Mundo Tradicional es una publicación dedicada al estudio de la espiritualidad de Oriente y de Occidente, especialmente de algunas de sus formas tradicionales, destacando la importancia de su mensaje y su plena actualidad a la hora de orientarse cabalmente dentro del confuso ámbito de las corrientes y modas del pensamiento moderno, tan extrañas al verdadero espíritu humano.

lunes, 17 de octubre de 2016

EL PAPEL DE LA CONCIENCIA EN LAS TRADICIONES METAFÍSICAS (II), por Manuel Plana

Curiosamente, un autor tan poco moderno y ajeno a prejuicios religiosos como René Guénon, opina lo mismo sobre el papel de la conciencia, a pesar de tomar prácticamente todo de la tradición hindú para explicar la metafísica, aunque sólo del Vedanta de Shankara, no de la tradición agámica (shaiva) ni del Tantra, que de alguna manera los encontramos diseminados por casi todas las corrientes a partir de cierta época. Él veía en Shankara al máximo exponente de la ortodoxia brahmánica advaita; sin embargo, no llegó a conocer a fondo, (tanto como, por ejemplo, Arthur Avalon al que cita y respeta), el rico acerbo no-dual del shivaismo y de otras corrientes tanto o más ortodoxas y arcaicas como los Vedas. Y aquí no nos referimos al shivaismo como complemento (en la Trimurti) del vishnuismo brahmánico, sino al shivaismo védico, agámico y tántrico mucho más anterior, realmente prehistórico.

De la conciencia dice Guénon:
“El conocimiento, entendido absolutamente y en toda su universalidad, no tiene en ningún caso como sinónimo o equivalente a la consciencia, cuyo dominio es solo co-extensivo al de ciertos estados de ser determinados, de forma que no es sino en estos estados, con exclusión de todos los demás, donde el conocimiento se realiza por medio de lo que podemos llamar con propiedad una “toma de consciencia.”    (…)  

Pero a pesar de asimilar el conocimiento mismo a una “toma de conciencia”, al autor no ve identidad entre ellos.  

“La consciencia, como la hemos entendido precedentemente, incluso en su forma más general y sin restringirla a su forma específicamente humana, no es más que un modo contingente y específico de conocimiento bajo ciertas condiciones, una propiedad inherente al ser considerado en ciertos estados de manifestación; con mayor razón, no podría hablarse de ella en ningún grado para los estados incondicionados, es decir, para todo lo que sobrepasa el Ser, puesto que ni siquiera es aplicable a todo el Ser. Por el contrario, el conocimiento considerado en sí mismo e independiente de las condiciones correspondientes a cualquier estado particular, no puede admitir ninguna restricción y, para adecuarse a la verdad total, debe ser co-extensivo no solamente al Ser, sino a la misma Posibilidad Universal y, por tanto, debe ser infinito como ésta necesariamente lo es.” Los estados múltiples del ser. C.XVI. Conocimiento y consciencia. René Guénon.