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martes, 14 de diciembre de 2010

OCHO ESTANCIAS SOBRE EL INCOMPARABLE, de Abhinavagupta

1.- Aquí ninguna necesidad de progreso espiritual, ni de contemplación, ni de habilidad dialéctica, ni de investigaciones; ninguna necesidad de meditar, ni de concentrarse, ni de ejercitarse en farfullar oraciones. ¿Dime cual es la Realidad última absolutamente cierta?  Escucha esto: no tomes ni dejes (no vayas en busca de nada ni abandones tus obligaciones), y tal como eres, disfruta felizmente de todo.     
2.- Desde el punto de vista de la Realidad absoluta, no hay transmigración. ¿Cómo se habla entonces de obstáculos en relación a los seres vivientes? Ya que el ser libre nunca ha tenido trabas, intentar liberarlo es vano. No hay más que la ilusión  de la sombra imaginaria de un demonio, una cuerda confundida con una serpiente que produce una confusión sin fundamento. No dejes nada, no tomes nada, bien establecido en tí mismo, tal como eres, pasa el tiempo agradablemente.
3.- En lo Inexpresable (en la Suprema Realidad sin segundo), ¿qué discurso podría haber y qué vía diferenciaría adorado, adorante y adoración? En verdad ¿cómo y para quién un progreso espiritual podría producirse, o aún quién penetraria por etapas en el Sí? ¡Oh maravilla!, esta ilusión, aunque diferenciada, no es otra que la Consciencia-sin-segundo. ¡Ah! Todo es esencia muy pura constatada por sí misma. Así pues, no te preocupes inutilmente.
4.- Esta felicidad no es como la ebriedad del vino o de las riquezas, ni incluso parecida a la unión con la amada. La aparición de la Luz consciente no es como un haz de luz que esparce una lámpara, el sol o la luna. Cuando uno se libera de las diferenciaciones acumuladas, el estado de felicidad (adquirido) es una alegria comparable a dejar un fardo en el suelo; la aparición de la Luz es la adquisición de un tesoro olvidado: el dominio de la no-dualidad universal.
5.- Atracción y repulsión, placer y dolor, elevarse y menguar, infatuarse y deprimirse, etc... todos estos estados de participación en las formas del universo se manifiestan como diversificados, pero en su naturaleza (profunda) ellos no son distintos. Cada vez que asumes la particularidad de uno de esos estados, atento incluso a la naturaleza de la Consciencia como idéntica a él, ¿por qué lleno de esta contemplación no te alegras?
6.-La eficacia de lo que existe actualmente no existía antes; de manera súbita, en efecto, surgen todas las cosas en este mundo. ¿Qué realidad pueden pretender así, turbadas por la confusión deformante del estado intermedio (1) ¿Qué realidad hay en lo irreal, en lo inestable, en lo falsificado, en un amontonamiento de apariencias, en el error de un sueño? Permanece más allá de la imperfección propia de las angustias de la duda y despierta. 
7.-  Lo no nacido no puede estar sujeto a la marea de las existencias objetivas; éstas no se manifiestan más que al ser experimentadas por tí. Aunque privadas por naturaleza de realidad, en un instante, por la falta de un error de percepción, ellas toman parte de lo real.  Así brota de tu imaginación la grandeza de este universo, ya que no existe otra causa de su aparición. Es porque, por tu propia gloria, tu resplandeces en todos los mundos y, aunque único, tú eres la esencia de lo múltiple.
8.- Cuando surge la Consciencia en tanto que contacto inmediato directo con el sí-mismo, entonces lo real y lo irreal, lo poco y lo abundante, lo eterno y lo transitorio, lo polucionado por la ilusión y lo que es la pureza del Sí, aparecen radiantes en el espejo de la Consciencia. Habiendo reconocido todo eso a la luz de la esencia, tú cuyo esplendor está fundado en tu experiencia íntima, disfruta de tu poder universal. 


*.- Este texto es una de la estancias de los Himnos de Abhinavagupta. No disponemos ahora de otra versión que la del libro Hymnes de Abhinavagupta traducidos del sanscrito al inglés por Lilian Silburn, Collége de France, Institut de Civilisation Indienne, Editions de Boccard, París 1986. 
Algunos maestros contemporáneos del Shivaismo Cachemir no aprueban sin reservas esta traducción, sobretodo proveniendo de académicos que no han recibido una transmisión directa de esta tradición. Aunque la autora mantuvo contactos directos con representantes del shivaismo cachemir, su estilo, poco riguroso según algunos especialistas, también esta marcado por el caracter bastante heterodoxo de sus diferentes preferencias espirituales. Dios mediante, dispondremos proximamente de traducciones cotejadas y aprobadas por representantes directos del advaita shaiva cachemir.

**.- Abhinavagupta 950 d. C. – 1020 d. C. Uno de los más importantes exponentes del Shivaismo Cachemir no-dual, llamado Triká. Reformador de la línea iniciàtica de Vasugupta,  Utpaladeva, Somananda...(para la era de Kali), de enorme influencia posterior en los Tantras, más conocido en India que Shankaracarya. Poeta, teórico del arte, la danza, el teatro (no-dual), crítico literario y maestro de gran influencia en su tiempo y hasta hoy en día, con una hagiografia densa de eventos espirituales. Sus obras más conocidas (35 se calculan) son el Paramarthasara y el Tantraloka, donde sintetiza lo más esencial de esta vía, tan poco conocida en Occidente y tan reconocida en cambio en India, una tradición prehistórica muy anterior a los Vedas (heredera directa se dice de la Edad de Oro) con la que se mezcló en algunas ramas, pero diferenciándose en algunos puntos importantes, una metafísica rigurosamente no-dualista y liberadora, que no establece distinciones separativas entre creador y criatura, ni discontinuidad alguna entre inmanencia y trascendencia, en la cual el Supremo Paramashiva no es estático, vacío o inerte (un “motor inmovil”), sino la plenitud inefable misma de su ilimitada libertad. 

1.- La autora comenta este punto: “Este estado intermediario se refiere al segundo momento de toda percepción o actividad. En el primer momento no hay ningún pensamiento, solamente un puro estado luminoso en el cual el objeto percibido resplandece en su naturaleza verdadera, la certeza del Yo verdadero. En un segundo momento, en la plenitud original aparece una separación por la cual se delimita el objeto en relación a todo lo que no es él. En un tercer momento, el objeto es percibido en tanto que plenamente diferenciado, con todas sus características: es la percepción ordinaria del estado de vigilia. “   

 (traducción y comentarios la Redacción)