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lunes, 16 de noviembre de 2015

REQUISITOS INICIÁTICOS PARA UNA REALIZACIÓN ESPIRITUAL EFECTIVA SEGÚN EL ADVAITA VEDANTA (Según las indicaciones de Sankara en su Vivekashudamani (La joya suprema del discernimiento) (*), por H:. Graal

Aunque aquí vayan a tratarse los requisitos iniciáticos que contempla el advaita vedanta, veremos que la mayoría no son incompatibles con la iniciación masónica, o no tendrían que serlo, al menos en su generalidad y aplicación individual y a pesar de que en la orden masónica no exista un gurú o maestro espiritual de carne y hueso, siendo substituido por la práctica ritual de un simbolismo sagrado y de un trabajo colectivo realizado bajo los auspicios de los principios espirituales de la orden y la omnipresencia del G:.A:.D:.U:., pues : 

“Allí donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos.” (Mateo 18. 20)

Dice Sankara: “Ciertamente, hay tres cosas que son muy difíciles de obtener y que se consiguen solamente por la gracia de Dios: un nacimiento humano, sentir un fuerte anhelo y disposición por alcanzar la liberación espiritual y la protección de un sabio perfecto o Satgurú” (v.3), o aquí en su defecto, de una tradición o vía espiritual viva y una doctrina metafísica perfecta. (La palabra Satgurú, en este caso, cabe analizarla; la sílaba “gu” significa oscuridad, y la sílaba “ru” significa luz; así pues, Gurú es aquel que disipa la oscuridad mediante la revelación de la Luz, que en la masonería es aquello que pide el candidato al entrar en el templo y aquello que dispensa la orden a sus iniciados. “Sat” significa Ser o Verdad, en este caso, el G:.A:.D:.U:. Satguru significaria pues Maestro de la Verdad revelador de la Luz y disipador de la oscuridad.)

“Aquel que después de haber nacido humano (y varón añade Sankara) y como un necio no hace esfuerzo alguno para obtener la liberación, es como si se suicidase. Ese hombre se labra su propia destrucción apegándose a este mundo irreal y a los objetos transitorios.” (v.4)
“¿Hay alguien más estúpido que aquel que después de haber obtenido excepcionalmente un cuerpo humano se deja llevar por la pereza y no hace el debido esfuerzo para realizar el verdadero propósito de esta vida?” (v.5)

“Aunque se conozcan todas las escrituras y se realicen todos los cultos y adoraciones, de nada vale todo eso a menos de que se experimente identidad con el Âtmân a través del Conocimiento Supremo; y de ninguna otra manera se puede experimentar esa identidad ni aunque se viviera durante cien (días) de Brahma juntos”. (v.6) (...)  “Y también explican muy claramente (los Vedas) que las acciones por sí solas no pueden ser la causa de la liberación.” (v.7) (...) “Las acciones sólo nos ayudan a purificar la mente, pero no a perseguir –ni conseguir- la Realidad. La realización de la Verdad se obtiene mediante el discernimiento, jamás mediante la acción, ni aunque realizásemos diez millones de acciones (meritorias). (v.11) Mediante el discernimiento adecuado se obtiene el conocimiento de qué es la Realidad, del mismo modo que se pone fin al tremendo miedo y angustia que causa en una mente confusa la forma de un cuerda al confundirla con una serpiente.” (v.12)

“Los sabios han hablado de cuatro medios para alcanzar este estado; sólo cuando se poseen estos cuatro medios puede alcanzarse devoción por Brahman, de lo contrario nuestro intento será fallido” (v.18):

1º.- VIVEKA: Es la capacidad de discriminación entre lo real y lo irreal.

2º.- VAIRAGYA: Es la capacidad de renuncia al goce de los frutos de    nuestras propias acciones, tanto aquí como en el más allá.

3º.- El grupo de los llamados “SEIS ATRIBUTOS”: Tranquilidad. Ecuanimidad. Entrega. Constancia. Fe, y Amor.

4º.- MUMUKSHUTA.- El anhelo y deseo ferviente y sincero por alcanzar la liberación.

“Al firme estado de convicción de que Brahman es lo real y que el universo es lo irreal, se le llama VIVEKA, (el discernimiento entre el verdadero Ser o Sí mismo no-dual y el no-Ser o ego dual).

“VAIRAGYA o renunciación es el deseo –o capacidad- de renunciar a todos los goces transitorios que se dan dentro del espectro de la experiencia perceptible, que va desde el mero hecho de tener un cuerpo vivo, hasta los que se obtienen una vez alcanzado el estado de Brahma, mediante las prácticas espirituales o bien recibiendo instrucciones del Maestro.” (v.21)

“La práctica de mantener la mente fija sobre su meta (Brahman), después de haberla separado de los diversos objetos de los sentidos mediante la contínua observación de los defectos que éstos tienen, se llama SHAMA o calma.” (v.22)

“A la práctica del autocontrol se la llama DAMA, y consiste en retirar los órganos de la acción (las cuerdas vocales, las manos, las piernas, los órganos genitales y de la evacuación) y también los del conocimiento o percepción (los ojos, la nariz, los oídos, la lengua y la piel) de aquellos objetos que los atraen dirigiendo la energía hacia sus centros respectivos, a lo cual se llama UPARATI. El mejor uparati o recogimiento, consiste en no permitir que la mente se excite ante los estímulos de los objetos externos.” (v.23)

“El sobrellevar todo tipo de aflicciones sin preocuparse en deshacerse de ellas, permanenciendo al tiempo en una actitud ecuánime, libre de ansiedad o lamentación, es lo que se conoce con el nombre de TITIKSHA o impertubabilidad.” (v.24)

“Los sabios llaman SHRADHA o fe a la verdadera aceptación de las instrucciones contenidas en las escrituras y especialmente las impartidas por el Gurú, una vez comprobada su veracidad a través de la práctica y de la propia experiencia.” (v.25)

“El constante reposo interior o SAMADHA, no se obtiene mediante el anàlisis intelectual ni el procesamiento de la experiencia a través del pensamiento en una búsqueda curiosa de explicaciónes sinó que, por el contrario, se obtiene eliminando todo tipo de pensamiento o proceso intelectual, concentrando toda la atención en el siempre puro Brahman.” (v.26)

“MUMUKSHUTA o ardiente anhelo por la liberación, es el constante deseo de liberar nuestro verdadero ser de todas aquellas ataduras sobreimpuestas, debido a nuestra ignorancia, que comienza al asociarnos con nuestro ego ilusorio y nuestra identificación con nuestro cuerpo físico.” (v.27)

“Incluso un ser torpe o mediocre, a través de este profundo anhelo por la liberación y mediante la gracia del Gurú, puede alcanzar la realización mediante el VAIRAGYA (renuncia), SAMA (calma), y los demás.” (v.28)

“En los casos en los que la renunciación y el anhelo de liberación son realmente intensos, la calma y las otras prácticas tienen verdaderamente valor y dan sus frutos.” (v.29) “Pero, en el caso de que la renunciación y el anhelo de liberación sean escasos o débiles, la calma y las otras prácticas no serán más que una mera apariencia, igual que un espejismo en un desierto.” (v.30)

“Entre todas las vías que puedan conducir a la liberación, la devoción BAKTI es la única que ostenta el lugar primordial. La búsqueda de nuestra naturaleza real es lo que se designa como devoción.” (v.31)

Estos son los principales requisitos que según el Vedanta advaita debe cumplir todo ser humano que pretende la iniciación o mejor realización espiritual, siendo los medios y al mismo tiempo las cualificaciones iniciáticas mínimas. Y aunque pudieran verse como requisitos bastante exigentes con respecto al ser humano actual, el “hombre de hierro”, el “descastado” espiritualmente hablando, el de mente y costumbres perfectamente profanas, sólo con reflexionar un poco se advierte facilmente que, de no ser así, ni siquiera podría superarse el nivel de la mera religiosidad dual y pacata.

 Las exigencias masónicas para la iniciación resumidas en ser un “hombre libre y de buenas costumbres”, no significan escuetamente sino lo mismo si lo observamos con detención. ¿Qué siginifica hoy en dia el hecho de ser “libre y de buenas costumbres” dentro de una sociedad groseramente incrédula, escéptica, materializada y profana, que fomenta un individualismo obsceno, que se jacta de igualitaria a despecho de las enormes desigualdades e injusticias que la afectan.  Realmente no significa nada sino es un puro sarcasmo. Pero iniciaticamente ser libre significa no estar condicionado por las lacras vulgares del hombre inferior, hílico, egótico e incrédulo; significa ser soberano e independiente, es decir, dueño de sí o capaz de serlo, en el sentido de superar las limitaciones de su individualidad psicosomàtica impuestas por el medio y la herencia, al ser consciente de la Ley universal (Dharma) que no ve fuera de sí sinó dentro. 

El hombre libre es dueño de sí y no un lacayo de sus instintos y un siervo de sus pasiones egoístas. Sabe y puede sobreponerse a ellos. De ahí que no todo el mundo esté capacitado ni intelectual ni moralmente para la iniciación, al no ser libres ni poder ser dueños de sí, sinó que cualquier medida de moderación, continencia y equilibrio les ha de venir impuestos desde fuera ya que en ellos mismos no reside la fuerza necesaria ni la capacidad de discriminación; esa fuerza la simboliza precisamente una de las Tres Pequeñas Luces de la logia. (1) Es libre también por ello mismo, el que obedece y sabe obedecer a esa Ley interior ( llamada Dharma o Antar-Yami: ordenador interno en los Vedas o G:.A:.D:.U:. en la masonería), pues, sólo el que sabe obedecer sabrá gobernar y gobernarse convenientemente. Y aquí podríamos extendernos con respecto a los sistemas de gobierno actuales, ya erróneos en sus propios planteamientos anti-tradicionales y por la insuficiencia intelectual y moral de sus representantes.

También es libre de espíritu quién no profesa la típica ignorancia “docta” del mundo profano, que es un simulacro caricatural del verdadero Conocimiento, la Gnosis. El intelectualmente libre es el capaz de discriminación entre lo falso y lo verdadero, lo real y lo ilusorio,  es abierto de mente, comprensivo y benevolente y así apto para una iniciación, es decir, para una verdadera “metanoia o transformación interior, la cual consiste, no en ser el primero de la clase en materia conceptual, sino en una revolución completa de todo su universo mental y de sus representaciones imaginarias acerca de la Realidad, algo que, desde luego, no está al abasto de la gran mayoría de los seres humanos actuales, aferrados obstinadamente a sus pobres conceptos cuando los tiene y cegados por sus pasiones. 
Recordemos que el fin iniciático que propone la Masonería es el de los Pequeños Misterios, es decir, la realización de la perfección del estado primordial humano, por lo tanto el de la inmortalidad y la posibilidad efectiva de no retornar ya nunca más a ningún estado de manifestación individual, lo que el hinduismo entiende como anâgami, lo cual no es poca cosa dadas las circunstancias de la fase actual de éste ciclo humano.

Por último, prodigarse en buenas costumbres no significa sinó predicar con el ejemplo. ¿Son en verdad libres y de buenas costumbres la mayoría de masones que pueblan las columnas de los templos actuales? Que cada cual se conteste a sí mismo con sinceridad.

Precisamente, porque la masonería carece de gurús y maestros de carne y hueso, y el iniciado no dispone ni de su guía ni de su enseñanza ni de su consejo, es menor su protección ante el error y ante los caprichos de su ego, y por esa evidencia debería ser muy circunspecto y doblemente prudente, tanto como aplicado en su trabajo espiritual, pues los extravíos son mucho más fáciles e impredecibles. Desgraciadamente, este es un hecho constatable por doquier en éstos ámbitos, y no sólo se observan extravíos doctrinales e infiltraciones del espíritu profano en las lógias, sinó muchas veces, una inversión completa del orden normal en los comportamientos y en la evolución de los grados.

No es el ego individual el que se supedita al rigor de la norma iniciàtica para su extinción o erradicación, sinó al revés, es la vía misma y el talante de sus trabajos los que quedan supeditados a las normas profanas de las tendencias egóticas más individualizadas, resumiéndose en una actividad de conveniencias y connivencias particulares donde el talante “democrático”, profano y el libertinaje conceptual y doctrinal campa a sus anchas, convirtiendo a la Orden en un club social y, a la postre, en una caricatura de iniciación donde muchas veces el postulante acaba siendo algo mucho peor de lo que era antes de entrar, pues, la cristalización de su egoidad es ya irreversible a partir de cierto punto.


*.- Versión: biblioteca_digital/libros/s/Sankara/ pdf

1.- Podría decirse que las cualificaciones iniciáticas más básicas están resumidas en esas Tres Pequeñas Luces, Sabiduría o capacidad intelectual suficiente, Fuerza o buena voluntad y Belleza o nobleza de corazón.