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lunes, 25 de febrero de 2013

EL CONTRA-IMPERIO: MUNDIALIZACIÓN Y CYBERNÉTICA(*), por Patrick Geay (**)

“Porque tus mercaderes eran los príncipes de la tierra, y tus sortilegios han engañado a todas las naciones”

Apocalipsis de Juan 18: 23

Por sorprendente que pudiera parecer, el hecho de que R. Guénon haya evocado al final del Reino de la Cantidad (Cap. XXXIX) el advenimiento próximo de una parodia “contra-iniciática” del Santo Imperio, no ha suscitado casi comentarios, al menos que sepamos. Hay que decir que, después de este punto, la noción de “contra-iniciación” fue deshonrada por los “guenonianos” mismos, tanto que es dificil de utilizar. No hay duda, sin embargo que, en el espíritu de Guénon, aquella coincidia, en una perspectiva escatológica perfectamente tradicional, con las “potencias de las tinieblas” que, bajo la égida del Anticristo, deben instalar en nuestro mundo su reino provisional. En este mismo capítulo, Guénon citaba entonces un tratado de San Hipólito sobre el asunto (1); evocaba también “al jefe de los awliyâ esh-Shaytân” (2) o “santos de Satán”, expresión coránica (3) que designa una contra-jerarquía espiritual presidida por el Dajjâl (el Impostor), reflejo invertido (4) de la jerarquía iniciàtica suprema (5). Esto no impidió que la visión de Guénon fuera claramente asimilada a un “conspiracionismo” (6), lo que hoy en dia tiene directamente por efecto situar ese capítulo de su obra en el campo bastante mal frecuentado de los teóricos del complot, de los que a menudo se mofan, no sin razón, los historiadores profesionales. Pero eso es olvidar que detrás de los pseudo-complots de los que era consciente Guénon, como el de los Protocolos de los sabios de Sión de los que ha hablado ocasionalmente (7), existen realmente auténticos complots. Puede pensarse, en este sentido, que practicamente toda la literatura conspiracionista que, desde Barruel, se ha diversificado mucho, no sirve más que para enmascarar la verdadera realidad asociando, más o menos conscientemente, observaciones válidas sobre la existencia de tal organización a falsas o delirantes interpretaciones haciendo casi imposible el enfoque de estas cuestiones. 

sábado, 2 de febrero de 2013

NOTA SOBRE EL SHIVAISMO CACHEMIR Y EL BRAHMANISMO (1), por David Dubois (2)

La ausencia de todo precepto moral en las obras atribuidas a Abhinavagupta habrá sorprendido sin duda a más de un lector. Más aún, no hay una simple ausencia sino más bien una crítica de las morales brahmánicas y tántricas.
En el 4º capítulo de “La luz de los Tantras” (Tantraloka) en particular, ofrece un desarrollo dialéctico sobre este punto de un vasto alcance práctico. Su conclusión es que las reglas no son ni una ayuda ni un obstáculo. De hecho, uno puede prescindir de ellas tal como lo aconsejan ciertas tradiciones tántricas no-dualistas, pero también se pueden admitir sin prejuicio ninguno. Tal fue, por otro lado, la elección de Abhinavagupta que residía entre sus discípulos revestido de los atributos de Shiva (granos de rudrâksha, ceniza, rosario, etc...). Incluso en su comentario al Canto del Bienaventurado (Bhagavad Gîta, del que acaba de aparecer una nueva edición en la editorial GF) él afirma que la moral brahmánica es falsa en teoría, pero a la que uno se debe conformar en la práctica: ”Los adeptos perfectamente realizados no se dicen “sirviendo a un brahman acumularé mérito”. Ellos no creen en las virtudes purificadoras de la vaca, ni que poseer un elefante les enriquecerá, etc... A sus ojos, el perro no es un animal impuro. Para ellos incluso el “intocable” (la casta de los chandalas o parias, los sin casta) no es impuro ni un pecador. Ellos miran a todas las criaturas con una misma mirada. Sin embargo, ellos no actúan así en la vida cotidiana (na tv vyavaharanti)”. (ad V, 19)