiones de los que son ignorantes”, y del versículo 28: “Y verás toda la gente arrodillada…”. El sheikh introduce el versículo 18, que advierte contra el hecho de seguir las pasiones, al final del capítulo anterior y donde menciona varios versículos relativos a la misma cuestión.

18) El sheikh concluye la munâzala del capítulo 452, asociada a la sura Los bizantinos (93), diciendo: “El alma es un océano sin orilla en el que la vista no tiene límite en este mundo ni en el más allá. Es el signo más cercano. Cada vez que su visión se incrementa, su ciencia se incrementa. Y cada vez que su ciencia se incrementa, el conocimiento de su Señor se incrementa”. Hace también la siguiente observación, que introduce al versículo 6 de la sura de la munâzala del capítulo 453 que viene a continuación, es decir la sura La araña (94): “El que se esfuerza (jâhada) en la vía, lo hace para él mismo”. El título correspondiente en el Libro de las interpretaciones: “Interpretación de la tierra de la adoración (‘ibâda)” deriva de los versículos 56-57: “¡Oh siervos míos que habéis llegado a creer!. Ciertamente Mi tierra es vasta: adoradme, pues, sólo a Mí. Todo ser humano saboreará la muerte, y al final seréis devueltos a Nosotros”. Hace de nuevo alusión a ello en el título del capítulo 355, dedicado a la estancia espiritual de la sura La araña: “Estancia de las vías engendradas, de la tierra de la adoración, y de su extensión”, en referencia a las “vías engendradas” del último versículo de la sura: “Los que se esfuerzan hacia Nosotros, les guiaremos por caminos que conducen a Nosotros. Dios está en verdad con los que hacen el bien”. Estos seres virtuosos y bienhechores (muhsinîn) son aquellos que respetan las conveniencias espirituales (al-udabâ’). El sheikh las menciona al final de la munâzala de este capítulo 453, que es el que termina la serie de los capítulos de la tercera etapa de los grados ascensionales de los co-descensos. Se trata de la etapa de la recepción del discurso divino en la estación de la excelencia espiritual (ihsân), que consiste (de acuerdo con el hadîth profético) en que “tú adoras Allâh como si Le vieras”. Esta evocación de “aquellos que poseen piadoso temor (atqiyâ’)” y “que respetan las conveniencias” introduce el capítulo siguiente asociado a la sura Los grados (Cor. LXX), donde sus cualidades espirituales son evocadas en los versículos 22 a 35: “Excepto los cumplen con la oración ritual y perseveran en su oración. Y aquellos de cuyos bienes una parte es reconocida, por derecho, como de aquellos que piden  y que sufren privación. Y aquellos que confirman la llegada del día del Juicio. Y que temen el castigo de su Señor, pues ciertamente no hay protección contra el castigo de su Señor. Y los que se abstienen de relaciones sexuales, excepto con sus esposas o sus concubinas esclavas, que están libres de reproche; mientras que los que pretenden exceder este límite son los transgresores. Y los que son fieles a la confianza depositada en ellos y a sus compromisos. Y los que cuando dan testimonio se mantienen firme. Y los que perseveran en su oración ritual. Éstos son los que morarán con honor en los jardines del paraíso”.

19) La munâzala del capítulo 454 es: “El extraño no puede estar con Nosotros en Nuestra presencia. Este favor no es más que para los que están en la proximidad”. La sura asociada es Los grados, que es el punto de partida de los co-descensos. El sheikh alude a ello en este capítulo diciendo: “Ve ahí una especie de acercamiento divino, la apertura de las puertas del cielo, el ascenso de esta comunidad, y el pleroma supremo les acoge”, en referencia a sus primeros versículos: “… Viniendo de Allâh que posee Los grados. Los ángeles y el espíritu ascienden a Él…”. Y “los consanguíneos”, de los que se ocupa el título del capítulo, son citados en los versículos 11-13: “…ese día el culpable deseará rescatarse a sí mismo a costa de sus hijos, de su cónyuge, de su hermano y de sus parientes que le acogieron”.

20) El capítulo 461 es el último capítulo de los co-descensos. La sura de esta munâzala es Las enviadas. Lleva por título: “co-descenso tal que aquél sobre el que bajo el velo de Mi protección forma parte de los íntimos que me son más queridos. No conoce y no es conocido”. Estos “íntimos que me son más queridos (danâ’in)” son los piadosos temerosos de Allâh (al-muttaqûn), mencionados al final de la sura La luna (95): “Ciertamente, los conscientes de Dios estarán en un paraíso de jardines y arroyos, en una morada segura, en presencia de un Soberano poderoso”. Son ellos los que son descritos en los últimos versículos de la sura Las enviadas: “Los piadosos estarán entre sombras, fuentes y los frutos que deseen. Comed y bebed, felices, por lo que habéis hecho”.


Y Allâh es más sabio

(Guemar, 1996)

Abdel-bâqî MEFTAH




TABLAS RESUMEN 
De los co-descensos

N1: Número del capítulo de las futûhât
N2: Número de orden de la sura









NOTAS:

37- Cor. LXIX 52
38 - hâqqa, lit. “la que es verdadera”, es un nombre de agente de la raíz HaQaQa del que el nombre-raíz (maçdar) es precisamente haqq: “verdad, derecho…”.
39- «Las lenguas sagrada de las revelaciones no descienden (en el mundo terrestre) más que en virtud de un acuerdo (tawâtu’) que se establece con las lenguas del mundo (humano). Es por ello que Allâh dice en el Corán: “No hemos enviado un mensajero que no habla la lengua de su pueblo” (Cor. XIV 4)…Para la comprensión racional, es imposible que al-haqq esté confinado en un lugar. Sin embargo la lengua de la revelación menciona la localización respecto del Principio supremo porque la lengua del enviado (a los humanos) es acorde con (las verdades divinas). Así (el profeta Muhammad) pregunta a la mujer negra: “¿Dónde está Allâh?”. Si la pregunta la hubiera hecho otro hubiera prevalecido el argumento racional, puesto que el Principio supremo no está en ningún lugar. Pero cuando el Enviado se dirige a ella manifestando su sabiduría y su ciencia, nos hace saber que no está en poder de (de esta mujer) aprehender lo que es su Creador (mûjid), sino porque ella puede concebir en su espíritu. Si le hubiera hablado independientemente de lo que es acorde (con el Principio divino) y de su facultad conceptual, el beneficio buscado no se habría alcanzado y no habría habido confirmación». Según un hadîth citado por Ibn Arabi, el profeta Muhammad “preguntó a la negra (esclava) que era muda: “¿Dónde está Allâh?” y ella señaló el cielo con el dedo (fa ashârat ilâ al-samâ’). Entonces el Profeta dice al propietario de la esclava: “libérala pues es creyente (mu’mina)” (según El libre de enseñanza por las fórmula indicativa de los inspirados (kitâb al-i’lâm bi ishârât ahl al-ilhâm), traducción Michel Vâlsan, París, 1985).
40 - Cor. LXIX, 19-37
41 - Es la sura sesenta y ocho del Corán, ligada al capítulo 386 de las futûhât (veáse al final la lista de las correspondencias entre los capítulos de la sección de los “co-descensos” de las futûhât y sus suras).
42 - Cor. LXVIII, 10-12
43 - Alusión al célebre hadîth (recogido por Bukhârî): “…Mi servidor no cesa de acercarse a Mí con los actos subrogatorios hasta que Yo lo amo. Cuando Yo lo amo, me convierto en su oído con el que oye, su vista con la que ve, su mano con la que combate y el pie con el que anda…
44 - Cor. XXXIX
45 - Cor. XXI 87
46 - Cor. LXVII
47 - Alusión a Cor. LIII 8: “Luego se acercó y quedó suspendido” que describe una de las etapas del viaje ascensional (mi’râj) del profeta Muhammad en los estados superiores.
48 - Cor. LXVII 13-14
49 - Ibid. Versículo 17
50 - Cor. LXV
51 - Cf. nota 45.
52 - Cor. LXV 12
53 - al-talâq al-raj’î; según la Ley sagrada islámica (sharî’a), cuando el marido repudia a su esposa mediante una fórmula de repudiación, se abre para la mujer un período de 4 meses y 10 días (llamado ‘idda), durante el cual el esposo tiene la posibilidad de retomar directamente a su esposa. Si no lo hace, el divorcio es definitivo e irrevocable una vez transcurrido el período de la ‘idda.
54 - Estas nociones de “avance (tadallinn) (del verbo tadallâ: avanzarse, quedar en suspenso)” y de “acercamiento (dunuw) (del verbo danâ: acercarse)” corresponden a las contenidas en el versículo antes citado “Luego, se acercó (danâ) y quedó en suspenso (tadallâ)”.
55 - Cf. supra la división de la 5ª sección de las futûhât sobre los co-descensos en 4 etapas en las que está colocados los capítulos que contiene. Pero toda munâzala se realiza según estas 4 etapas que comprenden sucesivamente: el descenso o acercamiento (tadallin) de al-haqq, la subida (‘urûj) del caminante (sâlik), el encuentro entre los dos (que constituye la munâzala propiamente dicha) donde el caminante recibe un versículo coránico, y su regreso a la estación (o estancia (manzil) de la que partió.
56 - Cor. LXVI 12
57 - Se trata del relato de los sietes durmientes de Éfeso, retomado en la sura XVIII La caverna (al-kahf).
58 - Cor. XLIV
59 - Cor. LXIII
60 - Cor. IV 89
61 - Cor. XXXIX
62 - Cor. XXXVIII
63 - Cor. LV
64 - Cor. LIV
65 - Cor. L
66 - Todas estas palabras tienen como inicial la letra qâf
67 - Cor. XXI
68 - Cor. XX
69 - La “casa visitada [o “habitada (ma’mûr)]” simboliza el santuario de la tradición primordial y el séptimo cielo de Saturno regido por Abraham. Según el hadîth que narra el viaje ascensional (mi’râj) del profeta Muhammad hacia la presencia divina, tal como es retomado por Ibn Arabi en el capítulo 367 de las futûhât para describir su propio recorrido espiritual (sulûk), el Enviado de Allâh encuentra a Abraham “adosado a la casa visitada”, en la que “cada día, 70.000 ángeles entran por una puerta y salen por otra, haciéndose la entrada por la puerta del amanecer de las estrellas y la salida por el ocaso de las estrellas…”. En el capítulo 6 de las futûhât, la “casa visitada” es puesta también en correspondencia con el corazón.
70 - Cor. XXVIII
71 - Es decir, el capítulo 356
72 - Sobre los distintos cómputos de las letras árabes, cf. A.-B. Meftah, Las claves ontológicas y coránicas del libro fuçûç al-hikam, La Bégude de Mazenc, 2011. Pp. 35 y 291.
73 - Cf. Las claves ontológicas…, op. cit., p. 284.
74 - La palabra árabe ‘adad significa: “número”. Aquí está escrito con el artículo al.
75 - Cor. XXV
76 - La semana islámica empieza el domingo.
77 - Lit.: “estancia de la separación (tafrîq) del Orden divino (al-amr)”. Esta separación o discernimiento corresponde a la dualidad cósmica simbolizada por los “dos pies” de al-rahmân que reposan sobre el Pedestal (al-kursî) del Trono divino (al-‘arsh).
78 - En el sentido de acto auténtico, de un atestado o de un juicio escritos y firmados.
79 - Cor. XIV
80 - Cor. XIII
81 - Cor. IX
82 - Cor. II
83 - Kathîb, lit.: “duna, colina
84 - Cf. Cor. XV 87: “Ciertamente, Te hemos dado siete dobladas y el Corán sublime”.
85 - La noche del Destino (layla al-qadr) es la de la revelación [o “descenso (muzûl)] del Corán al profeta Muhammad. Este “descenso” coránico durante la “noche del Destino” se produce de manera total y sintética (simbolizando la noche el pasaje del verbo principial no manifestado a su forma manifestada, cambio de estado que se produce en la oscuridad). El verbo o discurso coránico será después revelado de manera detallada en diversas circunstancias por el profeta Muhammad a lo largo de su misión. La palabra qadr se suele aquí traducir como “destino” pero significa también “medida, valor, determinación, predestinación”.
86 - Cf. el hadîth profético: “Yo era profeta mientras que Adán estaba aún entre el agua y la arcilla” (Bukhârî)
87 - Fut., cap. 73.
88 - Cor. XLVI (hiqf, pl. ahqâf: “duna de arena”)
89 - Entre las suras coránicas que se inician con letras aisladas, hay siete consecutivas, de la sura XL hasta la sura XLVI, abren con las letra Hâ Mîm, y de ahí su denominación colectiva de hawâmîm (cf. la tabla detallada de las letras aisladas en Michel Vâlsan, Los comentarios sobre las Letras Aisladas, Études Traditionelles, nº 380, 1963).
90 - Es decir las dos letras haisladas hâ’ y mîm que abren las siete suras hawâmîm.
91 - Cuando la letra  hâ’  (ح) aparece de forma aislada se escribe con un hamza final (حاء) cuyo valor numérico es 1. En la palabra hâmîm correspondiente a las dos letras hâ’ y mîm juntas, el valor numérico 99 se obtiene contando h + â + m + î + m  (8+1+40+10+40). Contando la hamza final de la letra hâ’, se obtiene 100. En el texto coránico estas dos letras aisladas se escriben simplemente حم
92 - Cor. XLV
93 - Cor. XXX
94 - Cor. XXIX
95 - Cor. LIV