Mundo Tradicional es una publicación dedicada al estudio de la espiritualidad de Oriente y de Occidente, especialmente de algunas de sus formas tradicionales, destacando la importancia de su mensaje y su plena actualidad a la hora de orientarse cabalmente dentro del confuso ámbito de las corrientes y modas del pensamiento moderno, tan extrañas al verdadero espíritu humano.

domingo, 1 de enero de 2017

¿NECESIDAD O NO DE LA PRÁCTICA EXOTERICA?, por H:. Graal

Siendo un tema bastante recurrente, hace algún tiempo hubo cierta polémica entre algunos “guenonianos” al pronunciarse sobre la necesidad o no de la práctica de un exoterismo por parte de los iniciados en alguna forma de esoterismo. Tomando como referencia el capítulo siete: Necesidad del exoterismo, del libro Iniciación y realización espiritual, Guénon insiste en que lo más normal y recomendable para un iniciado es la práctica de ambos aspectos de la misma tradición.  Sin embargo, unos lo suscriben pero otros lo rebaten después de hacer verdaderas filigranas con el texto para llevar el agua a su molino. A parte de afirmarlo claramente, Guénon da buenos argumentos para apoyarlo. Pero los que no están de acuerdo afirman que, a un masón, por ejemplo, le basta su programa iniciático para cumplir espiritualmente, sin necesidad de practicar ningún exoterismo  (eso dicho, precisamente, por quién toma a Guénon como “su guía intelectual”). 
Para ser exactos, Guénon toca el tema considerando exclusivamente a los iniciados que pertenecen a tradiciones religiosas, sean musulmanas y/o sobre todo para el caso de los masones cristianos. (1) Y es lógico, ya que en las formas tradicionales que no tienen ese doble programa, es decir, que son exclusivamente iniciáticas-esotéricas, el dilema no se presenta. 

Quizá el meollo del asunto sea: La Masonería ¿se basta a sí misma sin necesidad de practicar ningún exoterismo? ¿Puede practicarse la Masonería al margen de toda otra tradición, sea o no religiosa? A excepción de algún ocultista, ni Guénon ni nadie que sepamos, ha visto nunca la Masonería como una vía autosuficiente e independiente de una tradición espiritual propiamente metafísica, sea o no religiosa en la forma, ya que, siendo básicamente una cosmología, es incompleta en ese aspecto, al igual que la tradición Hermética, que no es una metafísica a pesar del ámplio alcance de su doctrina.
En Occidente y después de romana (Colegia Fabrorum), la Masonería siempre ha sido cristiana, y ningún masón ni “constructor de catedrales” ha estado eximido de practicar el exoterismo cristiano, cosa que nunca se había planteado. En épocas más modernas, se ha podido ser masón y musulmán o incluso budista o Zen, porque la masonería no es incompatible con ninguna forma religiosa, o mejor dicho, metafísica. La Masonería atea o anticlerical es un subproducto puramente moderno. Pero algunos quizá entienden esa “omni-compatibilidad” masónica como una autosuficiencia espiritual por su parte, cuando tendría de ser al revés, un acicate para la práctica religiosa dentro de una forma de espiritualidad lo más completa posible. No se trata de darle al exoterismo una dimensión superior a la iniciática, que no la tiene ni la podría tener por su propio carácter dual y social-ceremonial sobretodo, sino la que le corresponde realmente de “base” dentro de una vía de realización espiritual; y tan importante como eso, reconocer también el verdadero alcance de una forma iniciática exclusivamente cosmológica como la Masonería, dejando aparte y sin entrar a juzgar su precaria situación general en la que iniciáticamente se encuentra hoy día.
Sin embargo, hoy por hoy, el cristianismo ¿es una forma tradicional completa? Lamentablemente no; solo es una institución religiosa sin ningún esoterismo organizado ni ningún linaje iniciático en presencia, lo cual la hace realmente una excepción dentro del mundo espiritual universal. El islam tiene al sufismo, el judaísmo a la cábala; el cristianismo tiene una importante mística monástica pero que no reviste ninguna dimensión iniciática, a excepción quizá de algún monacato de la iglesia ortodoxa oriental. ¿Podría la Masonería llenar ese hueco dentro suyo?  ¿Podría decirse que, en estos momentos, la Masonería cumple con el papel esotérico-iniciático del cristianismo al faltarle a él mismo?, (como pretende, por ejemplo, la Masonería Rectificada). 
Aparentemente parecería que sí, al menos hasta cierto punto, por todo el acerbo tradicional que incluye la simbólica de sus grados (pitagórico, hermético, templario, etc... presente en todo el esoterismo cristiano medieval), pero en forma virtual, sin desarrollo. De hecho, muchos masones así lo creen y en no pocos casos han entrado en la masonería convencidos de practicar una forma de esoterismo cristiano, ya que en cierto modo es así. Sin embargo, realmente eso no basta, porque hemos visto que no es una metafísica (no-dual) sino una cosmología (dual armónica), y su alcance no rebasa el dominio de los Pequeños Misterios, es decir, la perfección individual humana que, esencialmente, era el mismo fin de la religión primitiva. (2) Cumplidas las posibilidades de esa cosmología, deberían realizarse las que comprende la propia metafísica cristiana liberada de exposiciones duales-religiosas.
En resumen y siendo realistas tenemos, por un lado, a un cristianismo puramente exotérico sin una metafísica iniciática organizada pero sí incluida en su doctrina. Y por otro, a una Masonería que solo es una cosmología iniciática basada especialmente en el simbolismo constructivo, pero sin estar integrada ni depender formalmente de ninguna gran tradición espiritual-metafísica (sea o no también religiosa). Además, ¿tiene actualmente la Masonería una doctrina precisa y ordenada que se transmita metódicamente a los iniciados grado a grado? ¿Tiene una “sâdhana” concreta como método de trabajo espiritual personalizado? (a parte de los ritos quincenales de apertura y clausura de trabajos junto a los ritos de paso). Lamentablemente ha de decirse que tampoco. Es decir, que estamos en presencia de un “ambiente” espiritual bien precario por ambos lados, aunque justo sea valorarlo más que despreciarlo. 
Pero véase que, a pesar de este exiguo panorama, se rechaza incluso la práctica religiosa, como algo de poca monta e inútil para un iniciado… No olvidemos que la tesis principal de Guénon a la hora de validar la práctica religiosa no es tanto por ella misma sino porque todos los ritos y símbolos exotéricos tienen naturalmente una transposición metafísica, y que un verdadero iniciado no se limita a su lectura literal, moral, ecuménica, ni piadosa. En el caso del cristianismo, por ejemplo, no es difícil ver o comprender esta polisemia superior de sus ritos y símbolos ni efectuar esta transposición, especialmente cuando es una tradición originalmente esotérica y después “exoterizada”. En efecto, es peculiar del cristianismo ser originalmente una metafísica esotérica judía, después “exoterizada” por los “padres” de la Iglesia “romana” a fin de poder cumplir con el papel de religión imperial, religión de estado del mundo occidental.
Dadas las características reales de la situación iniciática en Occidente, es justo juzgar no solo como inconvenientes sino estúpidas y ridículas estas posturas antirreligiosas muy al estilo moderno laico-democrático, menospreciando un rico exoterismo de fondo claramente metafísico que ha fundamentado toda la cultura occidental hasta hoy, a pesar de estar, es cierto, en franco declive, pero no más ni peor que la única institución iniciática que aún sobrevive en estas latitudes. Así, podría decirse, que una apoya a la otra. (3) Las indignantes concesiones que ha hecho el clero con políticas criminales de algunos países (Italia, España, Chile, Argentina...) y su complicidad con ellas para “salvar su cuello”, no justifican un desprecio a ser cristiano y a practicar el cristianismo. El ejemplo de Jesús es bien ilustrativo al respecto.
Este tipo de posturas es bastante común entre los muchos personajillos resabiados y omnipotentes que pueblan el mercado esotérico actual, que van por libre y creen que la religión es solo para tontos y simples. Que la vía espiritual es una vía “clasista”, sobretodo de auto-promoción de su ego creativo, literario o filosófico y, en su caso, un proceso de creciente “auto-estima” y de autoritarismo “profesoral”. 
En gran medida estos fenómenos son debidos, principalmente, al desconocimiento generalizado en Occidente de lo que es una auténtica organización o linaje iniciático y su funcionamiento interior, tanto como lo que es un verdadero maestro espiritual, acostumbrados a los simples residuos e imitaciones, a las caricaturas del ocultismo y el teosofismo y a instituciones “esotéricas” sin ninguna verdadera solvencia espiritual. Son quizá la inmensa mayoría los que no han conocido otra realidad iniciática que la Masonería moderna, laica y social.  Y dentro de ella tan solo el “taller” que ellos mismos han montado con sus amigos de turno, a su gusto y preferencia “esotérica”, manteniéndose dentro de una endogamia de grupo de marcado provincianismo intelectual. Que ignorando todo de otras vías iniciáticas ancestrales (despreciando las orientales), a lo sumo han tomado a René Guénon como el Nec Plus Ultra de la espiritualidad universal, de la metafísica y la tradición, elevándolo a la categoría de “avatar” para su culto casero particular. Ciertamente, Guénon ha señalado con lujo de detalles el importante mensaje de la tradición espiritual universal… aunque ellos se han quedado mirando su dedo e imitando una falsa erudición simbólica de “corta y pega” tipo diccionario.
El hecho de practicar o no el exoterismo de una tradición no es materia de debate, lo señala el propio “dharma” de la tradición espiritual a la que uno mismo pertenece y no su capricho particular, y con más razón si está iniciado en una vía perfectamente compatible y por siglos cristiana en este caso. Otra cosa es lo que decida hacer cada cual pues, afortunadamente, el carácter “obligatorio” de otras tradiciones no existe en estos lares. Y si no practica por estar decepcionado de las corrupciones del catolicismo institucional, sobretodo desde las “reformas” del Concilio Vaticano 2º, ya sabe que a su disposición tiene bastantes otras iglesias cristianas (no protestantes) posiblemente menos adulteradas. Tanto por su aspecto ritual como de vía bhakti (amor, entrega y devoción al Señor), la religión cumple con una función importante para el ser humano de este ciclo, sacralizar su tiempo y espacio limitando así el invasionismo de los hábitos profanos en su vida cotidiana, tal como recuerda Guénon.

Desgraciadamente, que se caiga en polémicas de este tipo, da una idea de lo mal que está el panorama y de la incomprensión que existe a pesar de las muchas pretensiones de algunos. Si las tres tradiciones abrahámicas, a diferencia de casi todas las demás, tienen esa doble dimensión, será por algo. (4) Desde luego que la mera religiosidad no va muy lejos espiritualmente hablando, y menos con el enfoque dual, ceremonialista y moralista que le caracteriza ahora y sin hacer “transposiciones metafísicas” de ningún tipo. Pero para la época que corresponde a este linaje (Abraham) y para la tipología humana occidental, que es a la que esencialmente va dirigida, es lo que, por lo visto, ha decretado la Providencia. Lo que es incongruente es considerarse cristiano, católico, occidental y masón y despreciar la práctica religiosa.


1.- Como se sabe, fue a instancias de Jean Reyor que Guénon escribió sobre el tema y no a propósito de Schuon y su laxismo con respecto a la práctica de la shari’a en su tariqa, sobre el que no se pronunció hasta que el asunto toco directamente a su persona y al descrédito que le tenían los “schuonianos”. 
2.-Que no es poco dado el periodo de oscuridad que vivimos, pero que tampoco es bastante con respecto a la finalidad iniciática última y verdadera.
3.- En cuanto a la excomunión papal a los cristianos masones, si es que algún masón se siente cohibido por ella, es de recibo que la libertad de culto vaya a la par con la libertad espiritual de la conciencia y con la libertad del masón de revelar o no su filiación. A tal señor tal honor o… ¡qué buen vasallo si hubiera buen Señor!
4.- No es casualidad que estas tres tradiciones religiosas, de carácter exteriormente muy dual, aparecen en el Kali-Yuga y en fases muy avanzadas; y tampoco lo es qué desde su misma aparición, hayan estado en litigio entre ellas a pesar de pertenecer al mismo linaje.