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martes, 7 de enero de 2014

LA INFLUENCIA CABALÍSTICA EN LA ELABORACIÓN DEL GRADO DE MAESTRO EN LA FRANCMASONERÍA, por Henrik Bogdan

El propósito de este artículo es aportar una nueva visión de las teorías de Arthur Edward Waite (1857-1942), erudito en francmasonería, que defendió la idea de una influencia de la cábala sobre el grado de maestro en francmasonería. Según Waite, la búsqueda masónica de la palabra perdida del Maestro presenta una intrigante similitud con las especulaciones cabalísticas sobre la pérdida de la correcta designación del nombre de Dios, el Tetragramaton (YHVH). Después de una breve descripción de la elaboración de los grados fundamentales, abordaré la leyenda de Hiram para compararla luego a la búsqueda cabalística de la verdadera pronunciación del Nombre de Dios. Finalmente, nos referiremos al estado actual de la investigación para evaluar la aportación de la teoría de Waite.

Los “Craft Degrees” o grados fundamentales

Los grados masónicos fundamentales tal como los conocemos actualmente son el resultado de un proceso largo y progresivo. Tenemos poca información sobre la evolución de los rituales operativos de admisión y sobre su transformación en rituales de iniciación en la masonería especulativa, pero el poco que sabemos muestra claramente que los rituales especulativos deben en gran parte su forma y su contenido a los rituales operativos que les precedieron. Como hemos dicho se trata de un proceso gradual, un proceso en el que el período más productivo se sitúa probablemente en el siglo XVII y en las tres primeras décadas del XVIII. Antes de 1730, los rituales fundamentales consistían únicamente en dos grados, “Aprendiz” y “Compañero o Maestro Masón”. Luego, en 1730, el grado de Aprendiz se dividió en dos, “Aprendiz” y “Compañero”, insertando un nuevo grado entre los otros dos. El segundo grado se convirtió en el tercero con el nombre de “Maestro masón” (1). Lo que completó la elaboración de los grados fundamentales es la publicación en 1730 de la Masonry Dissected de Samuel Prichard, que remató la elaboración de los grados fundamentales con la aparición de los tres grados tal como los conocemos actualmente: Aprendiz, Compañero y Maestro masón.



“La Masonería examinada en detalle”

La Masonry Dissected de Samuel Prichard, publicada por primera vez en octubre de 1730, fue probablemente la más influyente de las divulgaciones masónicas purblicada en el siglo XVIII, y el texto circuló tanto que tuvo no menos de treinta ediciones. Según la página de portada, el propio Prichard sería francmasón “antiguo miembro de una Logia Regular”, y el objetivo de la publicación se explicaba en la “justificación del autor por él mismo frente a la parte perjudicada de la humanidad”.

“He sido inducido a publicar este poderoso Secreto para el Bien del público y a petición de varios Masones y ello dará, espero, la completa satisfacción y tendrá el Efecto deseado con tal de prevenir que tantas Personas crédulas sean atraídas a esta Sociedad tan perniciosa” (2).

El hecho que Prichard declare haber publicado la divulgación a petición de varios masones parece, por lo menos, extraño. En efecto, ¿por qué querrían masones publicar su “grandioso secreto” y hacer así de manera que ciertas personas renuncien a unirse a una sociedad tan “perniciosa” como la suya? Si hay en esta afirmación un fondo de verdad, es posible comprender la motivación de estos masones examinando las consecuencias que tuvo la publicación de Masonry Dissected sobre la evolución de los rituales masónicos. El resultado más sensible fue la instauración de los tres grados y de los rituales con ellos relacionados. Al no existir manuales oficiales para los rituales de la época –todos ellos debían saberse de memoria - ¿había mejor manera de introducir un nuevo grado que hacerlo directamente disponible mediante su publicación? El desarrollo del tercer grado y el particular misticismo a él asociado ¿podía ser resultado del esfuerzo deliberado de un grupo de masones que creían necesario reformar el sistema masónico de iniciación? A menos que se descubran nuevos datos, nunca tendremos una respuesta definitiva a estas preguntas. Con todo, llama nuestra atención un pasaje de la justificación de Prichard, en la que el autor parece sugerir que la antigua forma de masonería debería ser “restaurada mediante algún misterio oculto”, ya que sin ello pronto se vería aniquilada:

“..pero es harto dudoso, y lo más razonable es creer que será expandido hacía la formación de un Sistema de Masonería diferente, ya que la Estructura antigua es tan arruinada que, a no ser que sea restaurada con ayuda de algún Misterio oculto, pronto será aniquilada” (3)

No sabemos con certeza a qué se refería este “misterio escondido”, pero nos atreveríamos a ver ahí la leyenda de Hiram, y eso es lo que nos proponemos desarrollar a continuación.


Las reacciones

La publicación de la Masonry Dissected originó la publicación de respuestas en las que se defendía el honor de la francmasonería y se ponía en cuestión la integridad de Samuel Prichard. Una de estas respuestas fue la obra anónima A Defence of Masonry, publicada en 1730-31. Además de un estudio polémico de las motivaciones de Prichard, el texto incluye una interesante exposición de las relaciones de la francmasonería con los antiguos misterios (4).
“La Conformidad entre los Ritos y Principios de Masonería con muchas Costumbres y Ceremonias de los Antiguos será un Deleite para las Personas de cualquier Gusto y Curiosidad, ya que descubrirán algunos Remanentes de los Usos y Enseñanzas Antiguas, preservados por la Sociedad durante muchos Siglos, sin usar Libros o Escritura, tan sólo por medio de Tradición oral” (5).

A Defence of Masonry establece en particular paralelismos entre francmasones y pitagóricos, esenios y druidad, pero también y más importante, entre francmasonería y cábala. Lo que hay que destacar es que la cábala es comparada de forma específica al vocabulario masónico, lo que significa que la cábala literaria (gematria, notariqon y temurah) es considerada compatible con la masonería:

“Los Cabalistas, otra Secta, se ocupaban de las ocultas y misteriosas Ceremonias. Los Judíos tenían en gran Consideración esta Sciencia, y creían haber hecho Descubrimientos poco comunes por medio de ella. Ellos dividían su Conocimiento en Especulativo y Operativo. David y Solomon, según ellos dicen, fueron muy versados en él, y nadie en un principio pretendía someterlo en la Escritura; pero, en cuanto nuestro Proposito, la Perfección de sus Habilidades consistía en lo que el Dissector llama Deletréo, u ordenación de las Letras de la Palabra de una manera particular” (6).

Pero la idea de relacionar la francmasonería con la cábala literaria no es nueva. Por ejemplo, un trabajo titulado The Grand Mystery Lasi Open, publicado en 1726, contiene referencias al notariqon. Se trata también de un texto interesante en el sentido que fue el primer catecismo impreso que puso en evidencia la relación entre la francmasonería y la cábala como tal:

“¿Tienen los seis Signos Espirituales algunos Nombres? Sí, pero no son comunicados a ningún Miembro recién admitido, ya que son Cabalísticas? ..sic...(...)..Quién es el Gran Maestro de todas las Logias del Mundo? INRI. Cual es el significado de este Nombre? Cada Letra por separado alude a una Palabra entera y es Misteriosa. (...) Quién fue el primer Masón? Laylah Illallah. Quién inventó la palabra secreta? Checchehabeddin Jatmouny. Qué es esto? Es una Palabra Cabalista compuesta de las Letras (iniciales?) de cada de los Nombres del Laylah Illallah, tal y como se menciona en Biblia” (7).

Es importante saber que la elección de las letras que formaban las palabras de pase de la francmasonería, se consideraba ya en 1726 que tenía origen cabalístico, es decir cuatro años antes de la publicación de la Masonry Dissected. La primera utilización conocida de letras hebraicas en los textos de los rituales masónicos se encuentra en el primer catecismo masónico impreso, A Mason’s Examination, publicado en 1723. Aunque el simple hecho de utilizar letra hebraicas no deriva necesariamente de la cábala, hay que tener presente que según la interpretación de muchos cabalistas cristianos, los textos hebreos eran a menudo asimilados a la literatura cabalística.


La leyenda hirámica

La Masonry Dissected no solo es el primer texto en exponer los tres grados de la masonería fundamental, sino también el primero que contiene el relato de la leyenda de Hiram (8). La leyenda hirámica sigue siendo la leyenda más importante y más característica de la francmasonería actual, y tiene un rol decisivo en el tercer grado, el de Maestro Masón. En resumen, la leyenda hirámica está basada en el homicidio de Hiram, el principal arquitecto del rey Salomón, encargado de la construcción del Templo de Jerusalén. Hiram había dividido sus obreros en tres clases de acuerdo con sus capacidades y, con el fin de diferenciarlos, había dado a cada una de ellas una palabra de paso. Tres obreros pertenecientes a la segunda clase quisieron obtener la palabra de pase de la tercera clase, la Palabra del Maestro. Hiram tenía por costumbre orar cada día en el Templo en construcción. Los tres malos compañeros lo atraparon dentro del Templo y le ordenaron revelar la Palabra del Maestro. Hiram se negó y trató de escapar. Los bandidos le golpearon fuertemente, una vez cada uno de ellos. El tercer y último golpe mató a Hiram sin que hubiera divulgado la Palabra, y en consecuencia la Palabra – YHVH – se perdió. Los asesinos enterraron el cuerpo de Hiram bajo unos arbustos. No pasó mucho tiempo sin que la ausencia de Hiram fuera advertida y el rey Salomón envió en su búsqueda a varios grupos. Tras el descubrimiento del cuerpo de Hiram que los tres bandidos habían enterrado, fue adoptado una nueva Palabra de Maestro: “Macbenac” (o “Makbenak”), que significa “la carne se desprende de los huesos”, en alusión a estado de descomposición del cuerpo de Hiram. Subsiste la duda acerca del origen de Macbanac, pero los textos anteriores a 1730 nos muestran que fueron utilizados distintos términos como Palabra de Maestro, por ejemplo “Matchpin”. Otro ejemplo es “Mahabyn” que figura en el Manuscrito Sloane 3329 (c. 1700):

“Ellos tienen otra (contraseña) que llaman la contraseña de maestro, y es Mahabyn, que dividen siempre en dos palabras. Se colocan de pie uno contra otro, pecho contra pecho, tocándose los tobillos derechos por el interior, apretando mutuamente la mano derecha por el pñuño de la mano del maestro, la extremidad de los dedos de la mano izquierda presionando fuertemente las vértebras cervicales del otro; permanecen en esta posición el tiempo necesario para susurrarse al oído uno Maha y el otro, en respuesta, Byn” (traducción de Edmond Mazet) (9).

Una variante de “Mahabyn” es la palabra “Maughbin”, mencionada en A Mason’s Examination, impreso en 1723:

Yo soy ya un Masón recibido.
He visto la B*** y la J***.
He sido juramentado Compañero muy raro.
Y conozco la Piedra, el Diamante y la Escuadra.
Conozco perfectamente la parte de Maestro
Como podrá decir cualquier honrado Maughbin (10). 
(trad. Miguel Giménez Sales)

Entre los catecismos relativos al tercer grado, el más interesante es el Manuscrito Graham (1726). De carácter religioso, el manuscrito incluye una versión antigua de la leyenda hirámica en la cual Noé juega el papel que se atribuirá a Hiram a partir de 1730. Según esta antigua versión, Sem, Cam y Jafet van a la tumba de Noé para descubrir algo que les ayude a conocer el “formidable secreto que poseía este famoso predicador”. Los tres hombres habían convenido que si no encontraban dicho secreto, “la primera cosa que encontraran devendría para ellos el secreto mismo”. Cuando llegaron a la tumba, no encontraron más que el cuerpo sin vida en estado de descomposición. Cuando trataron de asirlo por uno de sus dedos, éste se desprendió, al igual que al probar de asirlo por una articulación, luego por otra, por la muñeca y finalmente, el codo. Entonces se pusieron a levantar el cuerpo de Noé mediante lo que constituye los cinco puntos del compañero de manera casi idéntica a la manera de levantar el cuerpo de Hiram en los textos de los rituales más recientes.

« Entonces levantaron el cadáver y lo sostuvieron, poniendo un pie contra su pie, una rodilla contra su rodilla, el pecho contra su pecho, una mejilla contra su mejilla, y una mano en su espalda, y se pusieron a gritar: Ayuda, oh Padre, como si dijeran: Oh, Padre del cielo, ayúdanos ahora, porque nuestro padre terrestre ya no puede hacerlo. Entonces, dejando de nuevo el cadáver, y no sabiendo qué hacer, uno de ellos dijo: Hay tuétano en este hueso, y el segundo dijo: Pero es un hueso seco, y el tercero dijo: apesta. Se pusieron de acuerdo entonces para darle un nombre que fuera conocido por la Masonería hasta este día. Después, se fueron a sus asuntos y a partir de ese momento sus obras fueron buenas.
Es por ello que debe creerse, pero también comprenderse, que su poder no venía de lo que encontraron o del nombre que le dieron, sino de su fe y de su oración. Las cosas continuaron así, y la voluntad dio firmeza a la acción » (11).
 


Es a esta posición a la que alude la nueva Palabra de Maestro, “Makbenak”, mencionada en los rituales de Maestro Masón posteriores a 1730.


¿Una influencia cabalística?

Así pues, ¿se pueden descubrir en la leyenda hirámica huellas de la cábala? Un estudio superficial nos daría una respuesta negativa. No hay ninguna referencia visible a la cábala como tal, como por ejemplo, especulaciones relativas a las emanaciones de Dios (la teoría de las sefirot surgida del Sepher Yetzirah); no se menciona tampoco el aspecto femenino de la Divinidad, la shekinah, ni especulaciones sobre los números (gematría, entre otras). Sin embargo, el aspecto principal de la leyenda, la búsqueda de una palabra perdida, presenta una intrigante similitud con las especulaciones del Zohar sobre la pérdida de la correcta designación del nombre de Dios, Tetragramaton (YHVH). Según la tradición cabalística, el modo apropiado de vocalización o de pronunciación del nombre divino era un secreto muy bien guardado reservado al Santo de los Santos en el recinto del templo de Jerusalén. Debido al segundo sitio de Jerusalén por Nabucodonosor en el 586 a.J.C. (que terminó con la destrucción del Templo de Salomón y el inicio de lo que se ha llamado “la cautividad de los Judíos en Babilonia”, que duraría hasta el 538 a.J.C.), el sumo sacerdote no tuvo ya la posibilidad de pronunciar el nombre de Dios (12). Así, la correcta pronunciación del Nombre Santo cayó en el olvido. Luego, el nombre de “Jehovah” sustituyó al de “Adonai” en la lectura de la Ley, y este nombre se escribió con los puntos-vocales del antiguo nombre (13). Encontramos pues en la tradición del Zohar una búsqueda del nombre perdido, o más bien de la manera correcta de pronunciar un nombre conocido. A.E. Waite (1857-1942), personaje muy influyente entre los eruditos aficionados de la francmasonería y el esoterismo de la primera mitad del siglo XX, tiene muchos escritos sobre la semejanza entre la búsqueda zohárica y la búsqueda masónica de lo perdido. Pese a que Waite no tenía los conocimientos académicos necesarios, lo que hacía su escritura “difusa, a menudo prolija y llena de arcaísmos” (14), su convicción de que los iniciadores de la francmasonería estaban versados en la doctrina cabalística merece ser tenida en cuenta: 

“En cuanto mí opinion yo creo que las manos místicas que transformaron la Francmasonería han sido las manos de parte Cabalista de los Guardianes de la Tradición Secreta; que su trabajo es fácilmente identificable en la Legenda del Craft; y que aunque en su forma presente esta Leyenda es (una versión - Sergey) más tardía y fue elaborada en el S. XVIII, todavía representa una parte o reflejo de aquellas preocupaciones Zoharicas, que aparecieron en Inglaterra con Robert Fludd, Thomas Vaughan, y con los que continuó Henry More, y las cuales son evidentes tanto en Francia como en Bretaña antes y durante el periodo de la Revolución Francesa” (15). 

Para comprender los argumentos de Waite con respecto a la leyenda “fundamental” (la leyenda de Hiram), hay que tener en mente que estaba convencido de que el objeto de la iniciación masónica era la unio mystica con Dios (16). Para Waite, la pérdida de la Palabra del Maestro que tuvo lugar en el momento de la muerte de Hiram en el templo inacabado y la consiguiente búsqueda masónica de esta palabra perdida, tiene su equivalente en la tradición del Zohar. Según Waite, los antiguos cabalistas cristianos del Renacimiento sostenían que la búsqueda de un nombre perdido en la tradición del Zohar no era otra cosa que la búsqueda de un camino para encontrar al Cristo. Los iniciadores de la tradición masónica, que conocían la búsqueda zohárica, incorporaron el tema de la búsqueda de una cosa perdida (en este caso, la Palabra del Maestro) para representar la búsqueda del Cristo. Para Waite, Verbum Christus Est, la Palabra del Maestro perdida es Cristo (17). Esta afirmación sería incomprensible si no se situara en el contexto cabalístico. La antigua Palabra del Maestro era el nombre de Dios, YHVH. Según la tradición cabalística cristiana, el nombre de Dios esconde el nombre secreto de Jesús, y por lo tanto está “demostrado por la cábala” que el Cristo es el Salvador. Incluyendo el carácter hebreo (Shin, que por su forma se considera que alude a la Trinidad) en el nombre de Dios, Yod, He, Vau, He, aparece el nombre de Jesús, YHSVH, Yeheshuah o Jeheshua (18). Esta prueba cabalística fue particularmente apreciada por cabalistas cristianos tales como Pico de la Mirándola (1463-1494) y Johannes Reuchlin (1455-1522), que atribuían considerables poderes al Pentagramon (IHSVH), que representaba para ellos el Nombre Sagrado Cristiano, igual que el Tetragramon (IHVH) era el nombre sagrado de los Judíos. Este nombre contenía el poder y la fuerza sobre cualquier cosa, y se suponía que permitía a los cabalistas realizar actos extraordinarios más allá de la fuerza humana y ejercer dominio sobre la naturaleza. El Pentagramaton era también considerado como un signo de la unión divina en la medida que es la fuente de la actividad sobrehumana del hombre (19). Sin embargo, en sus comentarios sobre el concepto de Reuchlin, que consideraba el Pentagramaton como la realización del nombre divino, Moshe Idel considera a su vez que Reuchlin comprendió mal a los cabalistas judíos:

“Curiosamente, los Cabalistas Cristianos, que enfatizaban más que cualquier otra cosa el secreto del nombre milagroso del Cristo como el Pentagrammaton, malinterpretaron el más complejo intento Cabalista de mostrar, que el Mesías Cristiano está conectado con la forma incompleta del Tetragrammaton” (20). 

Sea como sea, no puede subestimarse la importancia del Pentagramaton para los cabalistas cristianos y las especulaciones relativas al nombre secreto de Dios se habían convertido en un tema importante en la cábala cristiana.
Se plantea entonces una pregunta: ¿en qué medida están relacionadas las dos tradiciones? La investigaciones realizadas por Jan Snoek tienden a confirmar la teoría según la cual la búsqueda de la Palabra de Maestro está realmente influenciada por la búsqueda cabalística de la correcta pronunciación del Nombre de Dios. Aunque Snoek no menciona las similitudes cabalísticas, sus descubrimientos establecen claramente esta tesis. En dos artículos distintos, Snoek presentó un profundo estudio de la leyenda hirámica, sacando importantes conclusiones (21). Según la leyenda de Hiram, la Palabra de Maestro se perdió con el asesinato de Hiram y se adoptó una nueva palabra, Makbenak, cuyo significado es “la carne se desprende de los huesos” (22). La antigua Palabra de Maestro era el nombre de Dios en hebreo, el Tetragramaton, pronunciado Jehovah (23), el mismo nombre que aparece en la tradición cabalística. Esta idea según la cual la antigua Palabra de Maestro se perdió en el momento de la muerte de Hiram es, cuanto menos, sorprendente, puesto que en la leyenda se dice que la antigua palabra era YHVH. Snoek aclaró este misterio demostrando que en las primeras versiones inglesas de la leyenda, no se hace en ningún momento mención de pérdida de palabra sino más bien de pérdida de la pronunciación de la palabra (24). Según las primera versiones de la leyenda, la Palabra de Maestro no podía pronunciarse más que por los tres maestros al mismo tiempo: Salomón, el rey Hiram e Hiram Abi. Hiram no podría pues haber revelado la palabra aunque hubiese querido. Como Hiram no había transmitido este conocimiento antes de morir, la correcta pronunciación de la Palabra de Maestro se perdió. Estamos pues en presencia de dos tradiciones, zohárica y masónica, que tienen como tema central la pérdida de la pronunciación exacta del Nombre de Dios, YHVH. Sería increíble pensar que la elección de la antigua Palabra de Maestro no haya sido influenciad por las especulaciones cabalísticas sobre el Nombre de Dios. Tanto más cuanto que las especulaciones relativas a YHVH no se limitan a la tradición del Zohar, sino que representan un aspecto importante de la cábala cristiana. 

Este tema común comporta otra dimensión, la de la unió mystica. Snoek demostró en los artículos antes mencionados que en las primeras versiones de la leyenda, Hiram fue identificado a Dios. Pensamos que esta identificación es de importancia capital para la comprensión de la antigua iniciación masónica:

“A estas Alturas deberíamos tener claro que el hecho de poner el nombre de Dios sobre la tumba de Hiram era un equivalente funcional de haber sido enterrado en el Sanctum Sanctorum. Los dos nos dejan claro que Hiram es en realidad el Jahweh. Es exactamente esto lo que le confiere al ritual del tercer grado la iniciación de tipo bien conocido: el candidato se identifica con el héroe, y que resulta ser Dios. Asimismo, el ritual de la Unio Mystica entre el candidato y la divinidad es expresado y realizado” (25). 

Si examinamos la leyenda de Hiram a la luz de los descubrimientos de Snoek, parece evidente que, en su forma original, era un “mito de iniciación”, contrariamente a las versiones más recientes en las que la leyenda adopta la función de un “relato moralista”. La relación con la tradición cabalística se manifiesta más visiblemente cuando el aspecto iniciático de la leyenda es puesto en valor. En el corazón de la cábala judía reside el objetivo fundamental de la experiencia individual de Dios o unió mystica (26). Es este objetivo fundamental lo que relaciona las dos tradiciones de manera funcional. Estas dos tradiciones llevan a una identificación directa con Dios o una experiencia de Dios.

Es necesario, sin embargo, señalar dos hechos importantes que contradicen la existencia de una influencia cabalística en la leyenda hirámica. En primer lugar, en la literatura judía la búsqueda de la pronunciación correcta del nombre de Dios y las especulaciones sobre los poderes espirituales a ella ligados, no se limitan a la cábala sino que se encuentran también en textos judíos no cabalísticos. Pese a todo, en el contexto del esoterismo occidental cristiano, es sobre todo en los textos cabalísticos donde podemos encontrar especulaciones sobre la verdadera pronunciación del Nombre de Dios, particularmen en las Conclusiones (1486) de Pico, el Verbo mirifico de Reuchlin (1494) y el De arte cabbalistica (1517). En segundo lugar, lo que es más intrigante, la nueva Palabra de Maestro adoptada en la tradición masónica no es el Pentagramon “Yeheshua”, sino “·Makbenak”. La nueva Palabra de Maestro no designa pues al Cristo, lo que habría sido la elección lógica si la leyenda hirámica hubiera estado influenciada por las tradiciones cabalísticas cristianas.


Conclusión

Para terminar, creo oportuno volver a la pregunta planteada al principio: ¿está la leyenda masónica de Hiram influenciada por la cábala? Como hemos visto, la leyenda hirámica se basa en la pérdida de la pronunciación del nombre de Dios, YHVH. El mismo tema se encuentra en las tradiciones cabalísticas zohárica y cristiana. Podríamos hablar de una coincidencia, aunque extraña, si no tuviéramos conocimiento de dos factores importantes. Por una parte, la leyenda de Hiram es la leyenda central, la más importante, de sistema iniciático masónico. Es pues poco probable que haya sido escogida arbitrariamente. Al contrario, las primeras versiones de la leyenda muestran que se basaba en un tema iniciático que permitía identificar al candidato con Dios a través de Hiram. Este elemento nos conduce al segundo factor, la experiencia cabalística de Dios. Puesto que la iniciación al grado de Maestro no era puramente moralista sino más bien iniciática, en el sentido propio de la palabra, ésta persigue el mismo objetivo que la cábala, es decir la unio mystica (27). En resumen, he aquí los componentes que se encuentran tanto en la leyenda hirámica como en las tradiciones cabalísticas:

La búsqueda del conocimiento perdido de la pronunciación de un nombre

Este nombre es YHVH en las dos tradiciones

Las dos tradiciones hacen una relación entre este nombre y el Templo de Salomón

Las dos tradiciones incluyen el concepto de la Unio Mystica

Hay sin embargo un hecho en flagrante contradicción con esto:

¿Por qué no fue adoptada la palabra YHSVH como nueva Palabra de Maestro?

Pese a este hecho desconcertante, pensamos que las similitudes entre las dos tradiciones son tan importantes que podemos afirmar sin riesgo que la cábala aparece como uno de los factores en el origen de la leyenda de Hiram.


Cahiers du Gremme nº 1 (Franc-Maçonerie: esoterisme et theatralité)


NOTAS:



1 - Sobre la elaboración del sistema de tres grados, cf. Vibert, L., “The Development of de Trigradal System” y “The Evolution of the Second Degree”, in Carr, H., The Collected “Prestonian Lectures” 1925-1960, Londres, 1967.

2 - EMC, pag. 171.

3 - El probablemente más virulento ataque a la personalidad de Prichard se encuentra en The Perjur’d Free Mason Detected, prublicado en 1730. Dicho texto contiene una entrevista ficticia a Prichard en forma de catecismo, en el que éste es denunciado de forma explícita.

4 - Es de destacar que la divinidad egipcia Harpocrátes es especialmente mencionada. Figura de manera importante en los ulteriores rituales masónicos. Cf. EMC, pag. 216.

5 - EMC, pag. 219.

6 - EMC, pag. 218.

7 - EMC, pgs. 97-98.

8 - La leyenda de Hiram es mencionada en el segundo Book of Constitutions de Anderson publicado en 1738, y en el trabajo de 1730 antes mencionado, Masonry Dissected. Se hace también alusión a la leyenda en un anuncio de un periódico londinense en 1726. Cf. Covey-Crump, W.W., The Hiramic Tradition, Londres, 1934, pag. 4.

9 - EMC, pag. 48.

10 - EMC, pgs. 72-73.

11 - EMC, pag. 93.

12 - “El hecho de pronunciar Yahweh por yhwh es una convención adoptada por los especialistas. Los manuscritos bíblicos hebreos fueron escritos en consonantes hasta una época relativamente reciente. La pronunciación de las palabras era transmitida por tradición oral. El Tetragramaton no se pronunciaba en absoluto; en su lugar se enunciaba la palabra âdonây, “mi Señor”; se sustituía por elôhim, “Dios”, en el caso de combinación de las palabras âdonây yhwh (305 veces; por ejemplo. Gen. 15,2). Mientras que las consonantes permanecían, la pronunciación original acabó por perderse”. Cf. The Anchor Bible Dictionary, New York, Bantam Doubleday Dell, 1992, vol. VI, pag. 1011.

13 - Waite, A.E., A New Encyclopaedia of Freemasonry, Londres, 1921, Vol. I, pag. 418.

14 - Gilbert, R.A., A.E. Waite: Magician of many parts, Wellingborough, Aquarian Press, 1987, pag. 12.

15 - Waite, A.E., The Secret Tradition in Freemasonry, Londres, Rebmann Limited, 1911, vol. I, pgs. 39-40.

16 - En efecto, para Waite, esto no solo se aplicaba a la tradición masónica, pues creía firmemente que “todas las tradiciones místicas y herméticas, de la alquimia a la cábala de los hebreos, y hasta la búsqueda del Santo Grial, contenían verdaderos caminos aptos para la búsqueda de la unión mística con Dios; y Dios, para Waite, era inmanente más que trascendente”. Cf. Gilbert, R.A., op.cit., pag. 14.

17 - “Es pues evidente que en masonería la palabra es el Cristo, al igual que el descubrimiento de la palabra es también el descubrimiento del Cristo. En su significación preliminar, la pérdida de la Palabra significa la muerte del Cristo. Los tres asesinos son el mundo, la carne y el diablo, utilizando los términos técnicos y convencionales. El Maestro de obra que erigió la Mansión de la Doctrina Cristiana es el Cristo mismo. Desde otro punto de vista, los malhechores eran Pilatos, Herodes y Caifás”. Cf. Waite, A.E., op. cit., vol I, pag. 424.

18 - Deriva del hebreo yêhosua, que significa “YHWH es salvación” o “YHWH salva/ha salvado”. The Anchor Bible Dictionary, op.cit., vol III, pag. 773. Ver también el ritual de “Adeptus Minor” de la Golden Dawn, The Fellowship of the Rosy Cross de Waite, en el que el nombre es pronunciado ritualmente por los tres oficiales principales. Cf. Waite, A.E., The Pontifical Ceremony of the Admission to the Grade of Adeptus Minor, 1917, pag. 11.

 19 - Zika, C., “Reuchlin’s De verbo Mirifico and the Magic Debate of the Late Fifteenth Century”, in Journal of the Warburg and Coutauld Institutes, vol. 39, 1976, pag. 107.

 20 - Idel, M., “Introduction” in Reuchlin, J., On the Art of the Kabbalah, Lincoln/ Londres, University of Nebraska Press, 1993, p. XXI.

 21 - Snock, J.A.M., “The Evolution of the Hiramic Legend”, in Symboles et Mythes dans les mouvements iniatiques et ésotériques (XVII ͤ- XX ͤ SIÈCLES): Filiations et emprunts, Milan, Archè, “ARIES”, 1999, pgs. 59-92; y “On the Creation of Masonic Degrees” in Faivre, A., Hanegraa, W.J. (eds), Western Esotericism and the Science of Religion, Leuven, Peeters, 1998, pgs. 145-90.

22 - Snoek, J.A.M., art. cit., pag. 62.

23 - «la forma “Jehovah” resulta de la lectura de las consonantes del Tetragramaton con las vocales de la palabra de sustitución Adonai. La difusión de esta forma se atribuye habitualmente a Petrus Galatinus, confesor del Papa León X, quien, en 1518 a.d., transliteró los cuatro caracteres hebreos y los caracteres latinos jhvh con las vocales de Adonai, creando la forma artificial “Jehovah”».The Anchor Bible Dictionary, op. cit., vol. VI, pag. 1011.

24  - Snoek, J.A.M., art. Cit., pgs 72 y 85.

25 - Ibid., pag. 79.

26 - Moshe Idel demostró que la unión mística con Dios es una parte intrínseca de la Cábala, contrariamente a lo que pretendía Gershom Sholem: “ (…) Propongo otra concepción de la expresión unió mystica en la cábala: las descripciones de la únión, lejos de estar ausentes, se repiten en la literatura cabalística con tanta frecuencia como  en los escritos místicos no judíos, y en las imágenes utilizadas por los cabalistas abundan las formas más extremas de otros tipos de misticismo”, Idel, M., Kabbalah: New Perspectives, New Haven, 1988, pag. 60.

27 - Según Snoek, las iniciaciones pueden subdividirse en iniciaciones sensu stricto y sensu lato, según que culminen o no en una confrontación y/o identificación con un ser divino, cf. Snoek, J.A.M., Initiations, Pijnacker, Dutch Efficiency Bureau, 1987, p. VIII.