 Quisiéramos destacar brevemente un importante tema de reflexión: el caracter sagrado de los trabajos rituales, así como de la doctrina masónica y los símbolos que la expresan, tema tanto más oportuno cuando ya es un tópico desgastado que gran parte de la Masonería moderna es un reducto del pensamiento laico, ateo y materialista, y por tanto moderno, acaparando de tal modo la atención que ante la opinión pública toda la Orden pasa por ser un baluarte de este tipo de pensamiento, lo cual sabemos que es falso además de incompatible con sus más importantes Landmarks. Para muchos talleres –y obediencias- es cierto que al sentido de los trabajos rituales no le ven ningún caracter sagrado (y ni falta que hace para ellos, que entienden lo sagrado como algo de capilla y sacristía), ni ninguna espiritualidad real, rebajada a una cómoda y mediocre moral democrática de tolerancia y hermandad que no pasa de amiguismo cuando mejor. Los  trabajos, así, quedan asimilados a cualquiera de las ceremonias civiles que efectúa para sus convenios la sociedad profana.
Quisiéramos destacar brevemente un importante tema de reflexión: el caracter sagrado de los trabajos rituales, así como de la doctrina masónica y los símbolos que la expresan, tema tanto más oportuno cuando ya es un tópico desgastado que gran parte de la Masonería moderna es un reducto del pensamiento laico, ateo y materialista, y por tanto moderno, acaparando de tal modo la atención que ante la opinión pública toda la Orden pasa por ser un baluarte de este tipo de pensamiento, lo cual sabemos que es falso además de incompatible con sus más importantes Landmarks. Para muchos talleres –y obediencias- es cierto que al sentido de los trabajos rituales no le ven ningún caracter sagrado (y ni falta que hace para ellos, que entienden lo sagrado como algo de capilla y sacristía), ni ninguna espiritualidad real, rebajada a una cómoda y mediocre moral democrática de tolerancia y hermandad que no pasa de amiguismo cuando mejor. Los  trabajos, así, quedan asimilados a cualquiera de las ceremonias civiles que efectúa para sus convenios la sociedad profana.Recordemos que la palabra laico viene del latín “lego“, el que no sabe leer, es decir, el ignorante o profano que no conoce su tradición (especialmente cuando es una tradición del “Libro”), condición que poca justicia hace a un verdadero masón que, aunque sea aprendiz, al menos ya sabe “deletrear”. Es cierto que también se entiende por laico lo que no es directamente religioso y que, en algunos casos, lo laico está comprendido, aunque indirectamente, en la religión o la tradición –ver el budismo o el cristianismo y sus órdenes terciárias- pero también lo es que, de saber el sentido original de la palabra, pocos masones se jactarían de quedar definidos por ella.
 
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