viernes, 2 de diciembre de 2016
EL SÍNDROME DE MATRIX (En clave de sainete), por Neo
Desde el estreno de la película “Matrix” y su consiguiente saga (1), muchas personas se han convencido y muchas otras se lo están planteando seriamente, que vivimos una existencia virtual, digital. Que todo es irreal, un fabuloso programa informático. Y que nuestros cuerpos reales están depositados en almacenes bio-energéticos controlados por algún gobierno en la sombra tal y como en la película.
El caso es que esta creencia se extiende como epidemia a la población tomando cada vez más consistencia. Asociaciones, grupos de encuentro, plataformas reivindicativas, se han ido organizando para preveer una solución. Pero todo son especulaciones en el vacío, pues de momento nadie ha encontrado una prueba fehaciente que confirme la sospecha ni, de ser cierta, forma alguna de escapar de Matrix, o de algún indicio que pudiera orientarlos en tal empeño; Matrix, dicen, tiene el monopolio absoluto de la realidad.
Por lo mismo, también han surgido partidarios en contra de la, sin duda, teoría más “conspiracionista” de la historia, que tildan de paranóica y de ingénuos a sus prosélitos. Entre éstos, no son pocos los que buscan insistentemente algún “Neo” por Internet que les guíe y les confirme en su campaña, pero hasta ahora todos los Neos han resultado una estafa. Otros intentan convencerlos de su error con razonamientos convincentes. En el mundo de Matrix, les dicen, la gente es esclava sin saberlo de un mundo artificial creado por una máquina, pero su vida, aunque falsa o quizá por eso, se desenvuelve de manera bastante apacible y normal para que el rebaño virtual humano no despierte. Es un “mundo feliz” de humanos-marioneta virtuales.
Tampoco tendría sentido crear una realidad virtual peor que la verdadera. En el programa hay de todo y se combinan millones de posibilidades inspiradas en la naturaleza humana, pero filtradas por la fría y monótona lógica de un ordenador eficaz y siniestro si cabe, pero una máquina al fin y al cabo, que también a veces falla repitiendo las mismas secuencias en los programas personalizados. Las crisis y vicisitudes normales de lo humano, que en lo real pueden derivar en tragedias y genocidios espeluznantes, quedan relegadas al ámbito doméstico, cotidiano, el inocuo de una “vida ordinaria” programada. Policía y fuerzas de seguridad no hacen sino vigilar casi exclusivamente a los hackers que pudieran des-blindar la seguridad de Matrix y descubrir el colosal engaño; pero el ciudadano de a pie ni le preocupa ni se entera de estas tramas que quedan prudentemente disimuladas por los clónicos “smiths”.
En la película, el mundo real está hecho trizas, es desolación y ruinas pero inexistente para el rebaño de Matrix si no es el dominio subterráneo de Sión, el pueblo de los despiertos o “recuperados” que viven como ratas en el subsuelo. Uno de los protagonistas del film, el traidor, confiesa venderse a Matrix por ser un mundo mucho más real y cómodo que el verdadero.
En el mundo de Matrix no pasan las cosas que pasan ahora y aquí, no hay una crisis global ni una corrupción generalizada, al menos tan escandalosa, ni masacres, ni hambrunas ni quizá latrocinios financieros. A Matrix no le interesa turbar demasiado a la población alterando su estado de sueño informático. Daros cuenta, despertad y convenceros que la realidad es mucho peor que Matrix, pero también más rica en posibilidades, sin duda.
Esta es la situación. Esperemos que al final todo acabe en nada o al menos que ayude a comprender un poco mejor la verdadera naturaleza de la realidad y la del ser humano, mucho más complejo que lo que pueda imaginar cualquier máquina concebida por la mente humana ni ningún programa “binario”.
Matrix es una sagaz metáfora del espíritu humano engañado o “parasitado” por la ignorancia del ego “samsárico”, ignorancia que le impide ver y conocer la verdadera realidad de su ser, de su identidad, atrapada en un programa informático como símbolo acertado de su propia mente. Matrix, símil mecánico de la Mâyâ védica y tántrica, recrea un especial Samsara a imagen y semejanza de la vida moderna y a medida del hombre moderno, un programa originalmente diseñado por humanos pero ahora rebelde e independizado a su capricho. Sin embargo, le costaría mucho menos a un ser humano normal escapar del programa informático de Matrix que, seguramente, del mundo que ahora mismo llama “real” pero que lo es tanto como el de Matrix.
1.- Que lamentablemente desmerece por completo la primera de la serie…