Mundo Tradicional es una publicación dedicada al estudio de la espiritualidad de Oriente y de Occidente, especialmente de algunas de sus formas tradicionales, destacando la importancia de su mensaje y su plena actualidad a la hora de orientarse cabalmente dentro del confuso ámbito de las corrientes y modas del pensamiento moderno, tan extrañas al verdadero espíritu humano.

viernes, 27 de junio de 2014

TANTRISMO HINDÚ Y TANTRISMO BUDISTA (I), por Pierre Feuga

El tantrismo – término acuñado por indianistas occidentales y que no tiene un exacto equivalente en sánscrito -, es una doctrina y una práctica expuesta en tratados esotéricos llamados tantras (literalmente “trama de un tejido” , y también “extensión”, sobreentendido “del Conocimiento”). Sin embargo no todos los libros titulados como tantras contienen enseñanzas tántricas que se encuentran en obras llamadas con otros nombres: âgamas, nigamas, yâmalas, samhitâs, upanishads, purânas , etc. Esta corriente espiritual que aparece en forma escrita en los primeros siglos de la era cristiana, no constituye una religión sino que surca y “colorea” el hinduismo, el budismo y, en menor medida, el jainismo, es decir las tres “religiones” originarias de la India. Arguyendo la probable anterioridad de ciertos tantras budistas (traducciones chinas de textos sánscritos), algunos eruditos sostuvieron que el tantrismo había surgido del budismo. Lo que no parece verosímil. El budismo es una vía de renuncia, una tradición esencialmente monástica. En cambio una de las características del tantrismo es que no rechaza el mundo sino que lo acepta plenamente y lo diviniza al “realizarse” en él. Esta actitud positiva y  en cierta manera “optimista” se afirmaba ya en el Veda, mucho antes de que se hablara de “renuncia”, de “transmigración” y de “Liberación”.  Pese a que en este terreno no se pueden tener certezas, numerosos indicios llevan a pensar que el tantrismo (en su forma oral) es anterior tanto al budismo como al jinismo, y ligado desde el origen al Sanâtana Dharma. Es en cierta forma la cara secreta y tardíamente desvelada del Veda, al que no se le opone más que desde una mirada superficial. El hecho de que en ocasiones lo critique, que haga burla de la enseñanza brahmánica, no invalida lo que hemos dicho. Esta necesidad “polémica” es inherente a todo movimiento espiritual que se manifiesta a plena luz y que se explica por razones pedagógicas e iniciáticas, en este caso con un tono áspero y “verde” propio de la “vía de los héroes”. Pero, de hecho, el Tantra no abole el Veda, lo completa. El Veda es revelación, toda la enseñanza proviene de lo alto; el Tantra es experiencia, todo remonta hacia lo alto; permite “verificar” el Veda y por lo tanto lo actualiza, lo realiza; de ahí el nombre de “quinto Veda” que se le suele dar.

lunes, 9 de junio de 2014

QUIZÁ LA HISTORIA ES OTRA HISTORIA, por Manuel Plana

Dicen los paleontólogos que los dinosaurios vivieron en la tierra hace unos 65 millones de años. La tradición hindú, entre otras, habla de la era primordial situándola de nosotros a unos 65 mil años aproximadamente. Dado que el cómputo moderno del tiempo se hace partiendo de su preconcepción lineal y uniforme, como algo siempre homogéneo en su ritmo e idéntico en su sucesión (mecánico), al compararlo con los datos de su forma cíclica tradicional habría de considerar si existe alguna concordancia entre ambos y entre estas cifras que, aun siendo las mismas, donde una son millones en la otra son milenios.

Siempre según datos tradicionales, en su desarrollo cíclico el tiempo se acelera exponencialmente desde sus comienzos, y más se acelera conforme más avanza el ciclo, ya que el ritmo de su transcurso no es uniforme ni homogéneo. Eso es decir que la duración de un mismo día de hace 60 mil años tenía que ser más lenta, o sea, más larga su extensión que un día de hoy, siendo idéntica y la misma la rotación de la tierra alrededor de sí y del sol. Según esos datos, la cronología lineal ordinaria pierde toda fiabilidad ya que la misma proporción “geométrica” (espacial) del movimiento nos da duraciones muy distintas conforme retrocedemos al pasado; los millones pasan a ser milenios, los milenios pasan a ser  siglos, los siglos años, los años meses, etc… El tiempo y la duración se dilatan al lentificarse (y se contraen al acelerarse), espacíandose la sístole y la diástole cósmicas.