miércoles, 28 de marzo de 2012
ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE EL SIMBOLISMO DE LOS EQUINOCCIOS, por Manuel Plana
Si en el ciclo anual los solsticios de verano e invierno marcan el eje vertical Norte-Sur, (relativamente vertical pues son determinaciones del mismo plano terrestre) los equinoccios marcan el horizontal Este-Oeste, marcando ambos la cruz o cuadratura del círculo anual. En efecto, estos puntos cardinales, al entrar en relación directa con las estaciones señalan la unidad indisoluble del tiempo y el espacio y en otro aspecto, como veremos, la del Cielo y la Tierra. En el día o ciclo diario, que es el microcosmos del año, estos mismos puntos señalan el amanecer y el atardecer, los que auguran el nacimiento y la muerte del sol en relación a la línea del horizonte (del griego horizón, de horizo: "yo delimito"), pues sale por el Este (Levante) y se pone por el Oeste (Poniente), línea que delimita así dos niveles de realidad diferentes, el cielo y la tierra; o también el cielo y el inframundo o mundo subterraneo, siendo el horizonte mismo el plano intermedio. Estos tres planos de la realidad natural los encontramos en todas las tradiciones simbolizando los tres niveles o "mundos" de la cosmogonía, respectivamente el espiritual, el anímico y el corporal terrestre. A veces el mismo esquema varía intercambiándose los niveles, cuando por ejemplo, es la atmósfera el mundo intermedio y la tierra el nivel más inferior, o cuando toda la manifestación cósmica es relativamente subterranea en relación al Principio (como la caverna de Platón y la cosmogonía de algunas tradiciones de centroamérica). Pero en todo caso, la idea de dos mundos opuestos y uno intermedio que los une y separa a la vez, es consustancial a la naturaleza misma de todo lo creado.
martes, 20 de marzo de 2012
EDITORIAL PRIMAVERA DE 2012
Desde su inicio en Octubre del 2010 M.T. ha seguido una norma editorial basada en la publicación de estudios originales inéditos en castellano, salvo algunas excepciones que consideramos de oportuno interés para nuestros lectores y para nosotros mismos.
El hecho de integrar en una misma publicación trabajos sobre diferentes tradiciones, todas vivas, creemos que enriquece y fomenta el interés general por la espiritualidad, permitiendo contrastar puntos de vista diferentes de lo mismo, no para fusionarlos a lo “new-age” en una misma papilla digesta y consumible para el mayor número posible de incautos y turistas esotéricos. El Tasawwuf islámico y el Shivaismo Cachemir, por ejemplo, de los que se han vertido versiones inéditas de autores de acreditada solvencia, son poco conocidos por no decir casi nada, y la Franc-Masonería no mucho mejor a pesar de ser una forma iniciática occidental. Vale decir que, a medida que estén disponibles nuevos estudios, intentaremos ampliar el espectro tradicional.
Comprender lo esencial de una cosmovisión sagrada abre sin límite las posibilidades de la consciencia a otros modos insospechados de la realidad y de ella misma, que a partir de ahí se verá abocada a una severa revisión de todos sus contenidos y de su naturaleza propia. Cada tradición es un enfoque majestuoso de la realidad, pero en algunas podemos encontrar desarrollados aspectos vitales de la doctrina que en otras apenas están sugeridos, siendo además vías de acceso reales a una realización efectiva, siempre en acuerdo a las posibilidades del interesado y de la intensidad de su deseo de conocer la Identidad verdadera.
Con casi año y medio de vida, M.T. ha tenido un número de visitas más que apreciable considerando las circunstancias actuales y el propio medio en el que se difunde, el espacio “virtual” de Internet donde ahora circula lo mejor y lo peor del ambiguo psiquismo general, siendo la propia red una “fijación” cybernética suya. Esa misma ambigüedad hace deplorar, por un lado, la mediocridad y nula honestidad intelectual de muchas páginas sobre estos temas (no solo en castellano) y, por otro, felicitar la labor de nuevas publicaciones y blogs de especial interés tradicional, hechos a consciencia y con consciencia de lo que se habla, de los cuales M.T. procura insertar enlace y recomendar su visita.
Apreciamos cordialmente el interés mostrado por algunos lectores y estamos a su disposición para cualquier consulta.
La Redacción
miércoles, 7 de marzo de 2012
PARAMARTHASARA (23-28)* de Abhinavagupta (y comentarios de Yogaraja). परमार्थसारः
Prakṛti al igual a Māyā kañcuka, sirve como velo que cubre a puruSa. Esto se describe [en el verso siguiente].
Verso 23
तुष इव तण्डुलकणिकामावृणुते प्रकृतिपूर्वकः सर्गः।
पृथ्वीपर्यन्तोऽयं चैतन्यं देहभावेन॥२३॥
tuṣa iva ta.ṅdula-kaṇikām āvṛṇute
prakṛti-pūrvakaḥ sargaḥ |
tuṣa iva ta.ṅdula-kaṇikām āvṛṇute
prakṛti-pūrvakaḥ sargaḥ |
pṛthvī-paryanto 'yaṃ
caitanyaṃ deha-bhāvena || 23 ||
La creación, que se extiende desde prakṛti hasta pṛthvī (tierra), cubre la Conciencia pura proporcionándole un cuerpo físico de la misma forma que la cáscara cubre un grano de arroz.
Esta creación, que se extiende desde prakṛti hasta pṛthvī (tierra), sirve como la envoltura más externa de la Conciencia pura, al igual que la cáscara que envuelve al grano de arroz. La Conciencia pura está ya cubierta por el velo de māyā actuando como una envoltura (kañcuka). La Conciencia pura está cubierta de nuevo por [el velo proporcionado por prakṛti] en la forma de un cuerpo físico, el cual sirve como la envoltura más externa al igual que la cáscara del grano de arroz, proporcionando como una especie de muro, que cubre a cada ser individual (mónada espiritual). Estos sujetos individuales, dotados con los tattvas, que se extienden desde los indriyas (órganos de los sentidos), también llamados Kalās, hasta los elementos específicos materiales físicos que constituyen el cuerpo físico, son técnicamente llamados sakalas (seres encarnados). [También hay sujetos que están] desprovistos de los elementos específicos de tipo físico y material, y, por lo tanto, no están encarnados. Estos sujetos son llamados pralayākalas. Así pues, la creación entera comprende siete tipos de sujetos empezando por Śiva y acabando por los sakalas, y está presidida conjuntamente por Rudra y kṣetrañas (seres encarnados).
domingo, 19 de febrero de 2012
NOTA SOBRE EL DHARMA Y ALGUNOS DE SUS SIGNIFICADOS PRINCIPALES, por Manuel Plana
Muy a menudo se ha asimilado el concepto hindú de Dharma al de religión o ley religiosa, pero eso no coincide con lo que se trata, especialmente si tomamos el concepto de religión entendida al modo occidental, es decir, el exoterismo cristiano. En este caso, tendríamos de considerar primero que de la tradición cristiana original tan solo quedan las organizaciones exotéricas, es decir, las religiosas, como la católica, la ortodoxa, la copta, la siríaca, la etíope y tal vez algunas más que ignoramos sin contar las heterodoxas como el protestantismo y sus indefinidas ramificaciones. Además, y sobretodo por los cambios producidos en el seno del catolicismo después del Concilio Vaticano segundo, el propio exoterismo se ha visto alterado profundamente del original en su estructura ritual y en sus dogmas, lo cual lo aleja más aún del concepto universal de Dharma hindú. En efecto, las organizaciones esotéricas cristianas, es decir, las iniciáticas (considerando que el cristianismo original era una organización de este tipo y sólo más tarde devino una iglesia) han desaparecido desde entrado el S-XVII, con lo cual y desde el punto de vista de una tradición completa, falta lo más importante, el núcleo esencial y la verdadera autoridad en materia de doctrina y transmisión espiritual. Y decimos esto porque, de querer asimilarlo de algún modo o buscar el equivalente de Dharma en la tradición cristiana, tendría de hacerse, en todo caso, considerándola completa y unificada en estos dos aspectos suyos originales.
Ésta distinción entre exoterismo y esoterismo está especialmente remarcada, como se sabe, en las tres tradiciones abrahámicas, cosa que en todas las demás no está ni tan señalado ni es tan clara la distinción, aunque siempre existe en la mayoría un culto general y más o menos popular a distintos aspectos divinos, y otro de élite al Principio supremo que se desarrolla siempre dentro de vías iniciáticas, que son las que detentan siempre la autoridad espiritual más importante. En el Islam, la competencia de un ayatollah, de un ulema o de un fukaha en materia de shari’a o de fiq está bien reconocida, pero no es precisamente superior, ni la misma, ni la que atañe al sheikh-murshid de una tariqa, es decir, a las autoridades de órdenes sufíes. Éstos son guías y maestros espirituales, no especialistas tan sólo en materia de tafsir coránico o sunna profética, aunque muchas veces se da el caso de recaer las dos funciones sobre una misma persona.
sábado, 4 de febrero de 2012
LA MATRIZ MILAGROSA DE LOS NOMBRES DIVINOS (II), por Abdelbaki Meftah
Clave del orden de los capítulos del “Fusus al-Hikam” (Los engarces de la Sabiduría) de Ibn 'Arabi y de sus suras coránicas
La sabiduría, como indica el sheikh al final del façç consagrado a ‘Issâ (Jesús), es: “poner las cosas en su sitio sin por ello apartarse de lo que requieren e imponen sus realidades esenciales (haqâ’iq) y sus cualidades (çifât)”. Cada grado del Ser está dispuesto según una sabiduría divina (hikma ilâhiyya) en la estación espiritual (maqâm) correspondiente. El sheikh dedicó el capítulo 198 de las Futûhât al-makkiyya (Las iluminaciones de la Meca) a la explicación de los estados múltiples del Ser (marâtib al-wujûd) que se manifiestan en el soplo “rahmaniano” que se compone de 28 grados siguiendo el número de letras; pues el hombre es creado (makhlûq) de acuerdo con la forma (sûra) de al-rahmân, y el aliento humano, por el que se manifiestan las letras cuando pasan por sus lugares de articulación (en el aparato fonatorio), es acorde a la forma del aliento rahmâniano.
En este capítulo 198 de las Futûhât, el sheikh dedica una sección (façl) a cada grado, de la sección 11 a la 38. La clave del secreto del orden de los Fusûs se encuentra en estas secciones: a cada façç, una sección, y en el mismo orden. La totalidad de los fusûs corresponde a la 28ª y última sección, pues no se relaciona con ella ningún estado distinto del Ser, y no es más que una expresión de la determinación principial (ta’yîn) de los grados, independientemente de su producción (ijâd). Los capítulos de los fusûs son la forma de los grados del aliento rahmâniano a lo largo de su descenso (tanazzul) desde lo no-manifestado (al-ghayb) a lo manifestado (al-shahâda). El sheikh confirma el sentido del aliento rahmâniano en numerosos capítulos de los Fusûs, como el 10º consagrado a Hûd, el 12º consagrado a Shu’ayb, el 15º consagrado a Issâ, el 22º consagrado a Ilyâs (Elías) y el 27º consagrado a Muhammad. La elección por el Sheikh del término “verbo” (kalima) en el título de cada façç revela también esta relación entre los fusûs y el aliento rahmaniano.
jueves, 19 de enero de 2012
ZEN, LA VIDA DE DOGEN (PELÍCULA COMPLETA)
Director: Banmei Takahashi
La película esta basada en la vida de Dogen Zenji, que vivió entre el 1200 y el 1253, se le considera el maestro preeminente del Zen Soto de Japón y una de las personalidades religiosas más destacadas de ese país. Dogen perdió a su padre cuando tenía dos años y a su madre cuando tenía siete. En medio de esa pena y de la soledad se dio cuenta de la fragilidad de todo lo mundano. Tras la muerte de su madre lo adoptó su tío, un poderoso aristócrata que quiso convertirlo en su heredero. Tenía 12 años cuando se enteró de los planes de su tio; huyó de la casa antes de la fecha fijada para los ritos de la pubertad que marcarían su entrada a la vida secular y, en cambio, se acercó a otro tío suyo más joven que vivía como ermitaño al pie del monte Hiei. Ahí entró en un monasterio y se consagró por completo a la vida religiosa y al estudio de las escrituras sagradas. En el siglo XIII Dogen viajó a China, determinado a encontrar a su verdadero maestro. Allí conoció a un monje que le enseñó que sentarse en meditación zen (zazen) es el camino verdadero y único a la iluminacion. Iluminado, regresó a Japón, para dedicar su vida a iniciar y enseñar el Budismo-Zen, inspirando a millones de personas que hoy lo practican en todo el mundo.
País: Japón
Año: 2009
sábado, 7 de enero de 2012
PARAMARTHASARA (14-22)* de Abhinavagupta (y comentarios de Yogaraja). परमार्थसारः
Después de haber tratado la naturaleza de la Suprema Realidad y de haber establecido la condición del universo compuesto por treinta y seis tattvas e identificado con La Iluminación, el autor estudia la naturaleza de cada tattva, dispuestos según el orden de la creación o del proceso en los siguientes versos:
Verso 14
शिवशक्तिसदाशिवतामीश्वरविद्यामयीं
च तत्त्वदशाम्।
शिवशक्तिसदाशिवतामीश्वरविद्यामयीं
च तत्त्वदशाम्।
शक्तीनां पञ्चानां विभक्तभावेन भासयति॥१४॥
śiva-śakti-āśivatām
Īśvara-vidyā-mayīṃ ca tattva-daśām |
śaktīnāṃ pañcānāṃ
Vibhakta-bhāvena bhāsayati || 14 ||
Desdoblando las cinco Śaktis
[cada una en el correspondiente nivel de los cinco tattvas]
Paramaśiva se manifiesta a Él Mismo a través de los cinco tattvas,
llamados Śiva, Śakti, Sadāśiva, Iśvara y vidyā.
llamados Śiva, Śakti, Sadāśiva, Iśvara y vidyā.
La naturaleza de Paramaśiva ha sido ya descrita mientras se trataba sobre la naturaleza de la Suprema Realidad. Sus cinco Śaktis, cid (el poder de la Conciencia); ananda (el poder de la Suprema Felicidad); iccha (el poder de la Voluntad); jñana (el poder del Conocimiento); y kriya (el poder de la Acción) están en la raíz de un conjunto infinito de śaktis, que constituyen Su verdadera naturaleza. Paramaśiva manifiesta sus cinco Śaktis en forma separada por atadvyavr.ti [en la forma de cinco tattvas que están constituidos por cinco śaktis, pero que difieren uno de otro debido al dominio en cada tattva de una Śakti diferente.] Los cinco tattvas son Śiva, Śakti, Sadaśiva, Iśvara y Vidya.
viernes, 23 de diciembre de 2011
LA EDAD DE ORO COMO UTOPÍA DIONISÍACA

La perspectiva sagrada del tiempo necesariamente debe ser cíclica en el sentido en que la manifestación es un cosmos (un “orden”) que reproduce en distintos planos un mismo despliegue cosmogónico. De ahí que el simbolismo de los ritos y los calendarios fuera el de recrear una disposición primordial como constante actualización, completando en el presente (como presencia) el ciclo de retorno al origen.
Y es precisamente en ese Origen donde está la clave de la concepción tradicional del tiempo, en el sentido en el que se presenta remoto, oculto y alejado por un lado, pero también recuperable y presente por otro, siguiendo unas pautas iniciáticas análogas al operar del Cosmos.
lunes, 21 de noviembre de 2011
LA MATRIZ MILAGROSA DE LOS NOMBRES DIVINOS* (I), por Abdelbaki Meftah
*.- Presentamos aquí otro importante estudio de este autor sobre el simbolismo numérico y literal de los Fuçus al Hîkam del Sheik al Akbar Muhidîn Ibn ‘Arabi, la continuación de: La matriz milagrosa de los Nombres divinos (ver 1ª parte en revista Qalam nº 2), inédito en castellano como todos los de este especialista de su obra y también del tasawwuf sapiencial, al que siempre agradecemos sus preciosas colaboraciones y su amable interés por esta publicación y del cual tenemos previstas más entregas.
La segunda sección de las Futûhât, consagrada a los “comportamientos iniciáticos”, incluye 116 capítulos que tratan, cada uno de ellos, de lo relativo a un particular rango en el proceso iniciático. Al final de cada uno de estos rangos, el sheikh menciona el número de grados que lo componen.
A título de ejemplo, al final del capítulo 76, que trata del “Al mujahada” (“combate interior”: resistencia a las tentaciones), precisa que este último comporta 89 grados para los “estacionarios” (alusión a la pausa que el iniciado marca entre dos grados consecutivos), sin que el sheikh haga ningún comentario sobre estos números, y no es más que en el capítulo 109, dedicado a la diferencia entre la Voluntad y la Pasión, en el que explica que cada uno de los números citados representa la suma de los valores numéricos atribuidos a las distintas letras que forman el nombre de este rango (la suma relativa a la palabra “al-mujahada” es precisamente 89).
A continuación, explica la relación original entre este nombre y el número asociado.
Pregunta: ¿Por qué el sheikh ha dado su explicación precisamente en el capítulo 109?
La respuesta a esta pregunta reviste varias formas:
- - La primera es que la palabra “número” (Al’adad) equivale a 109, al mismo título que el nombre divino “El Sabio” (Al-Hakim), pues la sabiduría implica la noción de precisión.
- - La segunda es que el número 109 se presenta como simbolizando el conjunto de los números asociados a las letras constitutivas de las palabras del Libro Sagrado. En efecto, está formado por tres cifras, el cero central que permite el paso de un estado o de un rango al siguiente (el paso de las unidades a las decenas, de las decenas a las centenas, etc.), mientras que el 1 y el 9 son los dos límites inferior y superior de las cifras que forman todo número.
- - La tercera es que la sura 28 del Corán se abre por un conjunto de tres letras (طسم), cuya suma numérica es precisamente 109.
- - La cuarta es que la suma de los enteros que van de 1 a 109 es igual a 59952 , que es exactamente la suma total de los números asociados a las 28 letras del alfabeto árabe, y cuyo residuo (5+9+9+5=28) lo confirma
Por otra parte, el sheikh René Guénon da ciertas propiedades de este número en un artículo que trata de la angeleogía del alfabeto árabe. Señala también que el rosario utilizado en ciertas cofradías iniciáticas tiene 108, siendo evidentemente el hilo que asegura la cohesión del conjunto lo que enlaza con el 109.
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